Después de una sesión intensa podemos aprovechar los últimos minutos antes de irnos a casa para optimizar la oxidación de la grasa que hemos liberado con el entrenamiento. Caminar en una cinta de correr con cierta inclinación nos servirá para ir volviendo a la calma, mientras toda esa grasa que ha salido de la célula se oxida en la mitocondria. Te contamos a continuación por qué es importante caminar al final de la sesión para eliminar la grasa, especialmente si tenemos un porcentaje graso bajo.
La pérdida de grasa pasa por tres fases
Fase 1: liberación de la grasa fuera de la célula
El primer paso para poder eliminar la grasa es sacarla fuera de la célula donde se encuentra almacenada en forma de triglicéridos (un glicerol y tres ácidos grasos). Cuando realizamos actividad física se produce la ruptura del glicerol y los ácidos grasos y se expulsan fuera de la célula para ser utilizados como energía.
Fase 2: transporte de los ácidos grasos para oxidarse
Una vez la grasa sale de la célula necesita llegar a un lugar donde oxidarse: la mitocondria. Aquí es donde comienza a tomar importancia el hecho de finalizar nuestra sesión de entrenamiento intenso caminando en una cinta con cierta inclinación.
El objetivo es acelerar el flujo sanguíneo, vehículo que transporta la grasa hacia su lugar de oxidación. Al caminar en una cinta dándole cierta intensidad con una inclinación de un 5% – 15% de pendiente haremos que esa sangre fluya y facilite que esos ácidos grasos lleguen a la mitocondria para oxidarse.
Fase 3: oxidación como parte final del proceso
Una vez que la grasa se ha liberado de la célula, ha viajado por el torrente sanguíneo y ha llegado a la mitocondria se produce el último paso: la oxidación. Esa grasa liberada se utiliza para obtener energía mientras caminamos. Si cualquiera de estos tres pasos falla, la grasa no se oxidará.
Caminar durante 20 minutos al final de la sesión nos ayudará a quemar más grasa
Después de una sesión intensa de entrenamiento de fuerza o de alta intensidad se produce liberación de ácidos grasos de la célula (el primer paso de los tres anteriores), pero deben cumplirse también los dos siguientes.
Caminar durante unos 15 – 20 minutos con una inclinación de un 5% – 15% ayudará a que se de el transporte por el torrente sanguíneo y su posterior oxidación. Esta caminata es especialmente interesante para esa grasa terca que es la última en irse, ya que es donde menos flujo sanguíneo tenemos y por ello, de donde más fácil es eliminarla.
Lo importante no es la cantidad de calorías de la caminata
Una vez comprendido el proceso de liberación, transporte y oxidación de la grasa, podemos ver como la caminata no se realiza para gastar más energía, que también nos ayuda a ello. Caminar al final del entrenamiento va enfocado más a quemar esa grasa que hemos liberado con el entrenamiento, y que de otra forma sería más difícil de oxidar.
Además, caminar después del entrenamiento nos sirve también como inicio de vuelta a la calma, ya que una caminata ligera con algo de inclinación no será tan demandante como el entrenamiento en sí. Puedes aprovechar también la vuelta a casa para hacerlo con una caminata ligera, aunque aquí perderemos el control de la inclinación de la cinta de correr.
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