El
uso
de
imágenes
por
satélite
es
habitual
en
las
operaciones
del
ejército
o
en
los
gobiernos,
como
lo
que
le
ocurrió
a
un
ciudadano
francés:
descubrieron
su
piscina
analizando
las
fotos
por
satélite.
Y
nos
surgió
una
pregunta:
¿podríamos
hacer
lo
mismo
usando
apps
como
Google
Maps
o
Earth?
Lo
cierto
es
que
sí,
aunque
con
muchos
matices.
Actualmente
estamos
acostumbrados
a
saber
cómo
es
un
sitio
a
base
de
abrir
nuestro
Google
Maps
y
pulsar
en
la
capa
de
satélite
(también
en
Street
View).
Las
imágenes
captadas
desde
el
espacio
permiten
visitar
casi
cualquier
parte
del
globo
con
una
facilidad
y
realismo
que
no
habríamos
imaginado
hace
treinta
años.
Encima
gratis,
que
también
hay
que
valorarlo,
porque
un
satélite
implica
una
inversión
de
cientos
de
millones.
Tener
una
cámara
aérea
está
a
unas
pulsaciones
de
distancia.
Si
no
buscas
una
zona
clasificada,
tendrás
una
imagen
por
satélite
Empresas
como
Google
incluyen
en
sus
aplicaciones
de
cartografía
imágenes
obtenidas
por
satélite
y
unidas
entre
sí
de
manera
precisa
para
cuadrar
tanto
los
planos
como
las
fotos
aéreas
(excepto
en
China,
claro).
Esto
permite
viajar
a
cualquier
parte
sin
levantarnos
de
la
silla.
Y
«espiar»
cualquier
casa
como
si
fuéramos
un
James
Bond
de
baratillo.
Podríamos
pensar
que,
si
un
gobierno
tiene
acceso
a
imágenes
por
satélite
para
vigilar
a
sus
ciudadanos,
¿por
qué
no
podemos
hacer
nosotros
lo
mismo
si
hay
apps
que
ofrecen
esa
información?
A
grandes
rasgos
el
paralelismo
existe,
no
en
vano
en
ambos
casos
se
utilizan
imágenes
cenitales
obtenidas
por
un
satélite
que
orbita
la
Tierra.
Aunque
hay
dos
diferencias
clave:
-
La
definición
de
la
imagen.
Las
aplicaciones
civiles
no
ofrecen
imágenes
por
satélite
de
excesiva
resolución.
Sí,
seguramente
podamos
detectar
la
piscina
que
extiende
un
vecino
si
ésta
es
muy
grande,
pero
no
si
la
construcción
es
de
reducidas
dimensiones. -
La
actualidad
de
las
imágenes.
Un
gobierno
tiene
acceso
a
imágenes
en
tiempo
real
(o
casi,
dependerá
de
cuándo
pase
el
satélite
por
la
zona
de
vigilancia),
en
una
aplicación
para
móviles
dichas
imágenes
pueden
tardar
años
en
actualizarse.
Sí,
podríamos
comprobar
si
nuestro
vecino
se
ha
hecho
una
piscina
y
la
ha
llenado
a
pesar
de
las
restricciones
de
agua.
Incluso
podríamos
saber
si
aparca
el
coche
delante
de
la
puerta
cuando
no
estamos.
Pero
tendría
que
darse
la
casualidad
de
que
la
imagen
mostrada
por
la
aplicación
coincidiera
con
la
fecha
en
la
que
se
produjeron
los
hechos.
Empresas
como
Google
utilizan
una
combinación
de
proveedores
para
mapear
por
satélite
toda
la
Tierra,
resulta
casi
imposible
escapar
de
su
ojo
de
Gran
Hermano.
Y
decimos
casi
porque
existen
zonas
donde
los
mapas
por
satélite
se
difuminan,
áreas
clasificadas
a
las
que
resulta
imposible
acceder
desde
Google
Maps
(instalaciones
militares,
prisiones,
infraestructuras
críticas…).
Si
no
vivimos
en
una
de
esas
áreas
«secretas»,
nuestra
casa
será
accesible
por
cualquiera
que
abre
la
vista
de
satélite.
La
frecuencia
de
actualización
es
la
clave
De
poco
sirve
una
imagen
por
satélite
tomada
hace
siete
años,
por
ejemplo,
al
menos
si
lo
que
queremos
es
ver
algo
reciente.
Aunque
no
existe
una
frecuencia
homogénea
de
actualización:
dependiendo
del
área
del
mapa,
Google
refresca
las
imágenes
por
satélite
cada
pocas
semanas,
meses
o
años.
En
las
zonas
más
pobladas
la
frecuencia
de
actualización
es
mayor,
éstas
son
más
fiables
a
la
hora
de
visibilizar
cambios
en
superficie.
Sí
resulta
posible
obtener
imágenes
por
satélite
recientes,
actualizadas
y
de
alta
resolución.
Pasando
por
caja
¿Cómo
obtienen
los
gobiernos
su
cartografía
satelital?
Igual
que
Google,
acudiendo
a
las
empresas
que
poseen
satélites
y
que
distribuyen
el
contenido
capturado.
Y
también
podemos
hacerlo
nosotros:
por
ejemplo,
Airbus
dispone
de
una
constelación
de
satélites
propia
que
vende
imágenes
a
gobiernos,
empresas
y
particulares.
Incluso
nosotros
mismos
podríamos
obtenerlas;
con
alta
resolución
de
hasta
30
cm.
Sería
difícil
encontrar
una
piscina
construida
recientemente
a
través
de
Google
Maps
o
Google
Earth,
todo
depende
de
si
vivimos
en
un
área
donde
Google
actualice
con
cierta
frecuencia
y
que
el
refresco
de
las
imágenes
por
satélite
sea
lo
bastante
reciente.
Aunque
esa
misma
piscina
seguro
que
no
puede
escapar
de
un
gobierno
que
busca
defraudadores
del
catastro.
Imagen
de
portada
|
Iván
Linares
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