Estados Unidos parece empeñada en romper sus monopolios. Y tiene una víctima obvia entre ceja y ceja: Google

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La
ofensiva
judicial
y
regulatoria
de
Estados
Unidos
contra
Google
marca
un
nuevo
punto
de
inflexión
entre
ese
país
y
sus
grandes
tecnológicas.
El
Departamento
de
Justicia
no
solo
busca
medidas
simbólicas,
y
aquí
persigue
reconfigurar
las
reglas
del
juego,
convirtiendo
a
Google
en
su
principal
objetivo
y
en
un
ejemplo
para
el
resto
del
sector.


El
círculo
vicioso
de
Google
.
Como
señalan
en
The
Verge,
David
Dahlquist,
abogado
del
DoJ,
mostraba
en
su
exposición
de
los
hechos
cómo
Google
se
beneficiaba
de
su «círculo
vicioso».
Paga
miles
de
millones
de
dólares
para
ser
el
buscador
por
defecto
en
prácticamente
todas
partes.
Eso
la
lleva
a
recibir
más
peticiones
de
búsqueda,
a
tener
más
datos,
a
mejorar
sus
resultados,
a
ganar
más
dinero
y
al
final
a
permitir
pagar
más
dinero
para
aumentar
aún
más
esa
posición
de
privilegio.


Amenazas
para
Google
.
Para
el
DoJ
eso
es
una
pesadilla,
y
en
el
juicio
antimonopolio
contra
Google
se
verá
si
esos
argumentos
tienen
o
no
consecuencias
para
la
empresa.
De
momento
el
gobierno
está
pidiendo
tres
cosas
importantes
que
podrían
impactar
de
forma
radical
en
el
negocio
de
Google.


Nada
de
acuerdos
para
colocar
a
Google
por
defecto
.
La
primera
petición
del
DoJ
es
la
de
evitar
que
Google
llegue
a
esos
acuerdos
para
situar
su
buscador
como
opción
por
defecto.
El
ejemplo
claro
de
esos
acuerdos
es
el
que
tiene
con
Apple,
a
la
que
supuestamente
paga

del
orden
de
20.000
millones
de
dólares
al
año

para
que
todos
los
iPhone,
iPad
o
Mac
lo
tengan
como
motor
de
búsqueda
por
defecto
en
Safari.
Eso

convertiría
a
Apple
en
víctima
colateral

de
este
caso
de
monopolio.


Vender
Chrome
.
También
se
baraja
obligar
a
Google
a
que
se
deshaga
de
su
navegador,
Chrome,
y
lo
venda.
Según
Dahlquist
esta
aplicación
representa
el
35%
de
las
peticiones
de
búsqueda
y
tiene
4.000
millones
de
usuarios
estimados.
Google
afirma
que
no
es
un
negocio
en

mismo,
pero
de
ponerse
a
la
venta,
sería
un
objetivo
claro
para
otras
empresas.

OpenAI
ya
ha
mostrado
su
interés
,
por
ejemplo,
y

no
ha
sido
la
única
.
Los
responsables
de
DuckDuckGo
aseguran
que
el
valor
de
Chrome

podría
rondar

los
50.000
millones
de
dólares.


Licenciar
datos
.
La
tercera
y
última
petición
es
especialmente
delicada:
obligaría
a
Google
a
licenciar
todos
sus
datos
de
búsqueda,
desde
su
índice
de
búsqueda
a
sus
resultados.
Eso
permitiría
a
cualquiera
utilizarlos
para «construirse
su
propio
buscador»,
una
especie
de
fork
de
Google.
Uno
de
los
abogados
de
Google,
John
Schmidtlein,
explicaba
que
eso
permitiría
que
cualquiera
pudiera «cortar
y
pegar
los
resultados
de
búsqueda
de
Google
y
mostrarlos
como
si
fueran
tuyos».
Este
abogado
también
avisaba
de
que
eso
también
podría
afectar
a
la
privacidad
y
seguridad
de
los
usuarios.


Ceder
el
trabajo
de
años
.
Eso
supondría
que
Google
tendría
que
ceder
(poniendo
a
la
venta)
esos
datos,
lo
que
puede
verse
como
algo
injusto:
llevan
un
cuarto
de
siglo
rastreando
y
organizando
la
información
de
la
web,
¿y
ahora
tienen
que
licenciar
ese
trabajo?
 Eso
abriría
las
puertas
a
una
competencia
brutal
con
empresas
que
podrían
aprovechar
todo
ese
conocimiento
filtrado
pagando
por
él.


Marco
histórico
.
Aunque
la
Unión
Europea
ha
sido
la
tradicional
némesis
de
las
Big
Tech
norteamericanas,
Estados
Unidos
también
ha
vigilado
muy
de
cerca
a
sus
grandes
empresas.

Desmanteló

la
Standard
Oil
en
1911
e
intentó
hacer
lo
mismo
con
Microsoft

hace
dos
décadas
.
Elizabeth
Warren,
senadora
que
fue

candidata
presidencial

en
2020,
lleva
tiempo

abogando

por

romper
en
pedazos

a
las
grandes
empresas
tecnológicas
americanas
y
convirtió
aquello
en
parte
de
su
campaña
presidencial.
Hizo
referencia
explícita
a
Amazon,
Google
y
Facebook.


Los
tribunales,
parapeto
de
las
presiones
.
Mientras
que
en
los
ámbitos
regulatorios
o
legislativos
los
lobby
—grupos
de
presión
corporativa—
de
las
Big
Tech
pueden
ejercer
su
influencia
de
forma
más
clara,
la
cosa
cambia
en
el
terreno
judicial,
menos
permeable
a
dichas
presiones.
En
el
caso
de
Google,
el
DoJ
incluso
propone
la
creación
de
un
comité
técnico
que
supervise
el
cumplimiento
de
las
decisiones
que
tome,
lo
que
limitaría
aún
más
la
capacidad
de
la
empresa
para
sortear
las
restricciones.

En
Xataka
|

Joshua
Hoehne

|

Alex
Dudar

En
Xataka
|

Desesperada
por
competir
con
ChatGPT,
Google
tiene
un
plan
para
que
Gemini
esté
en
todos
lados:
tirar
de
billetera