Todos coincidiremos que lo peor de la hora de la cena es que llegamos a ella, habitualmente, cansados y con pocas ganas de calentarnos la cabeza. Para esos casos no hay nada como tirar de comodín, de recetas que sabemos que no fallan y que además podemos casi preparar sobre la marcha, aprovechando lo que tengamos por la nevera.
Siguiendo esta idea, una de nuestras cenas preferidas en casa son las frittatas, muy nutritivas y saciantes sin ser pesadas, súperfáciles y rápidas de hacer y que se pueden cocinar solo al fuego o terminar en el horno, casi sin mover un dedo. La receta de frittata mediterránea con ricotta y pesto es ideal como base, pues admite muchísimas variaciones según nos apetezca o las necesidades que tengamos.
Si seguimos las indicaciones al pie de la letra, veremos que esta especie de tortilla a la italiana lleva un poco de quinoa para que sea más nutritiva y saciante; podemos aprovechar sobras de la misma, o de otro grano que nos haya quedado en la nevera ya cocido: arroz, cuscús, mijo, cebada, trigo en grano, etc. Y si no nos apetece, pues no se lo añadimos y listo.
La hortaliza protagonista en este caso son tomatitos, siempre sabrosos todo el año; podemos combinar diferentes tipos de cherrys o usar tomates de calidad en temporada, agregar tomates secos en aceite o combinarnos o sustituirlos por calabacín, berenjena, pimiento asado, espárragos verdes, unos champiñones o setas, etc. Y el toque final de sabor lo ponen la salsa pesto y el queso ricotta con los que, de nuevo, podemos recurrir a sobras, o usar en su lugar salsa de tomate, requesón, queso feta…
Si no tenemos albahaca fresca pues no pasa nada, aderezamos con perejil, tomillo, orégano o romero, o simplemente echamos mano del especiero con hierbas secas. La mezcla provenzal siempre funciona bien en estos casos.
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