Cuando una serie de películas se vuelven tan exitosas de manera consistente, es que algo ofrece que conecta de sobremanera con el público. Algo, sea más o menos «válido» para ciertos cinéfilos de batín y monóculo que tienen preparada la pulla lista para la última superproducción de estreno. A veces, igual vale la pena indagar en qué es ese algo, porque te lleva a una apreciación que, al final, tiende a ser beneficioso para cualquier cine que uno decida ver.
No seré yo quien venga a defender la franquicia de Transformers como algo infalible y consistente, o negar que igual las producciones que Michael Bay iba haciendo entre medias terminaban siendo mucho más interesantes. Pero eso no quiere decir que algunas de ellas no tengan hallazgos la mar de divertidos, como es el caso de la mejor de todas ellas, ‘Transformers: El lado oscuro de la Luna‘.
Diversión gigante
Siguiendo a una aceptable entrega inicial y una secuela menos lucida, la tercera entrega de esta saga basada en los juguetes de Hasbro cuenta con las virtudes del cine de Bay mejor aplicadas que nunca y también tienen sus propios defectos intrínsecos (que los hay) reducidas a un mínimo que no resulta irritante. Es tan fabulosa que incluso vale la pena recomendarla sin mirar ninguna otra antes de que deje de estar en Netflix tras el próximo 31 de octubre (aunque seguirá disponible en Amazon Prime Video y en HBO Max).
Porque tiene una sencillez en su historia que muchos han usado como arma arrojadiza contra todas las películas, pero al mismo tiempo facilita entrar en ellas sin pensar en todos los deberes que hay que hacer para saber quiénes son estos personajes o el conflicto mayúsculo que tienen Autobots y Decepticons. Conforme avanza la película lo vas pillando al vuelo, y te introduce en todo lo bastante bien para que puedas preocuparte de lo importante.
En este caso, lo importante es la acción. El gran problema de las superproducciones modernas no es el abuso de efectos digitales, sino el no saber implementarlos con mínimo gusto o idea. A Bay no siempre le ha salido superar el barullo de chatarra computerizada, pero en ‘Transformers: El lado oscuro de la Luna’ consigue que le salga siempre dejando algunas de las mejores y más épicas escenas de combate y explosiones de toda la saga.
‘Transformers: El lado oscuro de la Luna’: no seas pinfloid y disfruta
Pero no se acaba todo en la acción. A pesar de dos horas y media de metraje para una historia que se puede argumentar que no da para tanto, Bay sabe rellenar huecos entre secuencias magnánimas con su buen sentido del humor, que cataliza a través de actores de carácter. Una de las cosas más divertidas de una peli de Transformers es cuando te lanza a actores como John Malkovich, Frances McDormand o John Turturro para que hagan las explicaciones de la manera más desquiciada y chanante posible.
¿Que estos actores estarán ahí principalmente para cobrar el cheque y tampoco se lo pasarán tan bien haciéndolo? Es igual, cumplen su objetivo, a pesar de que muchos lo atribuirán a comedia involuntaria. Pero Bay no necesita apreciación o no de sus intenciones, le basta con hacer un despliegue brutal y entretenidísimo que tiene al espectador cautivado. Y teniendo en cuenta que es la más exitosa de la franquicia con más de 1.100 millones recaudados en todo el mundo, claramente ‘Transformers: El lado oscuro de la Luna’ consigue cautivar.