A nivel tecnológico y medioambiental, la tecnología de pila de combustible está en el top entre las soluciones de movilidad alternativa. Las aplicaciones de esta tecnología se van abriendo camino y ha alcanzado un medio de transporte vital: los trenes.
En 2018 los primeros trenes de hidrógeno comenzaron a rodar en fase de pruebas en Alemania. Ahora estas pruebas han terminado con un resultado esperanzador: los trenes de pila de combustible pueden sustituir a los diésel con garantías.
El tren de hidrógeno rumbo a la descarbonización
Las primeras unidades del Coradia iLint fabricado por Alstom empezaron a dar servicio en Baja Sajonia hace dos años como trenes de pasajeros para desplazamientos regionales, sustituyendo las tradicionales, baratas y muy contaminantes locomotoras diésel. Al fin y al cabo, estas líneas son fundamentales para las redes de comunicación en Alemania, y necesitan descarbonizarse.
Después de más de año y medio cubriendo los desplazamientos entre Cuxhaven, Bremerhaven, Bremervoerde y Buxtehude, las dos unidades del Coradia iLint han culminado su fase de pruebas con éxito. En base a los resultados, el gobierno alemán ha anunciado que de aquí a 2022 serán 14 los convoyes ferroviarios de este tipo que se irán implementando para dar relevo a los trenes diésel.
Italia ya ha firmado un convenio con Alstom para incluir estos trenes de hidrógeno en su flota y otros países como Países Bajos, Reino Unido y Francia también están estudiando la viabilidad del sistema. En realidad los Coradia iLint son un proyecto francés, pues Alstom pertenece a la corporación gala TGV, por lo que su implantación en el país vecino es más que previsible.
La gran ventaja de los trenes impulsados por pila de combustible es que pueden ser una alternativa inmediata a las locomotoras que queman gasóleo, pues no requieren la implantación de la infraestructura necesaria para las locomotoras eléctricas. Utilizan hidrógeno para generar electricidad de manera autónoma y sólo emiten vapor de agua.
A nivel técnico la mayor diferencia entre estos trenes de hidrógeno y los diésel es la ausencia prácticamente total de ruido mecánico. Los Coradia iLint tienen una autonomía por cada repostaje de 1.000 km, que es equivalente a sus homólogas de combustión.
El gran handicap de la tecnología de pila de combustible es el precio de adquisición, siendo mucho más caro uno de estos trenes que las locomotoras con tecnología diésel, y además para prevenir que generen contaminación requieren una producción de hidrógeno a través de fuentes renovables.
La producción de hidrógeno requiere una cantidad ingente de energía, y si esa energía no se obtiene a través de producción mediante renovables (eólica, solar, hidráulica…) realmente el hidrógeno como combustible carece de sentido.
Salvando este punto, la versatilidad de la tecnología de hidrógeno junto a una reducción progresiva en los costes de fabricación y la implantación de la infraestructura de producción/abastecimiento, la pila de combustible convertirse en una opción viable para y más que razonable para romper la dependencia con los combustibles fósiles.
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