El partido de Gago

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Fernando Gago volvió a jugar en Boca. Y, durante el partido ante Colón, en su regreso a los campos de juego tras un mes de ausencia -impasse que incluyó rumores de cortocircuitos con Guillermo Barros Schelotto-, exhibió tres cosas: conducción, movilidad y calidad, aunque lejos de la zona de fricción y tuvo algunas imprecisiones.

Gago comenzó el partido ubicado como interior por la derecha. Apenas una excusa de pizarrón: cuando Boca comenzó a jugar, su capitán se movió alternadamente por las dos bandas -cambiando posiciones con Nahitan Nandez– y hasta intentó pararse delante de Julian Chicco, el relevo posicional de Wilmar Barrios. Desde esa ubicación, intentó darle dos cosas a su equipo: profundidad del medio hacia adelante, pero a su vez claridad con los toques y pausas. Le dio calidad al primer pase.

Gago celebra de fondo el gol de Magallán. El capitán participó de la jugada previa (Marcelo Carroll).

Gago celebra de fondo el gol de Magallán. El capitán participó de la jugada previa (Marcelo Carroll).

La intención de Gago fue conducir. No siempre tuvo éxito. Cuando se inclinaba a la derecha, se encargó de buscar con pases largos y verticales a Sebastián Villa (dos veces, ambos demasiado fuertes), pero a su vez también sondeó a Mauro Zárate en otro par de oportunidades, aunque con balones cruzados. Su aporte conceptual fue fundamental para lograr que Boca tuviera circulación en pos de descontracturar una -a priori- ordenada defensa de Colón. Pero Fernando, a su vez, también tuvo participación activa en el primer gol.

¿Cómo? Sí. Gago, primero, buscó a Villa con un toque (demasiado) largo que derivó en un corner. Después, cuando éste se ejecutó, fue el capitán el que quedó como última alternativa frente al arco, forzando otro lanzamiento desde la esquina. La tercera fue la vencida: el gol de Magallán, 1-0 para Boca. Un rato más tarde, a los 22′, participó de la construcción de la jugada que derivó en un mano a mano de Villa, uno que Burian desvió al corner. Si bien no pesó como en otras épocas, sí intentó hacerlo.

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Pero también le tocó sufrir a Gago. Porque cuando se terminaba el primer tiempo, Alan Ruiz le dejó la pierna en un cruce y le generó un raspón a la altura de las costillas, sobre el lado derecho del cuerpo del hombre de Boca. Fue una de las faltas que recibió, el hombre del brazalete: en el segundo tiempo, cuando se adelantó, también ligó de Fritzler… ¿A favor? Defensivamente aportó seis quites.

El abrazo de Gago con Tevez luego del 3-0 redondeó una noche bárbara para el hombre del brazalete. Fue, tal vez, un símbolo de que ambos ídolos están vigentes. Después de un mes (no jugaba desde el 4-2 ante Libertad, en Paraguay, por la Libertadores), Fernando volvió y demostró que puede aportarle cosas al equipo.

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