Los biopics han demostrado ser películas muy interesantes para aquellos actores que quieran ganar un Óscar. Una lista repasando todos los intérpretes que han ganado por dar vida a una persona real sería interminable y dudo que la Academia de Hollywood vaya a dejar de reconocer ese tipo de trabajos.
Will Smith ya jugó esa carta en varias ocasiones, llegando a lograr la nominación por ‘Ali’ y ‘En busca de la felicidad’ -por ‘La verdad duele’ acabó quedándose fuera de los aspirantes-, y ahora contraataca con ‘El método Williams’. Situado a día de hoy como el gran favorito al Óscar, lo cierto es que ofrece una gran interpretación en una película que quizá no sea brillante, pero sí es muy efectiva manejando la historia que cuenta.
El show de Will Smith
Podría decirse que el partido de ‘El método Williams’ se juega a tres sets. El primero es el show de Will Smith, una hora más centrada en que el actor exhiba sus habilidades interpretativas que en cualquier otra cosa. Eso no quiere decir que obvie otros elementos del relato, pero la película nos está contando entonces los esfuerzos para que sus dos hijas cumplan el plan que ha ideado para que arrasen en el mundo del tenis.
El director Reinaldo Marcus Green acompaña esa fase de la película buscando un acabado que uno suele asociar a los dramas de prestigio, desde su trabajo de puesta en escena hasta el sobrio toque visual que aporta la fotografía de Robert Elswit para transportarnos a la época en la que transcurre la historia, pero reduciendo al mínimo los aspectos más cantosos, logrando así cierto toque atemporal que sirva para reforzar el elemento más universal de la historia.
Sí, es la historia del camino al triunfo de Venus y Serena Williams, prestando especial atención al papel que jugó su padre en ello, pero ‘El método Williams’ está contando más que la historia de un éxito histórico, por lo que aposta por un enfoque relajado pero fluido, incluso en momentos de mayor intensidad dramática como cuando el protagonista recibe una paliza.
Y es que los efectismos innecesarios parecen no interesarle demasiado a Green, quien prefiere centrarse más en el dibujo global de la historia, encontrando para ello un gran aliado en Smith, quien sacrifica aquí su tendencia a tirar de carisma para intentar reflejar las complejidades de Richard Williams.
El resto del partido
Una vez zanjado el primer set, comienza un segundo mucho más interesante, donde Smith vuelve a tener una presencia dominante intentando imponer su criterio siempre que surge alguna decisión por el camino. No obstante, lo mejor de ‘El método Williams’ durante esos minutos está en ver la creciente frustración del entrenador encarnado por Jon Bernthal.
El propio fichaje de Bernthal se revela un gran acierto desde el primer momento porque uno siempre está predispuesto a verle explotar por las limitaciones que va marcando el protagonista. De nuevo, el guion firmado por Zach Baylin huye de las grandilocuencias. Su plan, al igual que el de Williams, gustará más o menos -aquí se le podría achacar que se vuelve un poco previsible y que dramáticamente se estanca más allá de esa, por así llamarla, rivalidad entre Bernthal y Williams-, pero es claro y consecuente.
A lo largo de esos dos sets, ‘El método Williams’ también tiene tiempo de sobra para mostrar partidos de tenis para que esa evolución de Venus Williams se refleje en pantalla, y es que la película al final es la historia de su ascenso a la gloria, con el crecimiento de Serena más en un segundo plano. Esto último es lo que da pie al momento más intenso en lo dramático de la película, y eso que surge a través de una simple conversación.
El último set se centra ya en Venus (Saniyya Sidney), y lo hace siguiendo la historia real de tal forma que los espectadores españoles seguro que se llevan una buena sorpresa en pantalla. Es entonces cuando ‘El método Williams’ se centra más en su naturaleza de drama deportivo, pero sabe hacerlo con la emoción necesaria como para que no importe si te dio por refrescar antes lo que sucedió a través de Wikipedia.
En resumidas cuentas
‘El método Williams’ es un buen biopic y también un estimable drama deportivo. Queda la duda de que quizá hubiese funcionado mejor centrando el relato en las hermanas Williams y no en su padre, pero también tengo claro que más temprano que tarde llegará una película centrada en su figura. Esto no deja de ser un interesante aperitivo sobre sus inicios.