El Ipet 142, la primera escuela técnica de Colonia Caroya, ya tiene nombre: es Nicolás Avellaneda.
Surgió de un proceso trabajado con la comunidad educativa y aprobado por el Ministerio de Educación.
Si bien el Decreto llegó en agosto, esta semana se oficializó en la Jornada de Puertas Abiertas el fundamento por el cual esta institución homenajea al ex Presidente de la Nación, que también está reconocido con el nombre de la plaza central de la ciudad.
Sobre Avellaneda.
Nicolás Avellaneda nació en Tucumán en 1837, fue abogado, periodista, político y estadista.
Parte de su formación la realizo en la Universidad Nacional de Córdoba.
También fue alumno del Colegio Monserrat de esta misma ciudad. En 1874 fue elegido Presidente de los Argentinos siendo el presidente más joven que tuvimos.
En 1881 fue rector de la Universidad de Buenos Aires, cargo que ocupó hasta su muerte.
Durante su gestión como rector impulso la “Ley de Universidades” 1885 (que fue un verdadero antecedente a lo que luego será la reforma universitaria 1918)
Junto a Faustino Sarmiento son considerados grandes innovadores para su época. Veían la importancia de la “Educación Popular”. Ambos tenían la intención de crear un polo científico y educativo.
Para Avellaneda la educación popular, era vital para el desarrollo de los pueblos y la consolidación de la democracia. Nicolás tendrá un papel fundamental en la renovación de la educación argentina y llevará a cabo una reorganización de la misma. Entendía que la educación debía ser el cimiento y la base hacia una nación pujante y que miraba hacia el progreso.
Tanto en su rol como Ministro bajo la Presidencia de Sarmiento, como en su función de Presidente le otorgara a la educación un lugar primordial y destacado. Se crearon las escuelas normales, que serán las responsables de formar maestras. Como así también, se instaló y promovió la educación secundaria (triplicando los alumnos que asistían a las escuelas).
Avellaneda también posibilito la llegada de miles y miles de inmigrantes a suelo argentino. Sostenía que Argentina era un territorio extenso y que necesitaba mano de obra calificada para lograr posicionarnos en el mercado mundial.
En 1876 se promulga la “Ley de colonización e inmigración” (conocida como Ley Avellaneda), que posibilito la llegada de una masa inmigratoria enorme. Así Avellaneda estaba dando lugar a una nueva conformación social y cultural del estado argentino.
Entre los miles de inmigrantes que llegan a Argentina, un 15 de marzo de 1878, arriba un contingente de 299 italianos de la región del Friulli, a la histórica Estancia Caroya, en ese momento perteneciente al gobierno nacional. Esta casa será el refugio de este primer contingente de italianos que llegaron a Caroya para transformarla en la actual “Colonia Caroya”. Este proceso no fue sencillo, ni corto.
La fundación de nuestra querida ciudad, fue posible gracias a este grupo humano de personas, que pusieron su trabajo, esfuerzo, cultura y esperanzas en esta tierra. Como así también gracias al marco legal que dio la ley impulsada por Nicolás Avellaneda. Dicha ley permitió la mensura de las tierras que eran de la antigua Estancia Jesuita y que parte de estas tierras fueran divididas en lotes.
Estas familias que debieron afrontar dejar su suelo natal, huir de la guerra, la muerte y el hambre. También debieron sembrar las bases para el nacimiento de Colonia Caroya. Desmontar, cultivar, hacer los canales de riego, construir sus viviendas, enfrentar la sequía y el cólera, siendo estos solo algunos de los acontecimientos que debieron atravesar estos colonos.
Hoy nos encontramos parados en una escuela técnica, que fue fruto de años y años de trabajo. La historia se construye día a día, eslabón por eslabón. Hoy bajo un edifico nuevo y con miradas de jóvenes que se preparan para vivir su futuro próximo, encontramos detrás de cada uno de ellos, a los inmigrantes italianos que dieron todo y más para fundar nuestra amada ciudad y a personalidades importantes como lo fue Nicolás Avellaneda, que supo ver la importancia de la educación. Ambos acompañaron con tenacidad y firmeza la idea de un futuro mejor.
Hoy su escuela es nombrada como “Nicolás Avellanada”, es relevante mirar así atrás y entender que esa firmeza, ese espíritu pujante que atraviesa nuestra historia también llega a Uds.
Nicolás Avellaneda no solo colabora en la fundación de colonias como la nuestra, sino que aposto a la educación popular para todos.
Habiendo conocido quien fue Nicolás Avellaneda y como estamos hoy en un sitio forjado con trabajo y dedicación, podemos realizar un paralelismo con las escuelas técnicas y sus estudiantes, quienes son un fiel ejemplo de adaptabilidad, innovación y empuje.
Para el año 1899 bajo la Presidencia de Julio Roca, Argentina veía nacer su primera escuela técnica. Estas escuelas tendrán como objetivo prepara a los jóvenes, para la inmersión en un mercado laboral, a través de asignaturas que vinculan la teoría con la práctica por medio de talleres y laboratorios.
A partir del gran impulso que tuvo Argentina con el desarrollo industrial, el avance tecnológico y la instalación de fábricas, la escuela técnica tendrá un rol clave en la formación de la mano de obra. Así como los inmigrantes fueron capaces de llevarnos con su trabajo a ser el granero del mundo, la mano de obra proveniente de las escuelas técnicas nos llevó a tener una mano de obra calificada para la industria.
Hoy la escuela técnica les dará ese empuje, fortaleza y conocimiento que los llevará donde quieran ir, pudiendo colaborar como personas capacitadas en el futuro que ya estamos construyendo.
Para mirar al futuro, es siempre importante ver el pasado y contemplar las acciones y personajes que colaboraron al presente que hoy vivimos.
Texto leído por Eugenia Rosso en el Ipet 412.