El intrusismo entre los electricistas, un problema serio que nos sale caro

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Malos tiempos para la lírica decía la canción. Malos tiempos para los profesionales dedicados a la electricidad. Durante la pandemia las reformas en el hogar aumentaron. Pero si el intrusismo entre los electricistas existía, ahora es un problema serio que nos puede salir muy caro.

Al igual que no dejaríamos que el hijo de un amigo «porque se le da bien» nos mirara esa muela que nos duele tanto, lo mismo ocurre con las reparaciones. No sólo está en juego nuestro bolsillo, también nuestra seguridad.

Hay personas que saben de todo, los podemos ver con furgonetas donde falta espacio para algo que no sepan arreglar. En este momento, miramos con lupa cada euro que gastamos, pero tanto la electricidad como el gas son ámbitos donde sólo deberíamos fiarnos de personas con una preparación.

Cobrar y pagar en B es una tentación nada apetecible cuando la seguridad de los tuyos está en juego en una reforma

El hijo de la amiga de tu madre es un experto en todo. No terminó los estudios básicos pero es un lince porque jamás ha estado en el paro. Es probable que se le dé bien arreglar cosas básicas, pero mucho cuidado si nos queremos ahorrar unos euros con dejar en sus manos problemas serios.

El intrusismo parece que sólo se da en profesiones donde se requiere una licenciatura, o al menos, es a las que más repercusión se les da.

¿Pero cuántas veces nos hemos arrepentido de pagar dos veces por una pequeña reforma? La primera al chaval que sabe de todo y la segunda, al profesional que calla ante el desastre que se encuentra.

El intrusismo profesional pone en riesgo el futuro de muchos profesionales

Sin Certificado de profesional habilitado, tus puertas deben permanecer cerradas

Las compañías de suministros (electricidad y gas) exigen, porque así lo pide la ley, que la instalación haya sido realizada por un profesional con su Certificado de profesional habilitado. Lo que conocemos por un chapuzas, nos expone a un mal trabajo y a no poder reclamar absolutamente nada tras un mal servicio.

En estos casos no sólo hay un responsable, no nos podemos olvidar de quien deja en manos de quien no sabe una gran responsabilidad también tiene su parte de culpa.

Lejos quedan los chistes y chanzas sobre electricistas, fontaneros, albañiles…, para dedicarse a una profesión hace falta vocación, aprendizaje y profesionalidad; en estos sectores son más las personas formadas que los que huyen de hacerte un presupuesto.

La pyme 2.0 es una realidad: Domo Electra o la forja de un electricista

¿El intrusismo laboral es un delito?

El intrusismo laboral es un delito que puede suponer multas y penas de prisión. Este delito está recogido en nuestro Código Penal, en el artículo 403, que además fue modificado en 2015 para incrementar las penas de multa.

Actualmente se pone énfasis en todos los que realicen las funciones de una determinada profesión, digan o no pertenecer a ella, y no solo en quienes se anuncien como tal.

Si a la competencia, la inflación, la subida de la luz y demás situaciones que vivimos, le añadimos dar la oportunidad de que otra persona sin conocimientos haga un trabajo que no domina, nos estamos perjudicando los unos a los otros.