La investigación penal abierta contra el jefe del grupo mercenario ruso Wagner, Evgueni Prigozhin, por incitación a rebelión armada, sigue en curso, dijo una fuente de la Fiscalía General de Rusia.
«El expediente penal en relación con Prigozhin no está archivado», declaró la fuente en la mañana de este lunes a la agencia de noticias rusa Sputnik.
La afirmación desmiente la existencia de un acuerdo políticosegún el cual el jefe rebelde evitó un baño de sangre entrando con sus tropas a Moscú, a cambio de exiliarse en Bielorrusia sin sufrir consecuencias penales por su acción.
También una fuente consultada por el diario Kommersant dijo que un juez instructor del Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en ruso) continúa investigando el caso.
Qué dijeron desde el grupo Wagner
En tanto, la principal sede de Wagner, emplazada en San Petersburgo (noroeste), afirmó este lunes que funciona con «normalidad» tras la fallida rebelión.
«A pesar de los acontecimientos que tuvieron lugar, el centro sigue funcionando con normalidad de acuerdo con la legislación de la Federación Rusa», declaró la principal oficina del grupo en un comunicado, en un momento de incertidumbre sobre el futuro de la organización y del propio Prigozhin, cuyo paradero este lunes se desconocía.
Horas antes, fuentes internas de Wagner habían asegurado que el grupo seguía reclutando en varias regiones.
El canciller ruso, Serguei Lavrov, fue más allá y anunció este lunes de manera oficial que el grupo paramilitar continuará sus operaciones en Mali y en República Centroafricana (RCA).
El personal de Wagner de esos países está «trabajando como instructores. Ese trabajo, por supuesto, continuará», dijo Lavrov en una entrevista con el medio ruso RT.
El ministro ruso consideró que Europa en general y Francia en particular han «abandonado la RCA y Mali», países que han recurrido a Rusia y Wagner para tener instructores militares y «garantizar la seguridad de sus dirigentes», reseñó AFP.
Para los occidentales, Wagner es un instrumento de influencia rusa destinado a hacer avanzar los intereses de Moscú y competir con los europeos. El grupo armado está acusado de cometer abusos o expoliar recursos naturales allá donde opera.
Lavrov aseguró que la tentativa de rebelión armada de Prigozhin no afectará a las relaciones de Rusia con «socios y amigos».
«Ha habido muchas llamadas al presidente (Vladimir) Putin (…) para expresarle apoyo», adujo.
Los países que no son amigos de Rusia, «francamente, me dan igual», dijo el diplomático. «Las relaciones con Occidente están destruidas, así que un episodio de más o de menos…», evaluó.
Respecto de la investigación de la asonada militar, una fuente consultada por el diario Kommersant dijo que un juez instructor del Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en ruso) continúa investigando el caso.
Rusia levantó las medidas de seguridad en Moscú
Fue luego de la sublevación de 24 horas del líder del grupo paramilitar Wagner, Yevgueni Prigozhin, y gran parte de sus hombres, que tensionó al Kremlin y expuso vulnerabilidades entre las fuerzas rusas justo en un punto álgido de la guerra en Ucrania.
La rebelión de Prigozhin, quien durante mucho tiempo fue un férreo aliado del presidente ruso, Vladimir Putin, duró 24 horas y terminó el sábado por la noche con un acuerdo entre él y el Kremlin, mediado por el presidente bielorruso.
En virtud de ese acuerdo, Prigozhin obtuvo garantías de inmunidad para él y sus hombres a cambio de poner fin a la sublevación.
El grupo paramilitar ha tenido un papel clave junto al Ejército ruso en la ofensiva en Ucrania.
Prigozhin, cuyo paradero era desconocido, deberá exiliarse en Bielorrusia, informó el Kremlin, aunque la causa penal en su contra sigue abierta y continúa siendo investigado por el FSB (Servicio Federal de Seguridad) de Rusia, según indicaron este lunes las agencias de prensa rusas, citando a una fuente de la Fiscalía general.
El ataque de los mercenarios
El sábado, el grupo paramilitar Wagner y su líder se sublevaron a los mandos militares leales al Kremlin y ocuparon la ciudad fronteriza de Rostov, desde donde siguió su marcha hacia Moscú.
En el levantamiento, Prigozhin desafió frontalmente la autoridad del ministro de Defensa, Serguei Shoigu, y del jefe del Estado, Mayor Valeri Guerasimov, a los que acusó de haber ordenado un bombardeo contra sus posiciones en Ucrania que dejó decenas de combatientes muertos.
Prigozhin lanzó su insurrección armada días después de que Putin anunciara que los combatientes de Wagner tenían que firmar contratos con el Ejército.
«Quieren desmantelar el grupo», denunció el sábado Prigozhin.
El jefe de la milicia afirmó que ingresó a Rusia con sus tropas para deponer al mando militar ruso, y que él y sus 25.000 hombres estaban «listos para morir» en su cometido.
La sublevación originó una fuerte advertencia de Putin, quien acusó a Prigozhin de traición y prometió un castigo ejemplar para el exaliado del Ejército regular.
Sin embargo, el sábado por la noche el grupo se replegó, tras un abrupto acuerdo con el Kremlin para que Prigozhin se exilie en Bielorrusia.
Prigozhin dijo que ponía fin a la rebelión para evitar un «baño de sangre».
El respaldo de China y la respuesta de Washington y Ucrania
China también demostró su respaldo a Rusia.
El viceministro de Relaciones Exteriores ruso, Andrei Rudenko, fue recibido el pasado sábado por el ministro de Relaciones Exteriores chino, Qin Gang
Según el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, la crisis revela «verdaderas fisuras» en la autoridad de Putin.
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, sigue el relato de Washington y consideró este lunes que la sublevación demuestra que la ofensiva en Ucrania está «resquebrajando el poder ruso» y «afectando a su sistema político».
Para el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, el levantamiento pone en evidencia «el gran error estratégico que el presidente Putin cometió con su anexión ilegal de Crimea y la guerra contra Ucrania».
En Ucrania, numerosos analistas consideran que la crisis en Rusia podría debilitar a las fuerzas invasoras en el terreno y beneficiar a las tropas de Kiev, involucradas en una difícil contraofensiva desde hace semanas, gracias a la ayuda brindada por las potencias occidentales aliadas.
Suecia anunció este lunes un «paquete estival humanitario» de 35 millones de dólares en ayudas para Ucrania, para satisfacer «las necesidades más urgentes» con comida, agua, productos sanitarios, entre otros.
La viceministra ucraniana de Defensa, Ganna Maliar, informó que el Ejército ucraniano le arrebató 17 kilómetros cuadrados de terreno a las fuerzas de Moscú, lo que lleva el total de territorio recuperado a 130 kilómetros cuadrados desde principios de junio.
Además, la funcionaria anunció que las tropas ucranianas habían recuperado la localidad de Rivnopil, en la región de Donetsk, en el frente Sur, información que fue desmentida por Moscú.
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El acuerdo mediado por el Presidente de Bielorrusia
El sábado por la noche se informó que el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, había mantenido por un acuerdo con Putin conversaciones con Prigozhin, y que el jefe de Wagner había aceptado detener el avance de su combatientes hacia Moscú para evitar derramamiento de sangre.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, anunció, por su parte, que Prigozhin podría trasladarse a Bielorrusia, bajo garantía personal de Putin, y que se abandonaría el caso penal contra él ni habría persecuciones contra sus seguidores.
Aquellos combatientes de Wagner que no hayan participado en la marcha, según Peskov, podrán firmar contratos con el Ministerio de Defensa.