El director de recursos humanos de Porsche ha sido muy claro, la marca tiene reinventarse y sus empleados también. Un cuarto de los trabajadores de Porsche tendrán que reconvertirse para adaptarse a la era de la movilidad eléctrica.
Andreas Haffner, director de recursos humanos de Porsche, no lo tiene fácil. Y es que en Porsche, el aspecto social de la compañía, contribuye a la imagen de marca del fabricante. Hasta ahora, Porsche iba viento en popa. Los márgenes de beneficios de cada coche son la envidia de toda la industria (solo Ferrari les supera), el crecimiento de la marca parece imparable y otorga bonificaciones anuales a todos sus empleados que en otras marcas no verán en varios años.
Sin embargo, para Haffner, la transición hacia la movilidad eléctrica, iniciada con los modelos híbridos enchufables y el Porsche Taycan, traerá cambios estructurales profundos a los que los trabajadores de la marca tendrán que adaptarse.
«Por ejemplo en informática. En el futuro, la potencia informática ya no vendrá del propio centro de datos, sino de la nube. Esto permitirá a los empleados centrarse en tareas de mayor calidad, por ejemplo, como analistas de datos o programadores en el campo de la inteligencia artificial», explicó Haffner a Automobilewoche.
En concreto, “uno de cada cuatro personas en Porsche AG, con 22.000 trabajadores, tendrá que reorientar [su carrera]”, advierte Haffner. “El objetivo, sin embargo, es conservar todo lo posible todos nuestros colaboradores gracias a una gestión estratégica de las competencias y encontrar el trabajo más adaptado para cada uno”, añade, dejando en principio apartados los planes de jubilaciones anticipados y la reducción de la mano de obra.
Así, Porsche tampoco puede sustraerse de la realidad que supone el coche eléctrico y que se traduce en menos mano de obra para la producción (aunque solo sea ya por al reducción en componentes de un coche eléctrico con respecto a un coche con motor de combustión), pero también en sectores como la informática, tanto del propio coche, como de los servicios conectados que ofrecen y en el desarrollo del producto.
El coche eléctrico necesita menos mano de obra para su fabricación
Maxime Picat, director de la división Europa del grupo PSA explicaba en 2019 que la fabricación de un coche eléctrico, suponía un 40 % menos de mano de obra. Un motor eléctrico es mucho más sencillo de fabricar que uno de combustión interna, en el sentido que contiene muchas menos piezas móviles.
Un motor de gasolina o diésel necesita, además, de las propias piezas móviles del bloque (pistones, válvulas, cigüeñal, bielas, árboles d elevas, etc) toda una serie de sistemas auxiliares asociados (hoy en día en casi todos, turbo, pero también refrigeración, sistemas start&stop), caja de cambios, líneas de escape y sistema de descontaminación, etc.
En comparación un motor eléctrico es mucho más sencillo y por tanto no depende de tantos puestos de montaje para su fabricación ni de tantos proveedores que fabriquen sus componentes. Se calcula que los proveedores y fabricantes europeos produzcan un 38% y un 17% menos de piezas, respectivamente, en 2030.
Lógicamente, a menos producción, menos trabajadores se van a necesitar y algunos empleos vinculados al motor de combustión corren el riesgo de desaparecer. Sin embargo, el automóvil eléctrico no vaciará las fábricas de automóviles y de proveedores. La electrificación del automóvil llevará consigo la aparición de nuevos puestos de trabajo en las fábricas y no solamente en las áreas de informática e inteligencia artificial, también en la propia fabricación de los motores eléctricos.
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