Cómo enseñar a los niños a saber perder y saber ganar en los juegos (y por qué ambas son importantes)

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Estamos muy acostumbrados a leer textos que hablan sobre cómo enseñar a los niños a perder, y es algo que resulta imprescindible para fomentar en ellos un desarrollo sano y una forma saludable de relacionarse con los demás, así como de relacionarse con la frustración y la pérdida.

Sin embargo, como ganar ya parece en sí mismo algo «bueno», a veces se nos olvida que enseñarles a ganar también es importante. ¿Saben los niños gestionar la victoria? ¿Cómo acompañarles en este camino de logros y pérdidas?

Hablamos en este artículo de las dos situaciones, porque tan importante es enseñarles a perder como a ganar. Y como veremos, este aprendizaje podrán extrapolarlo desde el juego a otras situaciones complejas de la vida que deberán afrontar, en un momento u otro.

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Cómo enseñar a los niños a saber perder

Relativizar y explorar qué significa «perder»

Es importante que los niños relativicen cuando pierdan a un juego. Para ello, exploremos con ellos ¿qué significa perder? ¿Qué connotaciones tienen asociadas al hecho de perder? ¿Es algo que viven como si fuese algo «malo»?

Esto último ocurre en muchos casos; por ello, es importante desgranar estos pensamientos y emociones que nuestro hijo asocia al hecho de perder, y poder reformularlos. Darles un giro, cuestionarlos.

Para ello, deberemos reformular el concepto de perder, ya que perder también significa ganar algunas cosas (como por ejemplo, aprendizaje, experiencia, etc.).

El aprendizaje tras el error

¿Todo error conlleva un aprendizaje? Sí, aunque no siempre. Por ello, no recurramos al positivo naif que desprenden frases como «de todo se aprende», porque esto no siempre es así. Pero a veces sí lo es.

Anima a tu hijo a encontrar algo de valor al hecho de perder a un juego, algún tipo de aprendizaje o lección. Y si no lo encuentra, que lo vea simplemente como una experiencia más (que no tiene por qué ser tan negativa).

Aprendiendo a tolerar la frustración

Hay una cosa que sí pueden aprender los niños cuando pierden en los juegos (o en otro tipo de situaciones, competiciones…): a tolerar la frustración.

La frustración es una emoción totalmente natural y válida cuando algo no sale como esperábamos, y los niños deben poder experimentarla para poder gestionarla sin que esto les desestabilice en exceso. Que puedan normalizarla e integrarla, como parte de las emociones que sentirán.

Así, es importante transmitirles este mensaje a los niños cuando juegan y pierden.

¿Cómo fomentar la tolerancia a la frustración en los niños?

Enseñar a los niños a saber ganar también es importante: ¿cómo hacerlo?

Relativizar también

Pero, ¿y cuándo los niños ganan a los juegos? Es algo que no se suele enseñar, «enseñar a ganar», ¿suena hasta raro no? Pero también es importante. Para aprender a ganar bien, el primer paso es, igual que cuando se pierde, aprender a relativizar; ganar un juego es «solo» eso, ganar un juego.

Déjales que disfruten de su pequeña victoria, pero tratando de que no lo contemplen como algo imprescindible para su vida. Ganar no les define, no lo necesitan, aunque sí muestra un pequeño logro (es decir, tampoco se trata de quitarle importancia absoluta).

Disfrutar de la victoria

E igual que decimos que ganar no lo es todo, también pueden disfrutarse las victorias, y los niños así lo sienten.

Deja que celebren sus victorias cuando ganan, ya que tras ello también se esconde el esfuerzo y la persistencia, ciertas habilidades que tienen… y estas merecen ser reconocidas.

Reforzar su esfuerzo

Así, refuérzales también por todo lo mencionado; por el hecho de haberse esforzado, y no tanto por haber «ganado». Y también, por el hecho de haberse propuesto ciertos objetivos y haberlos logrado. Cultivar el esfuerzo y la persistencia en los niños es importante, pero sin que pierdan la meta (el disfrute).

Cómo enseñar a los niños a ser perseverantes

Ser agradecidos

Y sobre todo, debemos poder hacerles entender que a veces aunque se esfuercen mucho no ganarán, y no pasa nada (que puedan tolerar la frustración), y al revés, que a veces llegarán victorias, logros y cosas bonitas en su vida sin esfuerzo (por ello es tan importante ser agradecidos también con la vida).

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Enseñando a los niños a ganar y a perder

No compararse y disfrutar

Y como últimas recomendaciones, os animamos a transmitir a vuestros hijos el siguiente mensaje: que no deben compararse con otros niños. Son igual de válidos, tanto si ganan como si pierden.

Y sobre todo, anímales a disfrutar del proceso de juego, del «aquí y el ahora». Si se enfocan en tratar de ganar y evitar perder siempre, se pierden justamente el proceso mismo que es jugar. Y jugar, ya por sí solo, ¡es placentero!

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Alimentar la motivación intrínseca: disfrutar jugando

De esto trata precisamente la motivación intrínseca, de disfrutar de las cosas por lo que son, y no por lo que nos permiten conseguir. En este segundo caso hablaríamos de la motivación extrínseca («juego para ganar»). Y también está bien hacer las cosas para conseguir un propósito, como explicábamos antes.

La clave: el punto medio

Pero es importante que los niños puedan jugar libres y buscando pasárselo bien, independientemente del resultado. Y, ojo, esto no quiere decir que no puedan también disfrutar de sus logros y celebrar que han conseguido lo que se han propuesto.

La clave está en encontrar el punto medio en todo ello; entre el esfuerzo y la motivación para mejorar y superarse a sí mismos, el disfrute y la capacidad para aceptar que en el juego, y en la vida, las cosas no siempre salen como uno espera. ¡Y que está bien así!

Fotos | Portada (Freepik)

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