China fue la estocada; la falta de relevo generacional, la puntilla: así sobrevive la cuchillería artesanal de Albacete

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Cuenta

Juan
Andrés
Barbero

que
apenas
quedan

10
artesanos
cuchilleros
en
Albacete.

La
ciudad,
famosa
desde
hace
tiempos
inmemoriales
por
sus
navajas,
sigue
avalando
una
tradición
de
la
que
van
quedando
cada
vez
menos
manos.

Juan
Andrés
es
uno
de
estos
últimos
supervivientes.
Con
apenas
60
años,

confiesa
llevar
trabajando
más
de
cuarenta
. «Cuando
yo
volvía
del
colegio,
ayudaba
a
mi
padre
en
el
taller»,
rememora
pensando
en
aquel
chaval
de
12
años
que
echaba
una
mano
en
la
empresa
familiar,

Cuchillería
Barbero

La
Casa
de
las
Navajas
.

Ahora
sus
hijos
no
quieren
hacerse
cargo
del
taller.
No
lo
dice
con
pesar
Juan
Andrés,
mientras
termina
de
pulir
una
navaja,
pero

es
consciente
de
que
el

relevo
generacional
brilla
por
su
ausencia

dentro
del
sector
de
la
cuchillería
artesana.

¿Es
rentable? «Yo
he
comido,
vivido
y
he
criado
a
mis
hijos
con
la
cuchillería,
así
que

rentable
es
«,
explica.
Sin
embargo,
no
es
el
desinterés
de
las
nuevas
generaciones
lo
que
ha
llevado
al
sector
a
una
situación
límite.

Lo
sabe
Juan
Andrés
de
primera
mano,
que
tiene
claras
las
razones
que
empezaron
a
hacer
descarrilar
el
tren
de
la
cuchillería
artesanal
en
Albacete.
«La
competencia
desleal
del
mercado
asiático»,

responde
sin
dudar. «Los
precios
y
la
falta
de
control
han
hecho
que
puedan
inundar
el
mercado
con
sus
productos
sin
que
nadie
haya
hecho
nada»,
lamenta.

El
problema
del ‘Made
in
China’

Img 4755

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La
mesa
de
trabajo
de
Juan
Andrés
con
llaves,
filos,
mangos
y
moldes.

La
queja
no
es
infundada.
De
hecho,
Juan
Andrés,
que
ha
sido
14
años
presidente
de
la
Asociación
de
Cuchilleros
de
Albacete,
ha
sido
testigo
de
primera
mano
de
cómo
Asia
ha
anegado
con

manufacturas
de
peor
calidad
y,
sobre
todo,
copiando
fórmulas,

contra
las
que
ha
sido
imposible
competir.

«Han
copiado
todo.

Cuando
nos
reunimos
en
Bruselas
con
otros
productores
de
artesanía
europeos,
vimos
que
también
habían
calcado
los
tejidos
de
una
pequeña
ciudad
de
Escocia»,
rememora.

«Hemos
impulsado
medidas
para
combatirlo.
También
para
poner
en
valor
la
calidad
artesanal
de
nuestros
productos»,
ilustra.
Se
refiere,
por
ejemplo,
a
la

marca
de
garantía
de
origen
AB

Cuchillería
Albacete
.

Img 4775

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Proceso
de
desbastado
y
pulido
del
mango.

«Es
un
sello
de
calidad
que
garantiza
que
lo
que
se
está
comprando
está
hecho
en
Albacete»,
explica.
Dentro
del
sello,
uno
de
sus
grandes
triunfos
dentro
de
Aprecu,
están

amparados
tanto
cuchilleros
artesanales
como
industriales
. «Arcos
también
lo
tiene
porque
hacen
sus
cuchillos
aquí.
Son
industriales,
pero
es
una
cuchillería
de
Albacete»,
cuenta.

También
Juan
Andrés
ha
bregado
por
la

incorporación
de
sellos
como
el ‘Made
In’,

el
popular ‘Hecho
en’,
para
que
la
gente
supiera
que
el
producto
está
elaborado
en
Albacete.
Sin
embargo,
como
suele
pasar,
hecha
la
ley,
hecha
la
trampa. «Nosotros
queremos
que
el ‘Made
In’
vaya
dentro
del
cuchillo
y
no
en
el
embalaje,
que
es
lo
que
sucede»,
lamenta.

Artesanía
y
valor
añadido

Img 4750

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La
mayor
parte
de
las
navajas
se
hacen
con
las
cuernas
de
distintos
animales
como
ciervos,
corzos
o
incluso
toros
y
búfalos.

¿Cómo
se
comprueba
que
realmente
se
fabrica
en
Albacete? «Para
eso
están
las
facturas
de
los
proveedores.

Recibes
tanto
acero,
recibes
tantas
cuernas
o
recibes
los
moldes.
Vale,
aquí
están
las
facturas
que
acreditan
que
he
comprado
las
materias
primas
con
las
que
he
hecho
las
navajas
y
los
cuchillos»,
indica.

Por
eso,
el
sello
AB
Cuchillería
Albacete
no
está
en
todos
los
establecimientos.

Tampoco
que
todas
las
navajas
que
se
venden
en
Albacete
se
elaboran
en
la
ciudad.
«Para
certificar
que
realmente
son
de
aquí,
tiene
que
estar
el
sello
de
AB.
Si
no,
no
son
cuchillos
ni
navajas
de
Albacete»,
ilustra.

Concepto
que,
además,
ensalza. «Yo
soy
navajero,
no
cuchillero.

Hago
cuchillos,
también,
pero
nuestra
especialidad
y
por
lo
que
es
famosa
Albacete
son
por
sus
navajas,
aunque
el
término
haya
sido
mal
empleado»,
lamenta.

Sin
embargo,
las
navajas
siguen
teniendo
un
potentísimo
mercado. «Yo

llevo
fabricando
navajas
casi
50
años

y
las
sigo
vendiendo,
así
que
en
algún
lado
tienen
que
estar»,
comenta
entre
sonrisas.
Lo
cierto,
explica, «es
que
hay
muchísimo
coleccionismo».

Ejemplares
únicos

Img 4780

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Cada
navaja
tiene
un
perfil
único.

Una
realidad
que,
viendo
su
taller,
es
fácil
de
comprender.
Distintos
tipos
de
cuernas,
tamaños
de
hoja,
forma,
pulidos,
tipos
de
acero…
Las
opciones
para
personalizar
y

distinguir
una
navaja
son
casi
infinitas
,
pero…
¿Cuánto
lleva
hacer
una
navaja?

«Una
navaja
puede
hacerse
en
unas
doce
horas,
más
o
menos»,
explica.
De
hecho,
esta
parte
artesanal
es
la
que
aparecen
el
horizonte
también
como
un
extra
de
ingresos. «Ahora
estamos
planteando

talleres
de
navajas
para
que
la
gente
se
lleve
su
propio
navaja
a
casa
«,
indica.

«El
acero
lo

compramos
a
acerías
del
norte
o
de
Cádiz
«,
comenta. «Las
cuernas,
depende,
pero
tenemos
de
todo:
toro,
ciervo,
jabalí,
hasta
¡búfalo!»,
indica
sobre
las
materias
primas.


La
pregunta
es
evidente:
¿viajan
bien?
«En
Toledo
y
Albacete
hemos
conseguido
que,
si
presentas
un
ticket
de
compra
con,
como
máximo,
72
horas
y
la
navaja
va
embalada,
la
puedas
llevar
sin
problemas
en
el
AVE»,
cuenta. «Si
vas
en
el
coche,
siempre
que
vaya
en
el
maletero.
Y
si
vas
en
tren,
mejor
sacada
de
la
maleta
y
en
una
bolsa
para
poder
pasar
el
control»,
explica.

De
herramienta
a
coleccionismo

Img 4785

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Juan
Andrés
Barbero,
con
el
sello
AB
Cuchillería
de
Albacete,
que
acredita
los
trabajos
locales.

«Es
una
herramienta
de
corte
y
de
uso.

Si
vas
al
campo
o
tienes
que
trabajar
en
algunos
sectores,
la
navaja
no
deja
de
ser
una
herramienta»,
considera
Juan
Andrés.
Un
clásico
de
la
artesanía
española
que,
en
el
caso
de
las
navajas
de
Albacete,
tiene
un
perfil
bien
definido.

«Lo
clásico
es
que

tenga
los
clásicos
muelles
de
teja

y
el
cierre
sea
de
palanquilla»,
cuenta. «También
por
la
forma,
con
el
mango
curvo»,
indica.
Respecto
a
tamaño,
no
hay
cánones. «Lo
normal,
entre
siete
y
once
centímetros
de
hoja»,
comenta.


Respecto
a
la
acepción
de
navajero
,
lo
tiene
claro: «Es
el
mal
uso
del
término,
evidentemente».
Navajero
y
a
mucha
honra,
Juan
Andrés
también
desgrana
cómo
ha
evolucionado
parte
de
la
industria.

«En
1981
se
prohibió
la
fabricación
de
navajas
automáticas
porque
se
utilizaban
para
lo
que
no
se
debían
utilizar,
pero
cuando
se
idearon
tenían
un
sentido:

que
los
mancos
pudieran
usarla
«,
ilustra
sobre
un
producto
hoy
prohibido
que
no
se
puede
ni
fabricar
ni
importar. «Si
tienes
una,
lo
mejor
es
que
esté
en
casa,
porque
si
la
policía
te
ve
con
ella,
te
la
incautará»,
explica.

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Mientras
tanto,
Juan
Andrés,
a
sus
60
años,
sigue
puliendo
y
fabricando
navajas
artesanalmente,
tal
y
como
aprendió
de
su
padre.
Y
como
éste
aprendió
de
su
abuelo.
Toda
una
cadena
de
tradición
de
la
que

apenas
quedan
una
decena
de
transmisores,
«casi
todos
con
más
de
40
años»,
a
pesar
de
que
se
pueda
vivir
de
la
artesanía
cuchillera
de
Albacete.

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