“Canción Animal” de Soda Stereo cumple 30 años: la pasión hecha canción al calor de las masas

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“Ensayamos muchas horas para lograr un nuevo sonido de la banda y esa dedicación derivó en un disco rockero con mucha actitud. Sentíamos que estábamos haciendo un gran disco. Resolvimos las canciones en poco más de un mes y decidimos ir a registrarlas en Miami, a un lugar legendario de los ’70 donde habían grabado Bob Marley, Bee Gees, ABBA y AC/DC, Criteria Recordin Studios que estaba ubicado en North Miami, un poco alejado de South Beach”, describió el bajista en su libro, Yo conozco ese lugar.

Esas canciones representaban un regreso a las fuentes, a la música de principios de los ’70. Con guiños a grupos como Pescado Rabioso, Color Humano y Vox Dei, entre otros. Quedaron de lado los grandes arreglos y apareció un sonido crudo, directo, con riffs de guitarras al frente acompañadas por una base contundente.

En este disco, Gustavo Cerati se nutrió de la música que escuchó en su infancia y adolescencia. “Pude incorporar elementos que son como citas a la música que uno siente, y que no tiene tanto que ver con las épocas, por lo menos no de una forma tan consciente. Entonces hay temas que rompen con la manera en que yo componía”, definió el artista en una entrevista a la revista Musiquero.

Soda llegó al estudio con los demos de temas como “(En) El séptimo día“, “Cae el sol“, “Un millón de años luz”, “Entre caníbales”, “Sueles dejarme solo”, “Té para tres”, “Hombre al agua”, “Canción animal” y “De música ligera“. Daniel Melero se sumó a la comitiva, donde también estaban Adrián Taverna y Mariano López como parte técnica para ayudar a Cerati en la composición y arreglos de las canciones.

“Con Daniel trabajamos básicamente las letras y también una cuestión conceptual del álbum. Estuvo en ‘Hombre al agua’, ‘Canción Animal’ y ‘Cae el sol’. Tenemos casi 12 temas, de los cuales haremos una selección de nueve o diez para la confirmación definitiva de la placa”, describió Gustavo Cerati a la revista PeloTambién destacó el trabajo de Pedro Aznar: “Hizo arreglos más de tipo de coros, pero tampoco es tan específico. De golpe le pido que mire los temas y que haga cosas, y después yo quiero ver qué pasa con eso”.

La grabación del disco

Los músicos se instalaron en los estudios Criteria a principios de junio. Alquilaron un departamento, con tres habitaciones grandes y una cocina en un condominio cercano a la autopista 95. “Nuestra intención era conseguir un disco directo, pero igualmente nos tomamos el tiempo suficiente como para experimentar“, describió Zeta Bosio.

“Fue una grabación muy agradable y relajada. Hay discos que cuestan un poco más. Acá todo salió mucho más rápido. Por ejemplo, ‘De música ligera’ es la primera toma de batería. Eso es algo valioso cuando podés hacer que la primera sea la definitiva. Estábamos muy expectantes de ver cómo podíamos plasmar las ideas en el estudio”, recordó Charly Alberti a La Viola.

Además, agregó: “Llegamos como siempre con los temas listos. Faltaban algunas letras que Gustavo en una noche de brillantez absoluta las escribía y venía a la mañana con ojeras y nos decía ‘las terminé’.

Soda tuvo el estudio a su disposición. Nada quedó librado al azar. “Los técnicos norteamericanos se sorprendían por la intensidad con la que trabajábamos: podíamos estar desde las 11 hasta 23, de manera casi ininterrumpida, siempre enfocados en nuestra tarea”, contó Zeta.

Adrián Taverna, histórico operador de sonido de la banda, sostuvo que fue una grabación muy placentera. “Fuimos con las ideas muy claras de lo que queríamos hacer. La calidad de tremendo estudio potenció ese sonido que buscábamos y la pasamos muy bien. Criteria es reconocido por el trabajo de varios artistas latinos y de figuras como Eric Clapton. Los Beatles iban a grabar en ese estudio, para escapar un poco del ruido de Londres, pero se corrió la voz y se perdieron la oportunidad”.

En la charla con La Viola, Taverna resaltó la calidad técnica de estudio. “Tenía lo que nosotros estábamos buscando. Ya habíamos trabajado en Barbados con la mezcla de Ruido Blanco, los chicos fueron a Nueva York para grabar Doble Vida con Carlos Alomar de productor y siempre buscaban cosas diferentes. La primera idea fue de grabar Canción Animal en Los Ángeles, pero la compañía discográfica tenía un convenio muy bueno con Criteria y la verdad que era impecable. Con Mariano López nos repartimos las tareas. Yo me encargué de grabar todas las guitarras, en parte por mi afinidad con Gustavo. También me tocó hacer de chofer; teníamos una combi con 16 asientos”.

A los pocos días se sumaron el tecladista Tweety González y la percusionista Andrea Álvarez. Sobre el origen del disco, la baterista contó a este sitio: “Es la relación de Gustavo Cerati con Paola Antonucci. Las canciones tomaron vida propia y las letras que tenían un significado pasaron a tener el que cada uno les da. Cuenta esa relación y ese momento que Gustavo estaba pasando, muy pasional. Ese fue el disparador y desde ahí habla de distintas cosas”.

“Llegué cuando ya habían grabado las partes de la batería – agrego Andrea Álvarez- y estábamos todos en un departamento. Fue una estadía muy divertida. Éramos bastantes, con los técnicos, producción y músicos. Mi función fue la de grabar la percusión y algunas voces que no eran tan fáciles. Estaban en un registro para un varón. Muchas las terminé haciendo junto a Daniel Melero. En esa época se grababa en cinta. Ahora con las computadoras es distinto. Mi aporte fue más importante en las presentaciones en vivo”.

La artista contó que en una cena en la casa de Gustavo escuchó por primera vez los demos, tema por tema. “Ese cassette fue exactamente lo que terminó siendo el disco. Ya estaba todo ensayado. Nunca imaginé que ese trabajo se convertiría en algo tan importante“.

La gira animal

Para fines de los ’80, el trío ya pisaba fuerte por distintos países con giras multitudinarias. Canción Animal volvió a confirmar el éxito de la banda y sumó a nuevos seguidores. Soda diseñó un tour gigante, con un imponente escenario, con el mejor sonido y luces. Para trasladar toda la infraestructura hicieron falta siete camiones. Entre agosto de 1990 y mayo de 1992, el trío dio 81 shows repletos.

“Necesitábamos un contacto más fuerte con el público argentino y se decidió brindar 40 shows por las ciudades más importantes del país y por pueblos que nos quedaban de paso. Sentíamos una deuda pendiente. Nos habíamos pasado los últimos años girando mucho por Latinoamérica y poco por el país. Fue algo glorioso, una epopeya”, recordó Adrián Taverna.

Fuente: TN La Viola