La artista chilena Cami traerá en abril a las ciudades argentinas de Córdoba, Rosario y Buenos Aires el espectáculo performático «Anna está alucinada» donde encarna el peso de su nuevo repertorio, folclórico y electrónico a la vez, porque, proclama su convicción que «la música es muy poderosa como para dejarla en una canción que responda a un hit».
«Hay algo que tienen en común el folclore y la electrónica que es que llevan al ritual y es en ese hilo conductor donde hoy día estoy sumergiéndome como artista para profundizar más en la vibración», indica Cami en una entrevista con Télam.
Sentada de cara al sol en el patio trasero de un restaurante vegano del barrio porteño de Palermo, la intérprete nacida hace 27 años en Viña del Mar, considera que su propuesta la afirma en una certeza: no creer en los géneros musicales.
«Estamos en un momento en el que todo se parece a todo y ahí cuesta diferenciar géneros musicales en los que no creo. Creo que esa lógica solamente me coarta y me limita», postula con firmeza pero sin abandonar la sonrisa.
Surgida de «The Voice Chile» (donde obtuvo el segundo puesto en la edición inaugural de 2015), la muchacha cuyo nombre completo es Camila Anastasia Gallardo Montalva exhibió su versatilidad en los álbumes «Rosa» (2018), «Monstruo» (2020) y «Anastasia» (2022).
Pero su camino expresivo y estético añadió un jalón más de la mano del EP de cinco canciones «Anna Vol.1: Los Amantes» que bajo la tutela del productor hondureño Trooko estuvo acompañado por un bello documental audiovisual grabado en Puerto Varas del sur de Chile.
Esos temas funcionan como adelanto del próximo disco «Anna» que días atrás sumó también «Qué bueno que llegaste», registrado junto a su compatriota Bronko Yotte, y dan sustento a la puesta en vivo de un espectáculo que se estrenó el 9 de diciembre pasado en la capital chilena.
La gira 2024 de «Anna está alucinada» comenzará el 28 de marzo en Santiago y en su camino a ambos lados de los Andes, durante abril tendrá tres noches locales: el martes 16 de abril en Club Paraguay de Córdoba; el miércoles 17 en Sala De Las Artes de Rosario y el viernes 19 en el C Complejo Art Media de la Ciudad de Buenos Aires.
«Estas presentaciones implican una propuesta nueva tanto visual como musical que viene más desde el lado de la teatralidad y tiene también un rollo mucho más cinematográfico de lo que venía haciendo», señala Cami sobre esa puesta.
-¿Qué estás buscando con la propuesta de «Anna está alucinada»?
– La intención es llamar al sentido ritualístico de la gente que es algo que despierta cuando estamos en una catarsis colectiva como es un concierto. Pero en este caso estamos apuntando más a que no se trate solamente de que la gente vaya a ver a alguien y aplauda, sino a que pueda tener una experiencia más profunda.
– Inmersiva es una palabra de moda para intentar definir este tipo de espectáculos…
-Por eso no la uso y porque involucrar a la inmersión de las cosas es demasiado amplio. Prefiero usar otras palabras para definir lo que hacemos: Estimulante, sensorial, sensitivo…porque son cosas que suceden cuando se compromete el sentido de la audición y el sentido de la vibración que así comprometen a todos los demás sentidos.
-¿Cuánto influyó esa conexión con el entorno natural que acompaña a las canciones?
– Romanticé la naturaleza, sentí esa energía ancestral y comprendí que dentro de su libertad la naturaleza también tiene sus reglas y creo que eso es lo que más me enseñó al estar involucrada en ese proceso creativo por tener a la naturaleza tan cerca y tenerla como musa inspiradora.
– ¿Cómo funcionan esas reglas y de qué modo repercutieron?
– Son reglas muy claras y siento que un poco lo mismo pasa en la música. Creo que cada artista debiera tener como una regla principal que es servirle a la música y dejar un poquito el ego de lado y no decir «ah, voy a hacer una canción que pegue y que tenga tantos millones de no sé qué». Por eso dentro de lo que estoy haciendo mi regla principal es servir a un bien mayor.
-¿Y cuánto impacta haber trabado en ese entorno tomando nota de los proyectos extractivistas que justamente amenazan a la naturaleza?
-La verdad me asusta lo que somos capaces de llegar a hacer como seres humanos y la frialdad con la que tomamos decisiones para avanzar en construcciones de carreteras o de lo que sea. Chile y Argentina se ven amenazados por los incendios y es como que estamos todos sin entender muy bien de dónde viene y con una justicia que no está haciéndose cargo de los responsables detrás de todos estos desastres que no son desastres naturales, sino que son desastres intencionales que perjudican a personas inocentes y que van a dejar suelos infértiles durante muchísimos años. Entonces sí, soy muy amante de la naturaleza y de lo que tiene para ofrecerme y me preocupa que al arte y a la música le esté faltando movilización política.
-¿A qué atribuís esa falencia?
-Hay una tendencia a quedarse al margen, pero creo que el músico y el artista son seres sensibles y dentro de la maldición que es la fama, hay un privilegio que es que nuestra voz se escucha más que la de los demás. Y dentro de ese privilegio hay una responsabilidad por lo que para mí todo arte tiene que tener política, tiene que tener algún tipo de mensaje o de abrazo sociopolítico para con la gente.
-¿Y por dónde pasaría ese abrazo tuyo hoy en día?
-Estoy en una cruzada a favor de la virtuosidad antes que la viralización. Creo que estamos siendo súper manipulados por el algoritmo a pesar de que el algoritmo no tiene emoción ni sentimientos. Nuestras vidas están aquí adentro de cada teléfono y eso también limita bastante conversaciones que deberíamos estar teniendo. Hoy en día la conciencia colectiva está de la mano de una ganancia en las colaboraciones. Como que hoy día todo el mundo quiere colaborar y piensan que eso es la colectividad, pero creo que hay algo más profundo que dejamos de lado, que es el consciente colectivo.
-¿Cómo opera el auge mundial de la música latina en este contexto?
-Por mucho que pensemos que estamos en un buen momento para la música latina, creo que estamos en un momento de mucho vicio, donde le estamos haciendo creer al resto del mundo que la música latina es el reggaetón cuando hay mucho más que ofrecer. Es el algoritmo, es el «fast food».
-¿Puede pensarse que la potencia feminista es otro afluente de tu presente artístico?
-Me he sentido amenazada muchas veces por el solo he hecho de ser una persona con genitales femeninos, pero ya no está esa rabia que quizás tenía antes a la hora de escribir canciones, sino que hay mucha más libertad. Obviamente al feminismo lo voy a practicar hasta el día que me muera y es lo que me salvó realmente, pero hoy día creo que mi canto va más desde algo más libre antes que desde la rabia.
-¿Por qué decís que te salvó el feminismo?
– Porque si no estaría muerta, yo creo. Viví cosas muy fuertes de violencia de género, violencia de industria y violencia de mercado. Quizás estaría viva como mujer, pero estaría muerta como artista, estaría seca y dedicándome a otra cosa. Todos los días me replanteo si este es el camino correcto y espero que sí, pero como artista yo creo que no estaría viva si no fuese por el feminismo.