«Brotherhood», obra escrita y dirigida por Anahí Ribeiro, que retrata el vínculo entre siete hermanos que se enfrentan a la orfandad y apuesta al «humor como catalizador», se presenta todos los jueves, a las 20, en el porteño teatro Metropolitan.
«La obra tiene un lenguaje cotidiano, orgánico y argentino, complementado por una puesta moderna, con mucho ritmo, música, tecnología y, sobre todo, con mucho humor. El humor como remanso, como tangente, a veces irónico, a veces negro, pero esencialmente como catalizador», dijo Ribeiro en una entrevista con Télam.
La pieza busca retratar las diferentes vivencias de siete hermanos ante el comienzo del deterioro y posterior pérdida de sus padres, los roles que ocupa cada uno y, sobre todo, cómo los lazos sanguíneos no son determinantes en estos momentos.
«Hay en la historia una reflexión que tiene que ver con la certeza de que todos hacemos lo que podemos con lo que somos, con las herramientas que tenemos, con el amor que recibimos, con lo que estamos dispuestos a entregar, con nuestros miedos, nuestras culpas e imposibilidades», expresó la directora.
«El deterioro y la muerte llegarán indefectiblemente, solo depende de nosotros y de cómo llevemos adelante nuestros vínculos familiares, lo que hará que ese tránsito sea lo menos doloroso posible», abundó Ribeiro, también actriz.
Julia Funari, María Forni, Carlos Marsero, Ingrid Mosches, Mariano Sacco, Sebastián Femenia y Bárbara Majnemer, conforman el elenco de la obra que se puede ver en la sala de la avenida Corrientes 1343.
Luego de presentarse en 2019 y 2020 en Nün Teatro Bar y en 2022 en la sala Dumont 4040, «Brotherhood» pasó a ser parte del fenómeno de los últimos años en el que producciones del circuito independiente porteño desembarcan en la cartelera comercial.
Ribeiro dirigió piezas como «Iluminada y eterna», «Lo que vendrá», «Las primas hermanas», «Los jueves, amantes», «Madre hasta la muerte», «La cita», «La fragilidad del cielo», y «La mujer judía»; mientras que como actriz participó de títulos como «División de bienes», «Ojalá lloviera», «Panoramas olvidados», «A que jugamos», «La casa de Bernarda Alba», «Criminal» y «Recordando con ira», entre otros.
– ¿Cuál fue el disparador de esta historia?
– La enfermedad de mis abuelos provocó una implosión familiar de la que fue difícil no quedar ajeno. Cuando los padres, que ofician de centro neurálgico, dejan de estar o de no poder seguir sosteniendo lo establecido, la relación de los hermanos se pone en jaque.
– A partir de esa vivencia, ¿qué buscaste reflejar en la obra?
– La pregunta que me surgió al respecto fue qué pasa con el vínculo entre los hermanos cuando llega la orfandad. En la búsqueda de responder esa pregunta me encontré con una constante que se repetía en varias familias en situaciones similares: la ruptura, el desencuentro, las diferencias, las imposibilidades, las alianzas, los lugares que se decide ocupar, los espacios que se abandonan, y lo que no se quiere o puede afrontar. Y todo eso atravesado por el dolor. Es de esto de lo que quería hablar. Todos tenemos en «Brotherhood» a alguien que conocemos sentado en una de esas sillas y a veces nos descubrimos a nosotros mismos escuchando textos que podrían salir de nuestra boca.
– ¿Cómo trabajaste los vínculos?
– Trabajé con dos ideas concretas: la primera es que siendo integrantes de la misma familia cada uno tuvo una experiencia distinta siendo hijo, cada uno vivió una infancia propia y no necesariamente compartida con los demás. Todos tienen recuerdos comunes y, al mismo tiempo, partes de la historia que arman el rompecabezas del relato general. Y la segunda, es que nadie es del todo malo ni del todo bueno, hay bemoles, matices, grises. Eso me permitió crearlos en conjunto e individualmente, construyendo sus personalidades, alianzas, semejanzas y opuestos.
– ¿Qué elementos contemplaste para tratar temas como la muerte y la enfermedad?
– Si bien no hay dudas de que la muerte es un hecho irreparable y triste, el foco está puesto en el deterioro y en los pequeños detalles cotidianos que va erosionando el mundo que conocemos. La pérdida de un ser amado a cuenta gota es demoledor, porque con ellos nos vamos perdiendo un poco nosotros mismos.
– ¿Con qué creés que empatiza el espectador?
– Creo que con la idea de que esta hermandad podría ser su propia familia. Y que más allá de las diferencias y las luchas, si hay amor, todo puede superarse. Porque por sobre todas las cuestiones, «Brotherhood» está construida desde el amor.