A esta cantante la felicitaron por su nuevo disco, pero ella no había lanzado nada nuevo en Spotify. Había sido una IA

0
57

En
los
últimos
meses,
una
nueva
forma
de
fraude
viene
sacudiendo
al
mundo
de
la
música
digital:
la

publicación
de
discos
enteros,
generados
por
IA
,
bajo
el
nombre
y
la
identidad
de
artistas
reales
sin
su
consentimiento.
El
reciente
caso
de
la
cantante
británica

Emily
Portman

no
hace
sino
poner
el
foco
en
un
fenómeno
que,
lejos
de
ser
anecdótico,
amenaza
con
erosionar
la
confianza
en
los
catálogos
musicales
online.

27
TRUCOS
de
SPOTIFY

¡Controla
toda
tu
MÚSICA
como
nadie!

El
caso
Emily
Portman:
un
disco
inexistente
en
su
perfil
oficial

Portman,
reconocida
intérprete
de
folk
y
ganadora
de
un

BBC
Folk
Award
,
recibió
recientemente
un
mensaje
de
un
fan
felicitándola
por
su ‘nuevo
álbum’; «la
música
folk
inglesa
está
en
buenas
manos»,
le
decía…
el
problema
era
que
ella
no
había
publicado
nada
nuevo.
Al
seguir
el
enlace
facilitado
por
dicha
fan,

descubrió
un
disco
con
diez
temas
titulado



Orca


en
Spotify,
iTunes
y
otras
plataformas
de
streaming
.

La
voz
sonaba
extrañamente
parecida
a
la
suya,
al
igual
que
ocurría
con
la
producción
instrumental.
Todo
apuntaba
a
que
la
música
había
sido
creada
con
IA
entrenada
para
emular
su
timbre
y
estética
musical.
Portman
describió
la
experiencia
como «realmente
inquietante»:
una
versión
digital
de

misma
que
jamás
había
autorizado.

«Nunca
podré
cantar
perfectamente
afinada
[como
la
voz
del
disco ‘fake’],
y
no
quiero
hacerlo.
Soy
humana».

Orca

Orca


Aunque
ya
no
puedan
reproducirse,
las
canciones
de ‘Orca’
siguen
aún
visibles
en
Spotify
(y
atribuidas
a
la
cantante
real)

Lo
más
desconcertante
del
caso
es
que
ella
figuraba
como
intérprete,
compositora
e
incluso
como
titular
de
derechos.
También
aparecía
un
productor
inexistente
en
los
créditos, «Freddie
Howells»,
del
que
no
hay
rastro
en
Internet.

Poco
después
de
que

Orca

fuese
retirado
de
algunas
plataformas
(Spotify
tardó
casi
tres
semanas
en
lograrlo),
apareció
otro
álbum,
en
este
caso
bastante
más
burdo:
veinte
pistas
instrumentales
de
baja
calidad
que

Portman
calificó
de «simple
basura
de
IA»
.

Aunque
el
primer
disco
había
engañado
a
varios
de
sus
fans,
este
segundo
dejaba
clara
la
falta
de
cuidado
detrás
de
estos
fraudes.
La
artista,
además
de
presentar
denuncias
de
copyright,
expresó
su
preocupación
por
la

ausencia
de
mecanismos
legales
eficaces
para
prevenir
estos
abusos
:

«Veo
esto
como
el
comienzo
de
algo
bastante
distópico».

Otros
músicos
afectados:
una
red
de
fraudes
global

El
caso
de
Portman
no
es
aislado.
El
productor

Josh
Kaufman
,
conocido
por
su
colaboración
en

Folklore

de
Taylor
Swift,
también
fue
víctima
cuando
apareció
en
Spotify
un
tema
atribuido
a
su
nombre
con
letras
incoherentes
y
una
producción
que
él
mismo
comparó
con «la
demo
de
un
teclado
Casio
con
letras
en
inglés
roto».

Algo
similar
ocurrió
con
figuras
del
folk
y
el
rock
alternativo
como
Jeff
Tweedy
(Wilco),
Father
John
Misty,
Iron
&
Wine,
Teddy
Thompson
y
Jakob
Dylan.
Incluso
los
fans
de
artistas
fallecidos,
como
el
cantautor
texano
Blaze
Foley,
vieron
aparecer
en
sus
perfiles
oficiales
canciones «nuevas»
que
no
podían
haber
grabado.

En
estos
últimos
casos,
un
patrón
se
repite:
las
portadas
de
estos
discos
comparten
un
estilo
gráfico
generado
por
IA
y
los
créditos
apuntan
a
supuestas
discográficas
con
nombres
indonesios
y
a

un
mismo
autor
fantasma:
Zyan
Maliq
Mahardika
,
vinculado
también
a
falsificaciones
en
otros
géneros,
desde
el
metalcore
hasta
la
música
cristiana.

Motivaciones:
pequeños
ingresos,
grandes
riesgos

Aunque
estas
canciones
fraudulentas
no
suelen
acumular
millones
de
reproducciones,


generan
ingresos
—aunque
mínimos—
para
quien
las
sube
.
El
cálculo
es
sencillo:
con
99.000
canciones
nuevas
subidas
a
diario
a
los
servicios
de
streaming,
los
algoritmos
son
incapaces
de
filtrar
todo
en
tiempo
real.
Así,
los
falsificadores
esperan
sumar
miles
de
reproducciones
y
conseguir
pagos
automáticos
por
regalías
digitales.

Según
Tatiana
Cirisano,
analista
de
la
consultora
Midia
Research,
se
trata
de
un
fraude
de
volumen:

apuntan
a
artistas
conocidos
pero
no
superestrellas
,
lo
suficientemente
visibles
para
engañar
a
fans
pero
sin
el
poder
inmediato
de
presionar
a
plataformas
como
Spotify
para
retirar
el
material.

La
respuesta
de
las
plataformas:
¿suficiente?

Spotify,
al
ser
señalada,
argumentó
que
los
discos

habían
sido «asignados
por
error
al
perfil
de
un
artista
con
el
mismo
nombre»
.
Sin
embargo,
tanto
Portman
como
Kaufman
y
otros
afectados
dudan
de
esa
explicación:
la
realidad
es
que
los
procesos
de
verificación
de
identidades
artísticas
en
las
distribuidoras
y
plataformas
siguen
siendo
débiles.

Las
compañías
insisten
en
que
están
reforzando
sus
sistemas
para
detectar
imitaciones,
en
muchos
casos
también
con
IA
y
machine
learning.
Pero,
como
en
una
carrera
armamentista
digital,
los
estafadores
perfeccionan
sus
técnicas
al
mismo
ritmo
que
los
detectores.

Un
paralelismo
y
una
gran
diferencia

El
problema
recuerda
a
los
inicios
de
la
era
de
las
descargas
de
MP3
a
comienzos
de
los
2000:
un
desfase
entre
la
tecnología
que
posibilita
nuevas
formas
de
distribución
y
la
lentitud
de
las
leyes
y
las
plataformas
para
reaccionar.

La
diferencia,
claro,
es
que
en
este
caso
no
se
trata
de
copias
no
autorizadas
de
grabaciones
existentes,
sino
de
creaciones
ficticias
atribuidas
a
artistas
reales.:
una
forma
de
suplantación
que
amenaza
con
erosionar
el
valor
de
la
autenticidad
artística.

Vía
|

BBC

Imagen
|
Marcos
Merino
mediante
IA

En
Genbeta
|

La
inteligencia
artificial
permite
lanzar «el
último
disco
de
los
Beatles»
gracias
a
una
vieja
cinta
de
Lennon
de
1978