Claudio Tolcachir: «Estamos atravesando un mundo deformado»

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El actor y dramaturgo Claudio Tolcachir es el fundador y director de Timbre4, una de las principales usinas de formación y programación del teatro independiente en el país, que durante esta cuarentena tomó la decisión de mantenerse activa bajo los nuevos límites que impone el aislamiento para «no dejar nadie afuera del barco» y seguir pensando y transformando la realidad, que en su caso tiene el plus de convertirse en reflexión y acción dramática.

Desde Timbre4, pequeña sala que levantó primero en el fondo de su casa y luego expandió, el autor y director de «La omisión de la familia Colemann» (éxito que dio varias veces la vuelta al mundo y fue y es representado en distintos idiomas), «Tercer cuerpo» y «Emilia» entre otros, construyó una compañía de solidez envidiable pero también un foco expansivo de teatralidad, abierto al país y grupos extranjeros que lo visitan regularmente.

Además de continuar con talleres de formación, charlas y foros para pensar protocolos teatrales post-pandemia, Timbre4 decidió durante el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio subir las obras que pasaron por el teatro a las redes, en un particular mecanismo de «teatro a la gorra» virtual o con acceso gratuito, que en el primer fin de semana fue seguido por más de 100.000 personas y que en los dos primeros meses de cuarentena permitió ver en streaming 55 obras.

Ahora mismo, en su cartelera virtual figuran: «Todo tendría sentido si no existiera la muerte» , obra de insuperable éxito de público y crítica mientras estuvo en cartel, dirigida por Mariano Tenconi Blanco y protagonizada por Lorena Vega, Maruja Bustamante, Agustín Rittano y Andrea Nussembaum (disponible hasta el domingo 14 a las 23); «Clac, una obra de película», de la Compañía Amichis (mañana a las 18); un Programa para Niñas y Niños de Hernán Lewkowicz (también mañana pero a  las 17), «Rainbow (las últimas horas)», de Horacio NIn Uría (domingo a las 19) y el Festival Pipipalooza online, de lectura de textos teatrales, poéticos o narrativos producidos durante la cuarentena, que se renueva todos los miércoles a las 21 y va en vivo, entre otros.

Para conocer cómo atraviesa la cuarentena, conocer la situación actual del teatro y entrever los posibles rumbos post-pandemia, así como hablar de las eternas grietas presentes en la sociedad argentina, que adquieren protagonismo en los posicionamientos respecto de la situación de aislamento y las obligadas medidas que hay que tomar en resguardo de la salud y la vida, Télam dialogó extensamente con Tolcachir, a distancia, como se hacen las cosas ahora,  pero sin por eso dejar de intentar establecer puentes de cercanía.

Es imposible disimular que existen grietas que tienen que ver con cómo miramos el mundo unos y otros.

Claudio Tolcachir

Télam: ¿En qué cosas que no estabas pensando te hizo pensar este tiempo de cuarentena y virus?

Claudio Tolcachir: Hay temas que me obsesionan siempre y que están en mis obras que tienen que ver con el individualismo, con la incapacidad de incorporar a los otros, con las decisiones personales o grupales, con la madurez para enfrentar las situaciones. Creo que vimos todo esto en la pandemia, vimos en qué lugar se paró cada uno frente a los demás, quién lo pudo entender, quién no, quién se salvó solo frente a una demanda colectiva, solidaria. Desde mi punto de vista, me alegra pertenecer a un espacio como Timbre4 que tuvo una reacción, desde todos sus integrantes: profesores, técnicos, todos, de ponerse la camiseta aun mucho más que antes, salir a pelearla y asegurarnos que todos estuviéramos arriba de la balsa, que el que pudiera trabajar  y el que no pudiera estuvieran a resguardado hasta que pase la situación. Eso me hizo bien por pertenecer a una fracción del mundo que me gusta y se parece a a mí y a mi ideal aún con sus defectos. Luego, como en cada tema que se plantea en la realidad, es imposible disimular que existen grietas que tienen que ver con cómo miramos el mundo unos y otros, muchas grietas, no una sola; pero creo que el problema es pretender que no exista esa diferencia entre los que pensamos en conjunto y los que piensan en la salvación personal, esa grieta tiene lógica, hay que asumirla y hay que terminar de discutirla, con argumentos, porque es valioso tener argumentos para discutir.

T: ¿Qué imágenes tenés de la pandemia, establecés algún símil con lo teatral?

CT: La verdad es que todo es tan teatral y futurista, porque todo se volvió como una realidad transformada, algo parecido a lo que era la realidad pero atravesado por cambios a veces ínfimos: distancias, cuidados, barbijos, todo se vuelve muy extraño, no puedo dejar de pensar en Samuel Beckett o en autores que cuentan un mundo deformado, porque acá estamos, atravesando este mundo deformado, muy duro y muy extraño a la vez. Seguramente en un tiempo podremos entender qué secuelas dejará todo esto, por ahora estamos en medio de la tormenta.

T: Timbre4 siguió trabajando durante la cuarentena y adaptándose a las condiciones que impone el aislamiento, ¿podés contarnos cómo fue la experiencia y qué análisis hacen?

CT: Lo que hicimos con Timbre fue empezar a compartir casi inmediatamente las obras que teníamos grabadas, en general nuestras obras están documentadas porque se usan para mandar a festivales, subtitular o por distintos motivos; luego también sumamos a la plataforma Teatrix que tiene grabaciones mucho mejores  de las funciones y la verdad es que el público acompañó muchísimo, mucho más de lo que podíamos imaginar. El primer fin de semana ya hubo 100 mil personas que se metieron a ver nuestros videos y eso nos permitió seguir  programando obras, y la verdad es que el público ha acompañado y colaborado. Inventamos una especie de gorra virtual con la que el público colabora tanto con la sala como con las cooperativas de artistas, todo lo que le propusimos al público para ayudarnos ,como esto o la compra de entradas anticipadas, fue tomado con mucha generosidad y entusiasmo, aun cuando todo el material es de acceso libre y gratuito. Lo más importante es que no se nos olvide nadie y que nadie queda afuera del barco.

T: La situación del teatro es una de las más complicadas.

CT: La situación, obviamente, es calamitosa, como se puede imaginar no hay funciones. A excepción de los teatros oficiales que tienen estructura estatal, todos los teatros independientes estamos viendo cómo resolver este parate y al mismo tiempo no dejar al descubierto a los técnicos, administrativos, personal de limpieza. Hay algunos subsidios para las salas, que aunque vienen bien son pequeños aportes que nos permiten tapar algún agujerito, pero el gran costo de mantener estos espacios desde alquileres a servicios es muy difícil llevar adelante al punto que hay salas que empezaron a cerrar.
 

T: ¿Y cómo te imaginás la salida post-pandemia?

CT: Creo que va a ser algo muy lento, muy progresivo, imagino que lo más lógico va a ser que primero comience el teatro oficial, que no tiene la obligación de tener las salas llenas y eso va a permitir experimentar formatos de protocolo; los espacios independientes también vamos a marcar algún rumbo, tenemos nuestras particularidades porque podemos tomar el riesgo de hacer funciones para 20 o 30 personas ya que en nuestro caso lo económico no es un fin en sí mismo. Creo que el teatro comercial será el último en incorporarse porque hacer una función en una sala preparada para 800 espectadores solo para 200 es muy difícil. Supongo también que toda la situación será una oportunidad para experimentar con los formatos, con la división del espacio, con la disposición de las plateas, asumiendo que esta es la realidad que toca y que es evidente que habrá volverse creativo.

 

T: En tu actividad en Twitter elegís destacar determinadas personas y actitudes en este momento que estamos atravesando.

CT: Si tengo la posibilidad de difundir voy a difundir a quienes estén haciendo acciones solidarias, ayudando a los que no tienen, a los que estén tratando de explicar realmente qué está pasando y poniéndole el cuerpo a salvar la vida de otros. En las redes también apareció mucha gente que está buscando cómo arreglárselas en este momento complicado y si podemos difundir al tipo que vende tartas porque no tiene laburo o a un docente que se puso a distribuir vinos o un tipo que maneja un taxi vamos a hacerlo, además porque la gente responde a eso. Al que hace y al que necesita los difundo, después trato de controlarme mucho para no sumarme a determinadas peleas aunque a veces es difícil y trato de elegir cuando aparecen argumentos interesantes, superiores a los que yo podría construir a ver si eso aporta algo, igual uno a veces tiene la sensación que nos leemos entre los que estamos de acuerdo y eso no es tan divertido ni tan últil.