‘30 monedas‘ sigue sorprendiendo en su segundo episodio. La serie de HBO marcó su paso en un monumental piloto que deja el género de terror en Europa en una posición de ventaja tras ser capaz de imprimir el sello autoral de Álex de la Iglesia, el costumbrismo rural y el horror satánico y cósmico en solo 75 minutos. El segundo capítulo muestra que hay una trama principal, pero también veremos historias contenidas dentro de cada episodio.
La primera vez que vemos que ‘30 monedas‘ camina entre un arco de dimensiones que aún no podemos cotejar y las historias más íntimas dentro de Pedraza, un pequeño pueblo de Segovia, reimaginado aquí desde la ficción, donde las muestras de la presencia de una de las 30 monedas de Judas comienzan a crear una matriz maligna que va atentando contra cualquier habitante del municipio, sin distinción social ni edad, y todo lo que sucede permanece en un misterio del que podemos intuir cabos.
SPOILERS de la trama del episodio 2
La reticencia de Vergara
Hay muchas cosas que no sabemos del padre Vergara, pero podemos ver a través de su mirada que hay mucho más de lo que esconde su aparente escepticismo hacia las cosas que están pasando en el pueblo. Vamos aprendiendo sobre un pasado que podemos intuir pero no atisbar del todo, especialmente sobre hasta que punto influye este en su decisión de recluirse en un pueblo perdido de la España vaciada.
Lo que podemos asegurar es que el personaje es uno de esos trucos de magia de De la Iglesia, que el casting de Eduard Fernández hace brillar casi como el principal descubrimiento de la serie, y digo casi porque Paco, el alcalde que interpreta Miguel Ángel Silvestre es divertidísimo, un patán inseguro enfrentado a lo sobrenatural mientras trata de solucionar todos los problemas del pueblo. Quizá su relación con Macarena Gómez es la que más se tiende a repetir con respecto al anterior episodio, pero es una sorpresa.
La trama de episodio 2 empieza con una minirecreación de algunas escenas primas de ‘Verónica‘ (2017), con adolescentes haciendo la ouija en el cementerio, que puede verse como otro homenaje de De la Iglesia a ‘El exorcista‘ (The Exorcist, 1973), especialmente cuando las consecuencias del juego con lo paranormal es la desaparición de la niña y su regreso, algo… cambiada.
La conspiración de las sombras
Pese a que muchos de los elementos de cine de adolescente poseída tienen cierto eco en este episodio, en ‘30 monedas‘ pertenece a una mitología diferente y se conecta con la trama principal de una forma siniestra, aplicando el control a través del mal por parte de una serie de «cardenales oscuros» que parecen salidos de una portada del grupo Ghost. De nuevo, el tono no es tan de risas como se vaticinaba, lo grotesco es sangriento pero lo que sucede es duro de ver, con una banda sonora infernal y de sonidos guturales en bajas frecuencias que nos llevan al horror.
Sin embargo, el desarrollo es de una aventura sobrenatural propia de partida de rol, con un crescendo que lleva hasta las primeras pistas de una conspiración en la iglesia que recuerda a lo que desarrolló la serie ‘El Exorcista‘ (The Exorcist, 2016-2017), con la que la española tiene bastante en común. Quizá el tropo del niño que se le muere en un exorcismo al cura está demasiado trillado, pero a Vergara aquí también le definen muchas otras cosas.
En resumen, tras un piloto difícil de superar, tenemos otro apabullante episodio que deja detalles inquietantes como ese «poder adquirido» desde el otro lado que permite a la niña ver quien va a morir, que se resuelve con escenas espectaculares como el atropello, que entran dentro del universo Grand Guignol de De la Iglesia y cómo es capaz de ubicar su imaginario de lo brutal en un entorno cotidiano. Sorprende su capacidad para contenerse, con más en común con ‘La habitación del niño‘ (2006) que ‘Las Brujas de Zumagarramurdi‘ (2013) y encauza una temporada concebida como pequeñas películas que forman un todo más grande.