Cuando se habla de cambio de modelo económico se incide mucho en dejar de depender del turismo de sol y playa, del sector servicios y del consumo y mejorar nuestra producción industrial. Por eso es una mala noticia los datos de UATAE según los cuales se han perdido 15.000 autónomos en la industria manufacturera en el último año según los datos de afiliación a la Seguridad Social del Ministerio de Trabajo.
Este descenso rompe la tendencia de ascenso de los últimos años, desde 2013 a 2017, aunque ya en 2018 se vio un crecimiento plano e incluso un leve descenso. Para Mª José Landaburu, secretaria general de UATAE, hay que prestar especial atención a este sector de autónomos que pertenecen a un sector estratégico y que debería apostar por la tecnología e innovación para asegurar su futuro.
Lo que no indican las cifras es si parte de los autónomos que se han perdido se han incorporado o no al Régimen General, tal y como pasa en otras industrias como la cárnica, donde se han detectado un elevado número de falsos autónomos, que debían estar contratados como empleados y era utilizada esta estrategia por las empresas para ahorrar gastos de personal y de paso minorar derechos para estos autónomos.
En la industria textil también se da este fenómeno, de autónomos que en realidad deberían estar contratados como personal laboral al estar sometidos a la organización, horarios e incluso medios de producción de las propias compañías. En lo que si estoy de acuerdo es en la necesidad de tecnificación y apuesta por la innovación del sector para poder competir.
En todo caso a este sector le afecta especialmente las noticias económicas negativas que colocan a Europa a las puertas de la recesión, y tanto la inversión en tecnificación, como en I+D+i se resienten. Por otro lado el consumo se contrae y esto provoca en muchos casos que las empresas no se decidan a realizar las inversiones necesarias o a contratar más personal.
Si a esto le sumamos la errática política arancelaria a nivel mundial y una parálisis legislativa como consecuencia de la falta de Gobierno que impide fomentar nuevas políticas que favorezcan a empresas y autónomos tenemos un cóctel perfecto para la destrucción del empleo.
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