Vuelve el toque de queda a Barcelona y a otros lugares turísticos para contener brotes de coronavirus

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El tribunal se decantó por aprobar la medida "a pesar de su tan acentuado alcance territorial y personal" y "a fin y efecto de salvaguardar y preservar los derechos a la vida".

El tribunal se decantó por aprobar la medida «a pesar de su tan acentuado alcance territorial y personal» y «a fin y efecto de salvaguardar y preservar los derechos a la vida».

La Justicia española autorizó  el toque de queda nocturno solicitado por el Gobierno regional catalán en Barcelona y varias localidades turísticas, para contener la disparada de casos de coronavirus de los últimos días.

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña autorizó aplicar el toque de queda entre la 1 y las 6 de hasta el sábado 23 en Barcelona y en municipios de más de 5.000 habitantes con una incidencia superior a los 400 casos por cada 10.000 habitantes en los últimos siete días.

«Se autoriza la resolución del 15 de julio por la cual se establecen medidas de restricción de la movilidad nocturna para contener el brote epidémico de la pandemia de Covid-19 en el territorio de Cataluña», comunicó el tribunal catalán.

Desde la noche de este viernes, los ciudadanos de las poblaciones afectadas no podrán permanecer en las calles sin justificación entre la 1 y las 6.

«Es una medida difícil, pero necesaria para frenar los contagios, para proteger vidas y el sistema sanitario», afirmó en un tuit tras conocerse el aval judicial el presidente catalán, Pere Aragones.

Se trata principalmente de municipios del área metropolitana de Barcelona y de la provincia homónima, aunque también están incluidas muchas localidades de la costa y las ciudades de Girona, Tarragona y Lérida.

El tribunal se decantó por aprobar la medida «a pesar de su tan acentuado alcance territorial y personal» y «a fin y efecto de salvaguardar y preservar los derechos a la vida y a la protección de la salud y la estabilidad del sistema sanitario», informó la agencia de noticias Sputnik.

«Todo ello en razón a la tan penosa resultancia de índices epidemiológicos que nos dejan en tan mal lugar a todos sobre todo si se tiene en cuenta la resultancia por franjas de edad», esgrimieron los jueces.

Cataluña se convierte así en la segunda región española después de Valencia en volver a implantar un toque de queda para aplacar la expansión del coronavirus, en tanto Cantabria, Extremadura y Navarra esperan la aprobación judicial.

La duración del confinamiento nocturno se estableció hasta el 23, aunque podría extenderse en base a la evolución epidemiológica.

Cataluña se convierte así en la segunda región española después de Valencia en volver a implantar un toque de queda para aplacar la expansión del coronavirus, en tanto Cantabria, Extremadura y Navarra esperan la aprobación judicial.

La suba de casos se choca con la buena noticia de que en la semana que fue del 5 al 11 de este mes, por primera vez en todo el año, el país no registró muertes por Covid-19 en residencias de mayores, según un informe del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso), con datos aportados por las comunidades.

El sector venía mostrando una baja, seguramente por la vacunación a los mayores alojados en esos centros, pero hasta acá nunca se había alcanzado el dato de cero muertes.

La duración del confinamiento nocturno se estableció hasta el 23, aunque podría extenderse en base a la evolución epidemiológica.

La duración del confinamiento nocturno se estableció hasta el 23, aunque podría extenderse en base a la evolución epidemiológica.

El informe, citado por el diario El País, también recoge 124 contagios en esa misma semana.

Las residencias de mayores fueron uno de los grandes focos de la pandemia desde que el virus comenzó a expandirse, en marzo de 2020, con un registro de 29.631 muertos de personas que vivían esos centros.

Este año, fruto de la vacunación, la cifra de fallecidos se desplomaron y fueron 3.837 los mayores muertos en residencias, sobre todo en enero y febrero.

Según El País, la mayoría de los más de 300.000 mayores que viven en residencias ya están vacunados, pero aún así se mantienen los riesgos porque se trata de una población muy vulnerable, por edad y por las patologías varias que suelen sufrir.