Vuelta a unas oficinas cada vez más lejanas. Los empleados prefieren hacer más kilómetros a volver a una ciudad grande y cara

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La pandemia no solo mandó a los empleados a casa, sino que también les permitió romper el único cabo que les obligaba a pagar por unas viviendas pequeñas y sobrevaloradas y unos precios excesivos. El teletrabajo permitió a unos dos millones de personas mudarse a zonas más alejadas de las grandes ciudades para vivir mejor.

Sin embargo, con la vuelta a la oficina y el auge de la jornada híbrida, muchos se veían ante la disyuntiva de volver a mudarse o recorrer distancias más grandes para ir al trabajo algunos días a la semana. Muchos lo tienen claro: no volverán a mudarse a una ciudad contaminada, grande y cara.

Los empleados cada vez están más lejos de las oficinas. En 2019, uno de cada diez empleados de Estados Unidos afirmaba que tardaba una media de una hora en recorrer el camino entre su casa y la oficina. En 2006, el tiempo medio que un empleado recorría in itinere era de 25 minutos.

Además, la llegada del teletrabajo redujo el número de desplazamientos del 76% de los empleados en 2019 al 68% de 2021. Eso supone 15 millones de vehículos menos congestionando las carreteras y los accesos a las grandes ciudades. En resumen, los datos apuntan a que los empleados estadounidenses recorren distancias más largas para acudir al trabajo, pero no emplean mucho más tiempo porque el volumen de coches privados se ha reducido.

Con la gasolina y los alimentos por las nubes, la vuelta a la oficina deja a un perdedor claro: el trabajador

Disfruta del camino. Recorrer largas distancias hasta el trabajo no es algo nuevo y muchos empleados ya lo hacían antes de la pandemia y el éxodo hacia ciudades más amigables. La revista Fortune ha entrevistado a varios empleados veteranos de los ultraviajes, quienes afirman que este desplazamiento les permite organizarse el día y reflexionar sobre las prioridades con antelación.

Algunos de ellos hacen ese recorrido en coche privado, pero otros, como la inglesa Melissa Howard, comienzan su día a las 5 de la mañana dos días a la semana para coger dos trenes que la llevarán desde su pueblo al extremo opuesto de Londres. La ejecutiva afirma que, aunque esos días entra una hora antes que sus compañeros, lo aprovecha para organizar el día y ser más productiva en una hora en la que la oficina todavía está vacía y reina el silencio.

El coste es relativo. Cubrir un trayecto de una hora y media o dos horas en coche privado o transporte público no es precisamente barato. En el caso de Melissa Howard, esto supone un coste de unas 180 libras (unos 206 euros al cambio) a la semana. Parte de ese importe lo cubre la empresa en su nómina en concepto de gastos de transporte. De media, los empleados de Estados Unidos gastan 8.466 dólares al año en viajes diarios al trabajo.

Aunque a priori pueda parecer mucho dinero, en realidad el cómputo general les sale a cuenta porque tanto la inversión en vivienda, impuestos locales y la vida en general, es mucho más barata fuera de las grandes urbes.

Ir al trabajo en España. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, nuestro país también se ha vivido ese éxodo de empleados hacia pueblos y pequeñas cuidades con menor presión demográfica. En 2021, el 28% de las mudanzas se hacía a un municipio pequeño, mientras que en 2015 uno de cada cuatro mudanzas iba en dirección opuesta.

Aun así, en España, el gasto medio por hogar en transporte fue de 3.794 euros en 2022 debido a que, según la consultora PageGroup, la media de desplazamientos en España se mantiene en unos contenidos 36 minutos, 6 minutos menos de la media europea. Lo que deja en muy buen lugar la conectividad de las infraestructuras por carretera o transporte público.

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Imagen | Pexels ( Oleksandr P, Dmitry Zvolskiy)