Video íntimo: los cantos de Boca en el vestuario

«Vamo’a traer la Copa a la Argentina, la Copa que perdieron las Gallinas, las Gallinas…”. Explota el vestuario visitante del Allianz Parque. Y explota en vivo. Por Instagram. Explota de emoción. De locura. De felicidad. Ya no hace falta que entren las cámaras de TV. Es el celular del Colo Barco el que une San Pablo con cada lugar del país, con cada hincha de Boca, en ese mismo puño apretado gritando por el Xeneize. La fiesta se transmite ahora por redes, se contagia, no para de sumar seguidores. Salta el crack de 19 años con los más grandes, con Cavani, con Merentiel, con Pol, figuras de esta nueva gesta en Brasil. Canta con ellos y con Equi Fernández, y con Medina, y con Valentini, los pibes que ya dejaron de ser pibes para estar ahí nomás, a un partido, de ser bronce. “¿River estás feliz? Quedate en Argentina, papá”, picantea el Kaiser, el central zurdo, el que entró cuando las papas quemaban.

“Es para vos, es para vos…”, se suman todos otra vez a la cargada superclásica, justo después del golpe del domingo en la Bombonera. Es un desahogo, un desquite, lo que se no se pudo gritar en el Templo se grita en San Pablo. Porque el fútbol es así, todo es capaz de cambiar en cuatro días. Y cómo. De la bronca y las dudas a la emoción, a las lágrimas, a la felicidad absoluta.

“La Copa Libertadores es mi obsesión, tenés que dejar el alma y el corazón”, cambia el hit. El que cantan los jugadores para ellos mismos, como si fueran hinchas. Y llega la foto grupal, la del vestuario, la que se da siempre cuando se gana una batalla importante. Y vaya si ésta lo fue, vaya si ésta tuvo la mística copera de antes, de siempre. Vaya si tuvo el aura de los Riquelme, de los Serna, de los Bermúdez, presentes en el estadio, como pasó en el 2000 y en el 2001 ante el mismo rival.

Y entonces llega el “Chiquiiiitooo, Chiquiiiitooo”, para Romero, cada día más gigante. Y el “Gayoooosoooo, Gayoooosoooo”, para el entrenador de arqueros más reconocido de la pelota. Y se pega el “Dale, dale Booooo, queremos la Copaaaaa”. Y hace que todos salten, que todos revoleen las camisetas, que la ilusión sea más grande: porque si ellos están así, cómo no soñar…

Y esto sigue, porque suena el clásico hit de Yerba Brava, el de los títulos de la era Riquelme: “El equipo que tiene más aguante, lo llevo adentro del corazón…”, con el Dale Bo, dale, dale Boooo”, que corona todo, que le pone el cierre a una noche inolvidable, a otra noche épica, de gesta. Boca va otra final.

Boca va por la Séptima. Ahora sí…