Un fallo correcto pero polémico, por la revisión del mismo, le dio aire a San Martín, en La Bombonerita, cuando parecía que la salida de la temporada eran unas vacaciones anticipadas. Salvada esa “vida”, luego del primer tiempo y superar sus propios nervios, revivió de local y pasó a los cuartos de final.
Justamente Boca jugó el partido sobre la alfombra de los nervios del local, impotente ante una defensa bien plantada, apurados por las circunstancias y el temor de quedar eliminados por el 15°, justamente ellos, campeones del Súper 20 y segundos de la Fase Nacional. El equipo de Narvarte les complicó el presente desde el juego 2, cuando lo venció en Corrientes y luego casi lo elimina en el cuarto partido de la serie.
El visitante hasta aguantó un 0-17, entre los 4m y 9m, sin pedir tiempo muerto. Y se rearmó tan bien que pasó a ganar la primera parte, tras un 15-4, con Boccia como bandera y goleo repartido, además de la efectiva defensa zonal.
Pero el tercer cuarto puso las cosas en su lugar o bien la distancia que reflejó la diferencia entre la jerarquía individual de uno y otro.
San Martín castigó seguido la zona pintada y anotó fácil (12 puntos), igual que Aguerre, letal con 3-3 en triples que le dieron 11 de ventaja y cierto respiro.
Boca intentó la reacción pero San Martín lo frenó en seco. Los porteños terminaron con dignidad una campaña que por presupuesto pintaba para más.
Los correntinos (sin Mainoldi y con Hicks) tienen que tomar nota, no cometer los mismos errores y evitar sufrir más de la cuenta.