Con la llegada de las vacaciones, o el descenso del volumen de trabajo en verano, que en muchas empresas viene de la mano de un turno continuo solo por la mañana, es el momento de descansar y olvidarnos un poco de todo. Pero si nos sentimos quemados en la empresa también de reflexionar.
A pesar de que estar quemado ya se considera una enfermedad profesional, relacionada sobre todo con el estrés en las vacaciones deberíamos relajarnos lo suficiente como para volver más relajados a la actividad. La cuestión es cuánto tiempo tardamos tras nuestra vuelta a sufrir el mismo síntoma.
Es interesante hacer un mínimo ejercicio para tratar de manejar de mejor manera las situaciones que se nos plantean en la empresa. Tampoco se trata de estar todas las vacaciones con esta cuestión, pero si plantearnos al menos si queremos seguir otro año como el último que hemos tenido o no. Y si somos capaces de manejar las situaciones que nos provocan estrés de otra manera.
Porque cuestiones como el cansancio emociona y físico los recuperaremos en vacaciones, pero otros como la falta de motivación en nuestro puesto de trabajo no. Y este aspecto es clave para poder trabajar en una empresa sin que acudir cada día a nuestro empleo no suponga una carga insoportable emocionalmente.
Por eso necesitamos hacer esta reflexión, que necesariamente tiene que incluir una lista de alternativas laborales. Porque si no tenemos opción de cambiar de trabajo solo podemos aprender a utilizar la inteligencia emocional para que las situaciones laborales sean solo eso, laborales y no nos las llevemos con nosotros a casa.
Porque posiblemente muchas de estas situaciones que nos provocan estrés no las podemos resolver nosotros. Si no podemos hacer nada, porqué tenemos que preocuparnos más de lo necesario. Aprender a relativizar aquello que no podemos solucionar es un ejercicio bastante sano en el día a día de la empresa.
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