El
sector
de
los
semiconductores
en
Corea
del
Sur
no
pasa
por
su
mejor
momento.
Aunque
el
país
continúa
siendo
líder
en
la
producción
de
chips
de
memoria
—pieza
clave
de
su
economía—,
Samsung
y
SK
Hynix
están
luchando
por
atender
la
creciente
demanda
en
plena
expansión
de
la
inteligencia
artificial
(IA).
Todo
esto
ocurre
mientras
el
desarrollo
de
tecnología
de
chips
lógicos
avanzados
muestra
señales
de
estancamiento
y,
por
si
esto
fuera
poco,
Corea
del
Sur
lleva
tres
años
perdiendo
peso
en
el
mercado
global.
Como
recoge
EDAILY,
algunos
integrantes
de
la
industria
y
del
mundo
académico
han
abordado
esta
situación
durante
un
seminario.
Lee
Hyuk-jae,
copresidente
de
la
Academia
Nacional
de
Ingeniería
de
Corea
(NAEK),
no
ha
dudado
en
asegurar
que
los
chips
de
memoria
surcoreanos,
alguna
vez
considerados
superiores,
han
entrado
en
la
era
de
la
estandarización.
En
este
sentido,
el
país
corre
el
riesgo
de
perder
competitividad
en
un
contexto
donde
los
rivales
extranjeros
están
reduciendo
la
brecha
tecnológica.
KSMC,
un
TSMC
surcoreano
Durante
el
encuentro
se
propuso
como
una
de
las
vías
para
abordar
los
desafíos
que
enfrenta
la
industria
la
creación
de
un
modelo
de
fabricación
como
el
de
Taiwan
Semiconductor
Manufacturing
Company
(TSMC).
La
idea
es
desarrollar
un
ecosistema
de
fabricación
equilibrado
y
diversificado
que
incluya
tanto
nodos
maduros
como
de
vanguardia.
Pero
para
conseguirlo
haría
falta,
entre
otras
cosas,
una
inversión
multimillonaria.
El
plan
propuesto
por
los
expertos
señala
que
una
inversión
de
20
billones
de
wones
(13.900
millones
de
dólares)
serviría
para
obtener
300
billones
de
wones
(208.700
millones
de
dólares)
en
beneficios
económicos
para
2045. «Taiwán
mantiene
un
ecosistema
equilibrado
en
el
que
empresas
como
UMC
y
PSMC
se
centran
en
procesos
maduros
y
de
tecnología
media,
complementando
la
fabricación
avanzada
de
TSMC”,
han
dicho.
Tener
como
modelo
a
TSMC
tiene
mucho
sentido.
Estamos
hablando
de
una
compañía
cuyo
éxito
es
indiscutible:
acapara
más
de
50%
del
mercado
de
la
fabricación
de
circuitos
integrados.
Ahora
bien,
la
pregunta
es
cómo
haría
Corea
del
Sur
para
tener
una
hipotética
Korea
Semiconductor
Manufacturing
Company
(KSMC).
La
respuesta
es
con
mucho,
pero
mucho
apoyo
gubernamental,
algo
que
para
TSMC
ha
sido
clave
desde
sus
inicios.

TSMC,
fundada
por
Morris
Chang
en
1987,
nació
como
fruto
de
una
colaboración
entre
el
estado,
Philips
y
un
grupo
de
inversores
privados.
Un
detalle
que
a
menudo
pasa
desapercibido
es
el
papel
clave
del
sector
público
en
su
creación.
A
través
del
Fondo
Nacional
de
Desarrollo,
el
estado
aportó
una
suma
significativa
de
capital,
logrando
una
participación
inicial
del
48,30%
en
la
empresa
en
sus
primeros
días.
El
Gobierno
de
Taiwán,
a
través
del
Fondo
Nacional
de
Desarrollo,
es
el
mayor
accionista
individual
de
TSMC.
Han
pasado
más
de
tres
décadas
desde
ese
entonces
y
nombres
como
BlackRock,
Capital
Research
and
Management
Company,
Government
of
Singapore
Investment
Corporation,
Norges
Bank
y
The
Vanguard
Group
han
conseguido
una
notable
participación.
El
Fondo
Nacional
de
Desarrollo
de
Taiwán,
por
su
parte,
sigue
siendo
el
mayor
accionista
individual,
con
poco
más
del
6%
de
la
compañía.
Tendremos
que
esperar
para
saber
si
esta
propuesta
finalmente
se
convertirá
en
realidad.
A
principios
de
este
año
salió
a
la
luz
que
el
gobierno
de
Corea
del
Sur
quería
impulsar
su
industria
de
los
semiconductores
con
la
construcción
del
mayor
centro
de
chips
del
planeta,
pero
los
repentinos
—y
repetidos—
cambios
de
liderazgo
en
el
país
podrían
ralentizar
o
frustrar
los
planes.
El
presidente
Yoon
Suk
Yeol
se
mostraba
interesado
en
mejorar
la
posición
de
su
país
en
el
ámbito
de
los
semiconductores.
Hace
exactamente
un
año
había
viajado
a
Países
Bajos,
el
hogar
de
ASML,
con
las
intenciones
de
forjar
una
alianza.
Pero
Yoon
Suk
Yeol
ya
no
está
en
el
poder.
Fue
destituido
hace
dos
semanas
por
el
Parlamento.
Han
Duck-soo,
que
asumió
como
presidente
interino,
acaba
de
destituido
este
mismo
viernes.
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