Tras la asfixiante ola de calor de hace unas semanas, parecía que el calor se había empadronado en España y no pensaba dejarnos hasta finales de septiembre. Y en un año normal podía ser, pero no estamos en un año normal. Por eso, en cuanto ha surgido la oportunidad, se nos ha colado una borrasca atlántica con toda la intención de romper la estabilidad meteorológica y convertir los primeros días de junio en un festival de lluvias en todo el norte peninsular.
Un pequeño alivio… Aunque en algunas zonas del país (como el valle del Ebro y algunas zonas del sudeste) las temperaturas se mantendrán por encima de los 30 grados, en el resto del país las temperaturas van a bajar. Sí, es cierto, los descensos más notables serán en Galicia, la cornisa cantábrica y el noroeste de la Meseta.
…para coger fuerzas para lo que viene. Y es que los meteorólogos coinciden en que se dan todos los requisitos para que el verano de 2022 sea «muy caluroso». Para que nos hagamos una idea, las temperaturas que podrían situarse uno o dos grados centígrados por encima de lo normal en el interior de la Península y, en el resto de la España continental y Baleares sobrepasarán el grado sin dudarlo.
No es algo específico de España, eso es verdad. De hecho, todo parece apuntar a que estas anomalías se extenderán por el resto de Europa y solo se librarán, aparentemente de ellas, el golfo de Cádiz y Canarias. Allí los valores térmicos que esperamos son los habituales. A esto hay que sumar que también se espera que llueva menos de lo normal ahondando en la sequía que tenemos encima.
¿Cómo podemos saber esto? Esa es una buena pregunta. Desde hace tiempo sabemos que los modelos meteorológicos no son buenos pronosticando qué va a pasar más allá de los próximos 10 o 15 días. Sin embargo, hay modelos a medio plazo que nos permiten dibujar tendencias climáticas teniendo en cuenta las dinámicas generales. No podemos afinar cuándo lloverá o a qué día superará los 40 grados, pero podemos saber cosas.
En el modelo de Meteored, por ejemplo, se pronostica que la dorsal anticiclónica se mantendrá fuerte en latitudes medias y altas provocando muchas horas de sol y ausencia de viento. Es decir, provocando el calentamiento progresivo de toda la zona continental. Esto es interesante porque, en el mejor de los casos, no se cumplirá. No hay que olvidar que, desde 2014, en una situación de sequía generalizada. Es decir, desde ese año, cada temporada ha llovido menos que la media histórica (1971-2000) y las lluvias de los últimos meses solo han conseguido moderar el golpe. Un verano seco será un problema para el que seguimos sin estar preparados.
Imagen | Richard Hewat