La comedia romántica moderna fue muy popular en Hollywood durante los años 90, pero luego ha ido perdiendo peso hasta el punto de que los grandes estudios ya rara vez apuestan por este tipo de producciones. Netflix es una de las grandes excepciones, pero tampoco puede decirse que hayan hecho ninguna película realmente memorable hasta ahora.
Con la presencia de Reese Witherspoon y Ashton Kutcher al frente del reparto como principal gancho para atraer el público, la cercanía de San Valentín debería ayudar a convertirla en un nuevo éxito para la plataforma. Otro tema es que sea una buena película, pues confía tanto en sus dos protagonistas que descuida todo lo demás y al final nos queda una cinta tan accesible como olvidable.
Volando bajo
No es difícil detectar en ‘Tu casa o la mía’ rasgos de otras comedias románticas de éxito, desde el hecho de que sus dos protagonistas se pasen separados casi todo el metraje (como en ‘Algo para recordar’) o que los dos personajes principales básicamente intercambien sus casas (como en ‘Vacaciones’). Sería fácil seguir enumerando otros elementos, algunos más concretos y otros mucho más generales, que dejan claro que la guionista y directora Aline Brosh McKenna no se ha complicado demasiado y ha apostado por aquello que ya se ha demostrado en otras ocasiones que funcionaba.
Y es que tampoco hay que olvidar que puede que ‘Tu casa o la mía’ sea la primera película como directora de McKenna, pero previamente había escrito títulos como ‘El diablo viste de Prada’, ’27 vestidos’, ‘Morning Glory’ o ‘Un lugar para soñar’. También fue la cocreadora y showrunner de ‘Crazy Ex-Girlfriend’, pero, lamentablemente, el título que nos ocupa encaja mucho más con su carrera en la gran pantalla que con la serie protagonizada por Rachel Bloom.
Desde el primer momento se nota que McKenna intenta apostar por un enfoque más cercano, aunque en ningún caso realista. De hecho, hay arcos argumentales que solamente suenan posibles en un escenario así como, por poner un ejemplo pero sin entrar en detalles, lo que hace el personaje de Witherspoon tras descubrir un secreto del de Kutcher, pero lo cierto es que todo acaba resultando un tanto accesorio, tal y como demuestra el desinterés que muestra en desarrollar los otros posibles intereses románticos de los dos protagonistas.
Eso exacerba algo que todo el que se enfrente a una película de estas características da por sentado: los dos personajes principales están destinados a acabar juntos. La clave está en hacer que el espectador realmente desee que eso suceda, creando así una sensación de satisfacción por algo con lo que ya contaba de antemano. Eso también se aplica en otros géneros y pondré un ejemplo claro: ¿Quién quiere ver un slasher en el que el asesino no llegue a matar a nadie? Pero no vale con que eso suceda, hay que saber cómo adornarlo.
El primer problema de ‘Tu casa o la mía’ es precisamente ese, ya que una comedia romántica necesita algún tipo de conflicto que siembre dudas sobre el destino de los protagonistas. No es tanto hacer sufrir al espectador como lograr que se implique, y tampoco viene nunca mal tener algún secundario con una función puramente cómica que anime la función. Ese rol podrían haberlo desempeñado aquí Steve Zahn o Zoë Chao (‘The Afterparty’), pero a la hora de la verdad sus personajes está condenados a la completa irrelevancia.
Insustancial
Tampoco es que el resto de complementos a los protagonistas aporten mucho -y es una pena, porque Jesse Williams (‘Anatomía de Grey’) podría haber dado mucho más de sí como rival romántico de Kutcher-, pues ‘Tu casa o la mía’ prefiere ir directa al grano, evitar que haya auténticas dificultades a lo largo del camino -incluso la única que hay se resuelve de forma tan sencilla que su impacto real acaba siendo mínimo- y que su visionado sea un acompañante perfecto mientras haces otras cosas, sea planchar la ropa, ordenar el salón o simplemente charlando con tus amigos por WhatsApp. Si es que hasta casi parece diseñada para poder verla estando distraído y que no te pierdas nada importante, porque simplemente no hay nada que lo sea.
Lo que nos queda entonces es lo que puedan aportar Witherspoon y Kutcher en un entorno sencillo, previsible y no especialmente divertido. Su química había sido puesto en duda durante la campaña promocional, pues hasta Mila Kunis, esposa en la vida real del actor, haya afirmado que se les veía raro juntos. No obstante, eso sucede muy poco, y sus conversaciones telefónicas sí logran transmitir esa cercanía que la película busca en líneas generales. Tampoco es nada memorable, pero sí suficiente para que ver ‘Tu casa o la mía’ no se haga pesada.
De hecho, ambos funcionan mejor en esas interacciones que cuando tienen que ir en solitario, pues Witherspoon se centra en recuperar una tipología de personaje de la que abusó hace años y que parecía haber dejado atrás. No lo hace ni mucho menos mal y está muy cómoda en una interpretación que no le exige demasiado, pero esa familiaridad es un arma de doble filo que aquí no tengo claro que termine de compensar. Por su parte, Kutcher reincide en el rol de adulto inmaduro, pero prescindiendo de todo tipo de excesos, lo cual neutraliza los momentos en los que «malcría» al hijo de ella.
En resumidas cuentas
‘Tu casa o la mía’ es una película que no molesta pero en ningún caso conquista y a la que solamente deberían acercarse aquellos espectadores que no tengan alergia cinematográfica a este tipo de comedias románticas, porque es que ni los más entusiastas de este subgénero encontrarán aquí mucho que celebrar.
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