Si bien River llegó bastante en el primer tiempo, los hinchas de Gremio no parecían preocupados en su Arena porque la pelota viajaba por arriba del travesaño de Grohe, River no la embocaba.
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La torcida local se volvió loca con el gol de Gomes y, confiada, veía cómo pasaban los minutos. El reloj era su aliado y hasta cantaban canciones de las hinchadas argentinas.
El hincha quedó torcido.
Hasta que Borré hizo el 1-1, hasta que Cunha fue corriendo a ver el monitor del VAR porque algo había pasado. Y ese algo nunca se sabe desde las tribunas, y la incógnita carcome cuando la jugada fue en el área propia. Resultado: penal, gol, angustia.
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No alcanza la camiseta para tantas lágrimas.
Una angustia que se transformó en sufrimiento y tristeza, que no tuvo fin porque a Gremio se le escapó el partido de las manos. Se lo sacó River. ¿Era lluvia la que caía? Mezclada con alguna lágrima, seguro.
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Gol de Pity, los hinchas no lo pueden creer.
Bressan no puede creer el penal.
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Así se fue Bressan.
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La cara de Renato Gaucho…
