En
la
cocina,
cuando
el
producto
es
bueno,
el
dicho
de ‘menos
es
más’
debería
ser
una
regla
de
oro.
Para
triunfar
con
esta
idea
de
aperitivo
solo
hacen
falta
tres
ingredientes,
pero
han
de
ser
de
primera
calidad:
anchoas,
mantequilla
y
hojaldre.
Con
ellos
conseguimos
unas
tostas
crujientes
que
son
un
bocado
de
verdadero
lujo.
La
idea
la
vimos
de
pura
casualidad
curioseando
en
la
galería
de
Instagram
de
uno
de
los
locales
más
populares
para
el
tapeo
alicantino,
Barra
Cental,
en
el
Mercado
Central
de
la
ciudad.
Sin
haber
catado
la
tosta
original,
y
adaptándola
un
poco
a
nuestro
gusto,
preparamos
en
casa
un
aperitivo
delicioso
aprovechando
unas
magníficas
anchoas
que
nos
habían
regalado.
La
combinación
de
una
buena
mantequilla
(buena
de
verdad,
por
favor)
con
anchoas
de
calidad
sorprende
cuando
la
pruebas,
y
nos
recuerda
por
qué
funciona
tan
bien
la
tradicional
conserva
en
esta
grasa
láctea.
En
nuestro
caso
hemos
optado
por
cortarla
en
láminas
muy
finas
y
congelarlas
unos
minutos
antes
de
servir,
porque
se
derrite
rápidamente,
y
el
sabor
en
frío
cambia
respecto
a
la
textura
en
pomada.
Precalentar
el
horno
a
220ºC
y
preparar
una
bandeja
con
papel
sulfurizado.
Desenrollar
la
masa
de
hojaldre
sobre
el
papel
en
el
que
viene
envuelta,
estirar
un
poco
con
un
rodillo
y
cortar
en
rectángulos
algo
más
pequeños
que
la
longitud
de
las
anchoas.
Pintar
ligeramente
por
ambas
caras
con
aceite
de
oliva
y
disponer
sobre
la
bandeja.
Pinchar
con
un
tenedor
y
hornear
hasta
que
se
doren.
A
media
cocción,
aplastar
con
cuidado
con
un
tenedor
para
bajar
el
volumen
del
hojaldrado,
pues
crecerá
mucho.
Queremos
simplemente
que
se
inflen
un
poco.

Una
vez
doradas,
dejar
enfriar.
Mientras,
cortar
la
mantequilla
en
láminas
muy
finas,
usando
un
cuchillo
afilado,
mandolina
o
un
corta
quesos,
y
disponer
en
una
bandeja
sobre
papel
antiadherente
para
llevar
al
congelador
unos
minutos.
En
el
momento
de
servir,
repartir
la
mantequilla
sobre
el
hojaldre,
disponer
encima
una
anchoa
ligeramente
escurrida
y
decorar
con
un
poco
de
cebollino
picado
y
pimienta
negra
recién
molida
(opcional).
Si
el
aceite
de
la
conserva
es
regular,
pintar
las
anchoas
con
buen
virgen
extra.
Con
qué
acompañar
las
tostas
de
anchoas
Como
buena
tapa
o
picho,
estas
tostas
crujientes
pueden
acoplarse
a
cualquier
mesa
de
picoteo,
ya
sea
en
el
aperitivo
del
fin
de
semana
o
como
parte
de
comida
o
cena
informal
con
otros
platos
en
pequeño
formato,
como
unas
croquetas
al
gusto
o
unas
marineras,
aprovechando
que
tenemos
la
lata
de
anchoas
abierta.
La
bebida
para
acompañar
también
admite
muchas
posibilidades,
desde
la
infalible
cerveza
hasta
un
vermú,
vino
blanco,
Jerez
o
un
refresco.
Aunque
si
nos
apetece
algo
ás
festivo,
siempre
podemos
preparar
un
rebujito
o
un
Aperol
spritz
casero.
En
DAP
|
Receta
de
anchoas
caseras
en
salazón
En
DAP
|
Boquerones
en
vinagre