El uso de Google ClassRoom y otras herramientas online para continuar con las clases, tutorías mediante Zoom o Skype, libros digitales, webs de consulta, tours virtuales de carácter cultural, canales educativos de Youtube… Desde que se cerraran los colegios como consecuencia de la crisis del SARS-CoV-2, el escenario educativo ha cambiado completamente.
Ahora, los niños deben apoyarse en las TIC para poder seguir adelante con el curso, y algunos padres temen que el uso de pantallas que están haciendo sus hijos a lo largo del día sea excesivo. Pero, ¿hay razón para preocuparnos por ello? ¿Las horas que pasan los niños conectados al ordenador o tablet para sus clases virtuales también computan a la hora de controlar el tiempo máximo que deben pasar frente a las pantallas?
Hemos hablado con las expertas en educación, Emma Duffy y Neil Tetley. La primera es directora de Early Years (el equivalente a la etapa de Educación Infantil en Reino Unido) del colegio británico Hastings School, y la segunda es la directora del centro. Ambas tienen sobrada experiencia en el empleo de la tecnología como parte fundamental de la educación de los alumnos, y han querido aportarnos su visión al respecto.
¿Existe un tiempo máximo de pantallas si las usamos con fines pedagógicos y educativos?
Ambas expertas coinciden en que no se puede establecer una cantidad de tiempo exacta, aunque sí deberían primar una serie de principios en lo que respecta a las clases virtuales:
Algunos ejemplos más tradicionales serían leer libros en papel, hacer manualidades o realizar los ejercicios con lápiz y luego escanearlos o fotografiarlos para que los profesores los revisen. Pero también se puede recurrir al ingenio proponiendo ejercicios de matemáticas manipulativas o experimentos científicos que puedan realizarse en casa, por poner algún ejemplo.
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En el caso de los alumnos más mayores que desarrollan gran parte de su trabajo delante de las pantallas, las expertas creen que los profesores deberían asegurarse de que las actividades que están realizando estén correctamente diseñadas y sean productivas.
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En cuanto al ejercicio físico, hasta ahora se había estado recurriendo a las sesiones online para practicar deporte desde casa. Pero ahora los niños ya pueden salir a caminar y disfrutar del aire y el sol, por lo que es importante que los profesores de educación física animen y motiven a los niños a estar activos, alejándose un rato de las pantallas.
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Si aún así, los padres consideran que sus hijos se apoyan en exceso en ordenadores, móviles o tabletas para sus clases, o tienen dificultades para usarlos de manera productiva, es recomendable hablar con el colegio para buscar otras alternativas adaptadas a cada caso particular.
En cualquier caso, Emma y Neil aconsejan tener presentes las recomendaciones realizadas por organismos oficiales sobre el tiempo máximo de pantallas atendiendo a la edad del niño. En este sentido, no se recomienda su uso a menores de 18 meses, y para niños de entre dos y cinco años el tiempo máximo debe ser de una hora diaria y con programas de alta calidad.
En niños más mayores nos recuerdan que un uso excesivo y no controlado por parte de los padres puede llevar aparejados problemas muy graves como:
- Consumo de contenidos no apropiados para la edad
- Menos horas de sueño y actividad física
- Mayor consumo de comida basura
- Mayor posibilidad de ser víctimas de ciberbullying
Videollamadas grupales y tutorías virtuales, ¿sí o no?
Las videollamadas se están convirtiendo en una forma de volver a reunir a los niños con sus profesores y compañeros en este nuevo escenario educativo. Pero no todos los padres están de acuerdo con que sus hijos utilicen la webcam o programas para reuniones virtuales.
Las expertas consultadas se muestran a favor de este tipo de herramientas, pues consideran que contribuyen positivamente al desarrollo afectivo y social del niño en estos delicados momentos, en los que se han visto separados de forma repentina de sus amigos y figuras de referencia en la escuela:
«En Hastings School tenemos sesiones online en directo incluso para los niños de tres años. En estos casos, la duración es de 15 minutos y con un máximo de cuatro alumnos. Consideramos que estas sesiones virtuales son beneficiosas desde un punto de vista social«.
«Los niños disfrutan viendo a sus amigos e interactuando con sus profesores. Cuanto mayores son los alumnos, más sesiones en directo reciben y a partir de los 11 años, casi todas nuestras clases tienden a incluir algún componente en directo, incluso si se trata únicamente del profesor saludando al principio de la clase o despidiéndose al final»
Para Emma y Neil las sesiones online aportan dos grandes beneficios:
- El primero es educativo, pues ciertos temas se explican mejor a través de una videoconferencia
- El segundo es emocional, pues el aprendizaje online contribuye al aislamiento y se hace imprescindible incluir herramientas que faciliten el contacto social
¿Los padres debemos estar presentes en las clases virtuales de nuestros hijos?
¿Estar o no presentes en las clases virtuales de los niños? Está pregunta trae de cabeza a muchos padres, que consideran importante supervisar lo que sus hijos hacen durante el tiempo que permanecen conectados a Internet.
En el caso de los niños que cursan Educación Infantil y primeros cursos de Primaria, ambas profesionales aconsejan que los padres estén presentes en las sesiones virtuales, no solo para solucionar cualquier problema técnico que pueda presentarse, sino para ofrecer a los niños seguridad y confianza en un escenario totalmente nuevo para ellos.
Sin embargo, consideran importante que los adultos se queden al margen durante la clase, y que no respondan por boca de los niños, eviten que cometan errores ni hagan el trabajo por ellos. A medida que nuestros hijos vayan creciendo, los padres debemos fomentar su autonomía evitando intervenir y controlar en exceso, aunque indudablemente, la supervisión siempre debe estar presente.
«Las pantallas en sí mismas no son buenas o malas»
Y ya por último, las expertas quieren lanzar un mensaje tranquilizador a los padres en esos momentos, animándoles a no preocuparse en exceso por el tiempo que los niños pasan delante de las pantallas si las actividades online que realizan son positivas y productivas.
«En otros países donde los niños no han asistido al colegio durante un período largo de tiempo, se ha visto que un aprendizaje online de buena calidad no solo no ha afectado a la enseñanza, sino que no se han evidenciado efectos secundarios relacionados con el tiempo que los alumnos han pasado delante de la pantalla».
Aún así, nos recuerdan que esta experiencia que estamos viviendo es nueva para todos, y que una buena enseñanza online requiere de tiempo, reflexión, planificación y retroalimentación por parte de los alumnos y sus familias, con el objetivo de seguir mejorando.
«Son tiempos difíciles, en los que se hace imprescindible aceptar que nuestros hijos pasarán mucho más tiempo conectados a las pantallas del que quizá nos gustaría. Pero eso no tiene por qué ser malo si se realizan actividades educativas o se utilizan para socializar con los amigos»
Fotos | iStock
Agradecimientos | Hastings School
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