La segunda temporada de ‘The Boys‘ ha pasado su ecuador con su quinto episodio, estrenado puntualmente en su periodicidad semanal en Amazon Prime. ‘We Gotta Go Now‘ sigue hinchando el globo regulando la presión, pero esta vez metiendo tanto aire que podría explotar en cualquier momento. Todo lo que se ha ido apuntando va encontrando su punto de llegada y algunas subtramas no tienen punto de retorno.
Billy se reúne con Hughie y Leche materna tras hundirse por el rechazo de Rebecca, y se ven acorralados por Black Noir en un asalto que devuelve la acción que muchos estaban echando de menos en la serie, sin embargo, la parte más interesante, de nuevo, reside en la capacidad de la adaptación de Garth Ennis de relatar las entrañas del mundo del espectáculo actual y cómo se relaciona con el manejo de la imagen y el posicionamiento ideológico del bien con beneficios políticos y publicitarios.
SPOILERS sobre la trama en todo el texto
Capitalizando la diversidad
El rodaje de la película de los siete lleva a momentos de sátira brutal sobre el uso de las minorías, el empoderamiento y la lucha por los derechos como forma de blanquamiento de una compañía. Centrándose en como Vought International aprovecha las oportunidades de marketing para Maeve y su postura LGBTQ + tratando de involucrar a Elena, con los movimientos de Homelander de fondo, algo que dentro del grupo puede suponer un terremoto mayor, puesto que Maeve también se alinea para acabar con El patriota, aunque no sabemos cómo.
Además del cinismo del uso de la imagen de Maeve con exagerados carteles con la bandera arco iris, el episodio va más allá y deja claro hacia dónde van los dardos cuando vemos un momento de la película de los siete en la que las tres chicas son unidas por un recurso barato de guion para poder juntarse en un «photo finish» con frase lapidaria «las chicas lo conseguirán» que recuerda claramente al comentado momento «girl power» de ‘Los vengadores: Endgame‘.
A continuación, Ashley muestra a Homelander imágenes de él matando a un civil mientras detiene a un terrorista en un país extranjero, al más puro estilo del conflicto de ‘Batman vs Superman: el amanecer de la justicia‘ (Batman v Superman: Dwn of Justice, 2016). En consecuencia, el vídeo se ha viralizado y su popularidad se ha reducido aún más, con protestas en todo el país llamándolo “criminal de guerra”. Homelander está furioso y no quiere disculparse. Ashley insiste en que el equipo de crisis se encargue de ello y Stormfront le irrita aun más al intervenir en la conversación. Lo tiene en su palma.
Homelander acorralado
El episodio 5 es fascinante porque por primera vez vemos que Homelander no puede controlar las cosas y necesita ayuda. Se da cuenta de que influir en una nación es diferente a manipular a una sola persona. En una manifestación de protesta trata de venderles que tiene los mismos objetivos de luchar por la vida de «los estadounidenses primero», pero la multitud se irrita con él y grita «No hablas por nosotros». Su reacción es imaginarse la masacre de la multitud con sus ojos láser.
Antony Starr merece destacarse en su retrato de un personaje público con un interés propio, obsesionado por las encuestas de opinión y un auténtico patán en sus intervenciones públicas (no hace falta echarle mucha imaginación). El actor da vida a su repulsivo villano con cada vez más detalles, pero verle acorralado y desesperado añade una nueva capa de patetismo que hace pensar que, realmente, ‘The Boys‘ trata sobre él, y se deleita mostrando todas sus caras. Mientras, los chicos tienen que lidiar con Black Noir, al estilo de un ‘Solo en Casa‘ para adultos y hay un pequeño momento de violencia de Kimiko que dan al episodio los momentos de tensión, acción y sangre necesarios.
Billy vuelve a su estado habitual, Starlight está más expuesta que nunca y Homelander se alía con Stormfront (en una escena que cierra el trato de forma delirante y salvaje). Todas las cartas para un tercer acto incendiario están colocadas y mientras, Kripke consigue que su sátira corte por los lugares correctos. Una pena que las polémicas de la serie vengan asociadas a algo tan absurdo como su programación, lo que indica que muchos puntos del retrato de la sociedad en que vivimos de ‘The Boys’ dan en la diana de una idiotez que traspasa de la ficción a la pantalla.