Los embarazos a veces llegan acompañados de una revolución emocional difícil de manejar. Aunque se trate de un embarazo planeado y deseado, la idea de imaginar cómo cambiará nuestra vida cuando ese bebé nazca, puede llegar a provocarnos cierto miedo, inseguridad y dudas. En muchos casos, esas sensaciones se intensifican especialmente con el segundo embarazo, sobre todo si entre los hermanos habrá poca diferencia de edad.
Cuando me quedé embarazada de mi tercer hijo, mi niña mediana tenía tan solo 10 meses. Era una bebé que aún lactaba y colechaba con nosotros, que no caminaba ni hablaba, y que pedía con frecuencia estar en brazos de mamá, como cualquier otro bebé. Había soñado con tener tres hijos antes incluso de convertirme en madre por primera vez, y por fin mi deseo iba a hacerse realidad. Pero de pronto sentí un miedo irracional por lo que se avecinaba, y miraba a mi bebita con una mezcla de sentimientos.
Si estás ahora mismo en esta situación, es probable que te sientas «perdida», que todo se te «haga bola» y que no seas capaz de manejar tus sentimientos. Te comparto cómo fue mi experiencia y qué cosas me ayudaron a enfrentarme a mis temores y recelos.
Recibir el positivo con una mezcla de emociones
Cuando anhelas tener un bebé, ver el positivo en el test de embarazo debería ser uno de los momentos más felices y emotivos de tu vida. Sin embargo, no siempre sucede así, y por mucho que hubieras soñado con ese momento una y otra vez, la revolución hormonal, las opiniones de los demás y nuestras ideas preconcebidas, pueden jugarnos malas pasadas.
Cuando supe que estaba embarazada de mi tercer hijo, y a pesar de lo muchísimo que deseaba ser madre de familia numerosa, me invadieron de pronto un montón de sentimientos que iban desde el miedo y la incertidumbre, hasta la culpa, pues miraba a mi bebita durmiendo sobre mi pecho y no podía dejar de preguntarme qué sería de ella a partir de ese momento.
«¿Nos habremos precipitado buscando un embarazo tan pronto?» «¿Y si no soy capaz de atender a dos bebés al mismo tiempo?» «¿Tendrá celos mi hija ante la llegada de su hermanito?» «¿Podré cuidarme y disfrutar de este embarazo con un bebé al que atender?«…
¡Cuántos «y si», cuántas elucubraciones y proyecciones en negativo y cuántas dudas absurdas se me plantearon en aquellos momentos! Y digo «absurdas» porque aunque en esos instantes me parecían completamente lógicas, no tardé en darme cuenta de que el tiempo acaba colocando cada cosa en su sitio, y poco a poco, aquellos «enormes» problemas que mi mente imaginaba, se fueron solucionando por sí solos de la manera más sencilla y natural posible.
Consejos de una madre a otra: fuera culpas, no anticipes y disfruta de la experiencia
Si te sientes identificada con los sentimientos descritos, lo primero que quiero decirte es que no eres ningún «bicho raro», por mucho que creas que que nadie te va a entender. Quizá hoy te sientas pletórica, pero mañana los miedos vuelvan a asaltarte. Es completamente normal, y mi consejo es que no dejes de hablarlo con tu pareja y las personas en quienes confías.
En segundo lugar, y aunque es fácil decirlo y difícil ponerlo en práctica, te aconsejo que no anticipes y borres de tu mente todas esas ideas preconcebidas que hacen que nos pongamos siempre en lo peor. Y es que el gran problema de los «y si» que mencionaba más arriba es que no son hechos, son anticipaciones, temores futuros que damos por buenos y nos hacen sentir mal. Pero ¿tiene sentido sentirse mal por algo que aún no ha tenido lugar y que de hecho no sabemos si va a suceder?
También es frecuente creer que nuestra decisión de tener otro bebé va a alterar la vida de nuestro hijo; y si encima es aún muy pequeño, la culpa se acrecienta.
«¡Con lo chiquitín que es y lo rápido que lo voy a destronar!», es el pensamiento que con más frecuencia aparece. Y, evidentemente, pensar esto nos hace sentir culpables porque inmediatamente lo asociamos a «perder nuestra atención», «perder espacio», «perder mimos»… Es cierto: la vida de nuestro hijo va a cambiar, pero ¿por qué pensamos que será para peor, cuando todos sabemos que tener un hermano es el regalo más valioso que podemos darle a un hijo?
Por último, en cuanto a disfrutar del embarazo, desde mi experiencia te diré que fue difícil. Si ya de por sí es complicado sacar tiempo para conectar con el bebé cuando tienes otro hijo al que atender, la situación se vuelve aún más compleja cuando ese hijo es prácticamente un bebé que demanda atención las 24 horas. No obstante, siempre es posible sacar un ratito para hablar con ese bebé que se está gestando dentro de ti, cantarle, acariciarle a través de la barriga e ir creando poco a poco ese vínculo tan maravilloso que después te emocionará recordar.
Como te decía más arriba, a medida que vaya avanzando el embarazo seguro que empiezas a sentirte más tranquila y preparada para afrontar la etapa que se avecina. Una etapa que probablemente será intensa, maravillosamente caótica y tremendamente feliz; una etapa que vas a tener el enorme privilegio de disfrutar.