«Yo pude haber hecho más, el fútbol me dio la oportunidad y yo la desaproveché».El lamento pertenece a Juan Eduardo Cabrera (67), el «Tati», un volante central de nuestra ciudad, un cinco clásico al que algunos comparon más cercano a esta época con Fernando Redondo por su estilo de juego. Pero, Cabrera tenía fuera del campo de juego una debilidad: volverse siempre a San Francisco, a su barrio y con sus amigos.
«Tuve todo para triunfar y no quise. Después, a cierta edad, uno se da cuenta y se lamenta porque podría haber hecho una diferencia económica. No me quejo, pero es que nunca había salido de San Francisco, me quería volver siempre. Imaginate un pibe de barrio solo en Santa Fe, en Córdoba, en Buenos Aires; se me hizo muy difícil y no estaba acostumbrado. La gente quizás no lo entiende», contó Cabrera, quien recibió en su casa de barrio Vélez Sarsfield a El Periódico.
«Me faltó un ladero que me acompañe y que me aconseje. Cuando hablo con algún pibe se lo digo, le explico lo que no tienen que hacer porque yo hacía todo lo que no tenía que hacer un deportista y me doy cuenta ahora, con el tiempo te trabaja la cabeza y te das cuenta cuando es tarde», agregó.
Dos semanas y a primera
Cabrera dio sus primeros pasos en el popular La Florida, allí había un estilo de juego muy marcado donde el buen trato de pelota no se negociaba y de la mano de Américo y Daniel Vivas, Héctor Garay y Funes se consagraron tricampeones de la Liga Amateur de forma invicta.
«Nos entendíamos bien y el que llegaba se adaptaba rápido. Era un estilo de juego que la «flora» lo tenía impregnado desde hacía un tiempo. En esa época terminábamos de jugar y nos íbamos a comer la «falda» a la sede: los jugadores y los hinchas, todos juntos. La sobremesa siempre duraba hasta tarde», recordó con nostalgia.
Tanto brilló en la «flora» que un día lo vio Jorge Omar Sanitá y enseguida lo pidió para Sportivo Belgrano, que por aquel entonces -1973- jugaba la Liga Cordobesa y lo necesitaba para reemplazar a Víctor Binello que se había ido a Talleres de Córdoba. «Estuve dos semanas y debuté en primera. Me acuerdo que fue en barrio La France contra Huracán, todos los diarios de Córdoba me pusieron como figura del partido en mi debut», contó orgulloso Cabrera.
Cabrera en Sportivo Belgrano.
«Tuve suerte, anduve bien», dijo humildemente. «No se me hizo difícil. Eso sí, se entrenaba diferente, pero enseguida agarré ritmo. Al final del torneo muchos clubes me quisieron llevar, pero me terminé yendo a Unión», explicó en referencia al «tatengue» santafesino.
«Es que en la Liga Amateur había un nivel bárbaro, si andabas bien en la Amateur podías jugar casi en cualquier lado», dijo Cabrera.
Cuatro años al lado de verdaderos «monstruos»
«Había varios equipos que me querían y Sportivo tenía que comprarme para que yo siga y me puedan negociar. Ya me quería Instituto, pero me vio jugar el «Toto» Lorenzo y me pidió para Unión de Santa Fe», recordó Cabrera.
Su paso por el equipo santafesino fue muy corto, entre 1974 y 1975. Pero a Cabrera siempre le tiraba volver a sus pagos. Por eso no aguantó e inexplicablemente pegó la vuelta. Sin embargo, fue partícipe de la histórica gira internacional que realizó Unión de la mano del multicampeón Juan Carlos Lorenzo antes de disputar el Metropolitano del 75 -que Cabrera no jugó-.
Cabrera en su llegada a Unión de Santa Fe.
«En esa época estaba Hugo Gatti, Leopoldo Jacinto Luque, Rubén «chapa» Suñé. Estuve 20 días en la gira y me volví, no veía la hora de que termine para volver a casa. Uno de grande se arrepiente, pero en el momento eran cosas de pibe, me quería volver», contó.
En ese equipo de Unión también estaban jugadores históricos como Victorio Nicolás Cocco, Baudillo Jáuregui, Heber Mastrángelo, Víctor Rodolfo Marchetti, Víctor Alfredo Bottaniz, Miguel Angel Tojo o el “León” Espósito.
Cabrera se volvió de la vecina provincia sin complejos, pero Instituto de Córdoba seguía sus pasos y lo tentó para llevárselo para Alta Córdoba. Y hasta allá llegó para competir en la Liga Cordobesa: «Me fue muy bien en Instituto, fui figura en varios partidos , pero siempre tuve eso de querer volverme. Jugaba el domingo, me volvía y me quedaba como una semana en San Francisco. Mis compañeros me querían matar», contó.
El día que Bielsa retó a CabreraAllá por 1977, Instituto apostó por varios jugadores jóvenes de Newells. Llegaron Carlos Picerni, Raúl Delpóntigo, José Luis Danguise y el propio Marcelo Bielsa que tenía, por aquel entonces, 21 años. Cabrera lo recuerda como un joven serio, muy educado y respetuoso a la hora de dirigirse a sus compañeros. «Así como es ahora», recordó entre risas. «Pero un día me retó fuerte, siempre lo recuerdo», dijo Cabrera. «Jugamos un domingo, y como siempre yo me volvía, y me quedé en San Francisco casi una semana hasta que me vinieron a buscar. Volví y mis compañeros me querían matar, pero Bielsa estaba muy enojado. Me agarró y me dijo: ¿Usted tiene noción de lo que está haciendo? ¡¡Con las condiciones que tiene no puede hacer esto!!», contó Cabrera respecto a la exclamación del «loco». Bielsa debutó en «La Gloria» el 13 de febrero de 1977 y fue ante Atlético Paraná en Entre Ríos. Allí ganó Instituto por 2 a 0, el primer gol lo anotó el propio Cabrera a los 2 minutos del segundo tiempo. |
Con el tiempo la «gloria» lo prestó a Huracán de Parque Patricios, al fútbol grande. «Fue duro también porque estaba en Buenos Aires, lejos de todo. Jugué con Houseman, Babington, Carrascosa; eran muy buena gente, se ponían a disposición de uno siempre. Entrenábamos dos o tres veces por día, era otra cosa, pero yo no lo hacía», relató.
Tras la vuelta de Huracán, donde estuvo por menos de un año, Cabrera jugó en algunos equipos de la región como Centro Social de Brinkmann -donde fue campeón de la Liga Regional-, Atlético San Jorge (Santa Fe) y Almafuerte de Las Varillas.
Luego llegó la decisión del retiro, joven, a los 31 años cuando no quiso saber más nada con el fútbol. «Cuando uno no se cuida empiezan las lesiones, los desgarros y yo tenía un problema serio con los desgarros, entonces directamente no renegué más y dejé de jugar», señaló.
«Yo me siento muy querido, donde voy me reconocen y donde jugué también me querían mucho. Mis compañeros me querían, pero tenía eso de querer volverme siempre», dijo Cabrera.
Casero
Cabrera ya no va a la cancha y tampoco jugó más al fútbol. Dice que no le gusta. Los amigos del barrio La Florida, todos exjugadores, lo invitan para ir a ver a Sportivo, pero muy de vez en cuando acepta.
«Miro fútbol por la tele, no me llama ir a la cancha. Tampoco a jugar con los veteranos, no fui nunca. De grande me hice muy casero, quizás tenía que haberme quedado más en casa cuando era más joven y no salir tanto», lamentó el «Tati», hoy jubilado.
Tampoco quiso ser entrenador, pese a que lo tentaron: «Creo que uno nace para ser entrenador, ese liderazgo yo no lo tengo», cerró.
Hoy Cabrera cumple 67 años.