Hace unos meses nos hacíamos eco de un estudio científico publicado en la revista British Journal of Anaesthesia, que analizaba la efectividad de transportar hasta el quirófano en cochecitos eléctricos, a los niños que debían someterse a cirugía.
Esta idea, que conocimos por primera vez gracias al Hospital Integris Baptist Medical Center de Oklahoma (Estados Unidos), ha empezado también a aplicarse en algunos hospitales de nuestro país. El último en sumarse a la iniciativa ha sido el Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, en donde los peques entrarán al quirófano conduciendo un Lamborghini o un Land Rover.
Una iniciativa cada vez más en auge
Cada vez son más los hospitales de nuestro país que se han sumado a esta genial iniciativa, y han sustituido las clásicas camillas empujadas por celadores, por cochecitos eléctricos conducidos por niños, pero manejados por control remoto por el personal del hospital.
El Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela acaba de anunciar que los niños ingresados que precisen operarse o someterse a pruebas diagnósticas, podrán llegar hasta el quirófano o la sala correspondiente en coches eléctricos conducidos por celadores.
Por su parte, en el Hospital Parc Taulí de Sabadell (Barcelona), los niños entran al quirófano conduciendo un Audi descapotable. Según los médicos, este tipo de iniciativas ha logrado sustituir el uso de fármacos ansiolíticos, previos a la operación, que la mayoría de niños requerían para reducir la ansiedad.
También el Hospital Ramón y Cajal de Madrid cuenta con una flota de vehículos eléctricos que fueron donados el pasado 5 de diciembre por la empresa Ataa Cars, que ya había donado previamente seis coches y una moto al Hospital Infantil Virgen de la Arrixaca, en Murcia.
Según los responsables de este centro hospitalario, la entrega de coches fue recibida con gran ilusión por los pequeños ingresados, y aseguran que entrar al quirófano o a las salas de pruebas diagnósticas en estos vehículos, les ayudará a reducir los traumas psicológicos que provoca el miedo al entorno hospitalario.
La Clínica IMQ Zorrotzaurre de Bilbao, también anunció hace un mes la puesta en funcionamiento de cochecitos eléctricos, dirigidos por control remoto, para que los niños hicieran su ingreso en la sala de operaciones.
«El 98% de los menores hospitalizados quiso hacer uso del cochecito para acudir a quirófano, y el 100% de los niños y niñas que montaron en el coche fue sin llorar y en calma. Además, el 95% de los usuarios se despertó tranquilo y sin agitación tras la intervención. Estos hechos consiguieron que el 100% de los padres, cuyos hijos fueron usuarios de estos cochecitos, hayan considerado la experiencia como muy positiva» – manifestaron fuentes del hospital.
El hospital hizo público un vídeo en sus redes sociales para demostrar cómo funcionan este tipo de coches y cual es la actitud de los pequeños cuando se suben en ellos.
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Aunque la iniciativa la conocimos gracias a un hospital estadounidense, lo cierto es que los indiscutibles beneficios que aporta, hace que cada vez esté más en boga en los hospitales pediátricos.
Sobre ruedas al quirófano, es mucho mejor
Para los niños pequeños puede ser muy estresante el hecho de enfrentarse a una intervención quirúrgica o a determinadas pruebas clínicas. Y es que aunque se trate de procedimientos sencillos, tener que separarse de sus padres para entrar a un quirófano o someterse a determinadas pruebas o tratamientos, puede generar un gran estrés y preocupación.
La distracción es una excelente manera de aminorar los nervios ante este tipo de situaciones, y en el caso de los más pequeños es una técnica que funciona a la perfección.
Un estudio científico publicado en febrero de este año demostró que llevar a los niños al quirófano en coches a control remoto, ayuda a reducir sus niveles de ansiedad antes de ingresar a una cirugía, y contribuye a que el despertar de la anestesia sea más calmado.
Porque llegar a la sala de operaciones en coche pasa a convertirse en un juego divertido y en una experiencia positiva, tanto para los niños como para sus padres, que se quedan mucho más tranquilos al verles entrar sonriendo al quirófano.
Así que, ojalá muy pronto todos los hospitales puedan contar con coches eléctricos para que los más pequeños puedan decir adios al miedo que provoca entrar en la sala de operaciones o someterse a pruebas y tratamientos.
Fotos IMQ