Google es la compañía «asesina» de servicios por excelencia. En Mountain View gusta mucho la experimentación, sobre todo cuando hay huecos del mercado que pueden estar quedándose sin cubrir. Quizá ahora menos, pero durante una época Google lanzó muchas plataformas que luego enterró sin compasión, lo que ha dado lugar a webs como el cementerio de Google, algo que la propia compañía mostró como broma de cara a Halloween.
La mayoría de productos que Google ha matado son relativamente conocidos, y en algún momento han llegado a ser bastante usados, aunque fuera por muy poco tiempo. Sin embargo, hay una compañía que tiene otro buen cementerio de aplicaciones, o más bien un cementerio de clones. No es otra que Facebook, y como en el caso de la empresa del buscador, que exista no es doloroso, sino que sirve muy bien para explicar su estrategia de expansión a nuevos nichos y mercados.
Aplicaciones que ni recordamos, nacidas para derrotar a aquellas que en algunos casos ganaron la partida
Las aplicaciones del cementerio de Facebook que veremos tienen una característica común en casi todos los casos: nacieron para tratar de reducir el éxito de alguna plataforma incipiente en la que los de Zuckerberg no habían sido pioneros. Fue el caso de Facebook Camera, una aplicación pensada para competir con Instagram, que se lanzó semanas después de que la compra de la red social por parte de Facebook se hiciera oficial. Una vez se cerró el trato a nivel legal (hubo problemas con algunos reguladores de competencia), Facebook Camera duró muy poco. Pero es el mejor ejemplo de que Zuckerberg, comprando o aplastando a competidores, quiere estar en todas partes.
En el reciente libro ‘No Filter‘, de Sarah Frier, que trata sobre la historia de Instagram, se describe un pasaje en el cual un ingeniero de una Instagram recién comprada es invitado a un encuentro con el equipo de Facebook Camera. «Nuestro trabajo era mataros«, le explicaron desde el equipo a Gregor Hochmuth, el ingeniero de Instagram.
El equipo de Facebook Camera le contó a un ingeniero de Instagram que «su trabajo era matarles»
Pero ha habido mucho más. Otro intento de acabar con un competidor antes de intentar comprarlo (y fallar en los dos intentos, al menos en aquella época) sucedió con Snapchat. Facebook lanzó Poke, una aplicación que permitía enviar mensajes de un solo uso, que por entonces era lo más apreciado de Snapchat. Los mensajes se borraban automáticamente al pasar entre 1 y 10 segundos.
Fue tal fracaso por su cuenta que Zuckerberg pasó a la acción ofreciendo a Evan Spiegel comprar Snapchat por el triple que Instagram: 3.000 millones de dólares. La oferta no fructificó, y pese a ganar la batalla, Spiegel perdió la guerra cuando Instagram lanzó las Stories. A Kevin Systrom, según se cuenta en el libro, le dio miedo que Facebook pudiera aplastar a la todavía débil Instagram (que tenía caídas constantes), y decidió vender «conservando la capacidad de dirección de forma independiente». Aquello acabó como acabó.
Snapchat llegó a despertar tanto interés y uso que además de con Poke, Facebook intentó competir con otras dos aplicaciones más, Slingshot y Riff. La primera era una aplicación de comunicación en la que se enviaban fotos a amigos, que tenían que enviarnos algo para poder verlas, tras lo que podían reaccionar. Riff estaba incluso más enfocada a competir con las Stories, aunque desde un punto de vista de hacer vídeos colaborativos con más amigos. Tampoco llegó a nada. Snapchat 3 – Facebook 0.
Lo mismo ocurrió con Rooms, la aplicación con la que Facebook quería entrar dentro del mundo de las aplicaciones en donde mantener el anonimato (ni quiera pedían iniciar sesión con credenciales de la compañía). Con esta, no competía especialmente con ninguna otra. Así fueron otras como Facebook Moments.
Zuckerberg intentará ganar por todos los medios: lanzando aplicaciones que compitan con las exitosas, comprándolas (Instagram y WhatsApp e intento con Snapchat) o integrando sus funciones en existentes (Stories de Snapchat en Instagram)
En los últimos años, volvieron a lanzar aplicaciones para competir con otras redes sociales de cierto éxito. Es el caso de Bonfire, un competidor del actual HouseParty. Hobbi fue lanzada para competir con Pinterest, y acaba de cerrar. El mismo destino ha seguido Lasso, de la que Zuckerberg llegó a hablar en conversaciones internas como su apuesta para competir con Tiktok en países donde la red social china aún no era muy potente. Todas estas apps están ahora enterradas.