Lo
que
vivimos
en
nuestra
infancia
influye
considerablemente
en
el
desarrollo
que
tenemos,
afectando
no
sólo
nuestra
salud
emocional
y
mental
sino
muchas
veces
también
nuestra
salud
física.
Aunque
podemos
pensar
que
crecimos
rodeados
situaciones
complicadas,
si
puedes
responder «si»
a
estas
preguntas,
seguramente
viviste
una
infancia
más
feliz
de
lo
que
recuerdas.
Según
datos
de
UNICEF,
cerca
de
400
millones
de
niños
en
todo
el
mundo
sufren
habitualmente
algún
tipo
de
disciplina
violenta
en
sus
hogares
y
atherine
Russell,
Directora
Ejecutiva
de
UNICEF
asegura
que
“una
crianza
afectuosa
y
lúdica
aporta
alegría
y
contribuye
también
a
que
los
niños
y
las
niñas
se
sientan
seguros,
aprendan,
desarrollen
habilidades
y
exploren
el
mundo
que
los
rodea”.
Puede
que
este
sea
tu
caso
y
que
hayas
tenido
una
infancia
maravillosa,
si
es
así
podrás
responder
afirmativamente
a
las
siguientes
preguntas.
¿Creciste
en
un
lugar
sin
discusiones
a
gritos?
Las
investigaciones
sugieren
que
gritar
hace
que
los
niños
sean
más
agresivos
física
y
mentalmente,
además
de
hacerles
crecer
en
un
ambiente
en
el
que
no
se
sienten
seguros.
Cuando
gritamos
a
un
niño
podemos
empeorar
aún
más
su
comportamiento
y
hasta
provocar
síntomas
de
depresión,
según
señalan
los
estudios,
ya
que
la
reacción
que
generamos
es
el
miedo.
Una
comunicación
saludable
en
la
que
no
existen
gritos,
facilita
interacciones
más
fluidas
y
mejoran
la
seguridad
de
nuestra
infancia,
por
lo
tanto,
se
traduce
en
una
mayor
felicidad.

¿Evitaban
decirte
que «sí»
a
todo
lo
que
pedías?
Consentir
a
los
niños
y
darles
absolutamente
todo
lo
que
piden
puede
generar
que
se
conviertan
en «malcriados»
y
en
un
adulto
con
rasgos
poco
aceptables
y
empáticos.
Como
padres
deseamos
cuidar
a
nuestros
hijos
y
darles
mucho
amor,
pero
esto
no
significa
darles
todo
lo
que
piden
sino
que
podemos
regalar
poco
juguetes
y
enseñar
a
los
niños
que
la
auténtica
felicidad
no
está
en
lo
que
se
tiene,
sino
en
las
experiencias
y
en
las
relaciones.
¿Te
ponían
límites?
Aunque
podemos
pensar
que
no
hay
felicidad
en
una
infancia
en
la
que
nuestros
padres
ponen
límites,
sí
que
la
hay.
La
psicóloga
infantil
Irina
Gorelik,
explicaba
a
la
CNBC
que
la
crianza
amable
“permite
a
los
padres
establecer
límites
y
ser
firmes
cuando
sea
necesario,
pero
en
un
marco
para
que
se
haga
con
validación,
apoyo
y
ayudando
al
niño
a
sentirse
visto”
Los
límites
enseñan
aunque
pensemos
que
no,
y
según
la
neuropsicólogo
Álvaro
Bilbao,
los
niños
necesitan
límites
para
desarrollar
un
sentido
de
seguridad
y
comprender
qué
comportamientos
son
aceptables.
¿Pudiste
jugar
todos
los
días?
Jugar
es
imprescindible
para
el
desarrollo
infantil
y
por
desgracia,
no
es
algo
que
alcance
a
todos
los
niños
del
mundo.
Desde
UNICEF
explican
que
jugar
es
explorar,
es
aprender
sobre
el
mundo,
sobre
uno
mismo,
sobre
el
otro
y
sobre
la
vida.
Por
eso,
si
tuviste
la
suerte
de
compartir
momentos
de
juego
estás
enhorabuena,
porque
no
sólo
tendrás
recuerdos
maravillosos
sino
que
tus
padres
estuvieron
de
esta
forma
protegiendo
tu
salud
mental.
Como
explican
en
UNICEF,
“los
niños
que
juegan
habitualmente
con
sus
progenitores
tienen
menos
probabilidades
de
padecer
ansiedad,
depresión,
agresividad
y
problemas
de
sueño”.
¿Tenías
amigos
en
el
colegio
y
fuera
de
él?
La
amistad
y
las
relaciones
con
pares
son
fundamentales
para
el
desarrollo
de
los
niños.
Por
eso,
no
te
sentiste
ignorado
o
rechazado
por
amigos
de
tu
edad
y
tenías
tiempo
para
pasar
con
ellos,
conseguiste
muchos
de
los
beneficios
que
aporta
la
amistad
cuando
somos
niños,
como
la
seguridad,
el
desarrollo
de
habilidades
o
el
apoyo.

¿Te
dejaban
resolver
tus
problemas?
Si
tus
padres
intentaban
siempre
evitar
que
te
sintieras
incómodo
y
resolvían
los
problemas
por
ti,
te
impedían
enfrentar
y
superar
desafíos
del
mundo
real.
Mientras
que
si
te
dejaban
resolver
tus
problemas,
lo
que
hicieron
tus
padres
fue
evitar
caer
en
lo
que
el
doctor
en
psicología
Padraic
Gibson
llama
la
“jaula
de
oro
de
la
crianza”.
Un
padre
que
deja
equivocarse
a
su
niño
y
experimentar
fracasos
así
como
resolver
las
cosas
por
su
cuenta,
favorece
una
infancia
de
aprendizaje
en
la
cual
se
brindan
herramientas
para
manejarse
adecuadamente
en
la
vida
adulta,
ayudando
de
forma
directa
a
desarrollar
una
autoestima
genuina.
¿Tu
familia
pasaba
tiempo
contigo?
Esta
es
una
de
las
claves
de
la
infancia,
ya
que
podemos
tener
padres
que
sean
fantasmas
o
padres
que
estén
verdaderamente
presentes.
Mientras
que
los
padres
fantasmas
son
únicamente
proveedores
de
cosas
materiales
y
se
aseguran
que
no
falte
nada
a
los
niños
a
nivel
material
o
económico,
los
segundos
nos
dedican
lo
más
valioso
que
tenemos
en
la
actualidad:
el
tiempo.
Si
tuviste
la
suerte
de
pasar
tiempo
con
tu
familia,
con
tus
padres,
hermanos,
primos
y
tíos
sin
duda
tu
infancia
ha
sido
más
feliz
de
lo
que
recuerdas.
Referencias
-
Ming-Te
Wang,
Sarah
Kenny.
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Links
Between
Fathers’
and
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Harsh
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https://srcd.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/cdev.12143 -
Mackenbach
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