Si los jóvenes de la Generación Z dejaran de tomar cafés en Starbucks, podrían comprarse una casa… o eso afirma esta CEO

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El encarecimiento de la vivienda y cómo esto afecta cada vez profundamente a los jóvenes es un debate que está sobre la mesa de muchos países avanzados (el nuestro, sin ir más lejos). Pero una propuesta dirigida a los jóvenes estadounidenses se ha abierto camino hasta los titulares de los medios: la de renunciar al Starbucks para poder comprar una casa.

La frase, pronunciada por Pamela Liebman, CEO de Corcoran Group, ha desatado un intenso intercambio de opiniones entre quienes la consideran una provocación fuera de lugar y quienes creen que apunta a un problema real de hábitos de consumo.

Liebman insiste en aunque los jóvenes perciben una crisis sin precedentes, «los desafíos no son muy distintos de los que enfrentaron sus padres»… al menos en Nueva York, mientras recuerda que en los años 80 y 90 las opciones eran mucho más limitadas, con barrios poco desarrollados y precios igualmente altos.

Sin embargo, los jóvenes de hoy compran casas más tarde que cualquier generación previa, con la edad promedio del comprador primerizo alcanzando los 38 años, la más alta desde que existen registros. Además, las generaciones millennial y Gen Z cargan con el peso de haber vivido la recesión de 2008, la pandemia y la etapa de tasas hipotecarias más elevadas desde principios de los 2000.

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En otras palabras: aunque puedan ver comparables ambas situaciones, los datos muestran que sí existe una brecha histórica real de acceso a la vivienda.

«Dejad de comprar en Starbucks» (y otras recomendaciones de austeridad)

Liebman enumera otros «gastos evitables»:

  • usar Uber en vez de transporte público,
  • desayunar fuera cada día,
  • salir tres noches por semana,
  • alcohol,
  • compras impulsivas.

«Todo eso suma», recalca, e incluso sugiere prácticas alternativas como los ‘dinner clubs’, donde amigos se reúnen para cocinar en casa en vez de salir a restaurantes, un hábito que —dice— muchos jóvenes ya adoptan con entusiasmo.

¿Sirve realmente renunciar al café diario para comprar una casa?

Latte

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Por lo general, los analistas reconocen que, si bien los pequeños ahorros ayudan, «no generan una diferencia enorme en el mercado actual». Para progresar más rápido, recomienda medidas más estructurales:

  • compartir vivienda,
  • mudarse con la familia,
  • buscar ingresos adicionales,
  • plantearse vivir en lugares más asequibles.

Además, la mayoría de jóvenes ya está recortando gastos, y muchos han reducido salidas, cambiado a tiendas más baratas o tomado trabajos extra para ahorrar. El mito de la generación derrochadora no coincide con los datos, que muestran comportamientos financieros más prudentes de lo que sugiere el estereotipo.

Por otro lado, las cifras son bastante contundentes:

  • El pago inicial promedio en EE.UU. supera los 30.400 dólares.
  • En Manhattan, el precio mediano supera 1.2 millones de dólares.

Pretender ahorrar todo eso únicamente a base de renunciar al café es, claramente, insuficiente.

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El verdadero problema: precios, intereses e inflación inmobiliaria

Varios medios estadounidenses le han recordado igualmente a Liebman que:

  • Los precios de vivienda siguen muy por encima de niveles prepandemia.
  • Las tasas hipotecarias del 6–7% duplican las de 2020.
  • Los seguros y los impuestos inmobiliarios se han disparado un 70% en algunas regiones desde 2021.
  • Aunque la oferta ha aumentado, no lo suficiente para abaratar precios significativamente.

¿En serio se está culpando a los jóvenes por una crisis estructural?

Renunciar al café, a Uber o a cenar fuera no va a resolver la crisis de vivienda. No es suficiente para compensar décadas de inflación inmobiliaria y de salarios estancados. Por útil que sea destacar la importancia de la disciplina financiera, convertir un problema estructural en un problema individual siempre es una simplificación peligrosa.

Quizá el debate no debería centrarse en si Gen Z compra demasiados lattes, sino en por qué una generación teóricamente bien formada tiene que ver la vivienda como un sueño cada vez más lejano.

Vía | Newsweek

Imágenes | Marcos Merino mediante IA

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