Cuando pensamos en belleza, la mayoría de nosotras tenemos como prioridad el cuidado del rostro y el cuerpo con la exclusiva finalidad de alcanzar resultados visibles y efectivos. Salvo excepciones, el cuidado de los sentidos y el paso al bienestar no están en los cálculos de las que trabajamos, dentro y fuera de casa, sin darnos cuenta de que la concesión de un descanso y relax, puede ser la mayor y más visible fuente de belleza.
En atención a estas consideraciones, hace unos días me otorgué la posibilidad de visitar un spa en mi propia ciudad, rompiendo la rutina para regalarme un a desconexión física y mental que me hizo retomar la rutina con otra perspectiva.
Antes de contar mi experiencia, y por si sois de las que uno sabéis disfrutar por las obligaciones, os explico has que punto un simple masaje relajante con productos cosméticos o aceites esenciales indicados para una finalidad concreta puede ayudarnos. Parar para ‘resetear’, aunque sea por unas horas, cambia por completo el chip.
Cuidado físico y psíquico
Para comenzar, el simple espacio en el que se desarrolla un masaje está dirigido a la relajación y calma. Música, intensidad tenue de luz, aroma…, un entorno que habitualmente no somos capaces de otorgarnos y sale por completo de la carrera, ruido y ritmo diario.
En cuanto a los beneficios físicos, un masaje relajante ayuda a reducir dolores, contracturas, tensión y flexibiliza en cierta manera articulaciones, todo fundamental para los que trabajamos delante de un ordenador o sentados día tras día frente a una mesa.
Los masajes dirigidos a relajar son suaves, activan la circulación y el sistema linfático, lo que favorece la oxigenación y detoxificación del organismo con el consiguiente efecto positivo sobre la salud de la piel. Hidratación, detoxificacion y buen circulación favorecen una mejora en el aspecto de la piel.
Un masaje dirigido a relajar reduce el nivel de estrés y alivia los dolores de cabeza y migrañas de tipo tensional, al aportar tranquilidad y sentimiento de felicidad, que a su vez estimula la secreción de la hormona serotonina y colabora a una diminución del cortisol.
Sentirnos de alguna manera mimados y cuidados, aunque sea por nuestra propia voluntad, eleva la autoestima y combate la ansiedad. Además hace que aparezca esa maravillosa reflexión que nos suele abordar en su curso, «¿Por qué no lo hago más?», o ese » Desde ahora prometo cuidarme más» … Y es que después de un masaje siempre salgo contenta, me siento renovada por dentro y por fuera porque me aporta equilibrio y sube mi estado de ánimo. Además es un estupendo aliado contra la fatiga, cansancio y rutina.
Aun con todo lo anterior, se debe tener en cuenta que incluso un masaje relajante debe ser llevado a cabo por personas formadas, dado que en algunas circunstancias puede tener contraindicaciones, debiendo consultar al médico antes de llevarlo a cabo en casos de tratamientos médicos, problemas vasculares, postoperatorios o problemas dermatológicos, entre otros.
Mi experiencia
Como os he contado, y bajo estas consideraciones, la semana pasada decidí cambiar el tiempo que dedico a cabina para cuidar mi rostro, por un protocolo corporal con productos de tratamiento dirigidos a tonificar mi piel. Elegí mi tiempo libre de mediodía y el Biloba Spa, el espacio wellness del Hotel VP Plaza España Design 5 estrellas por su estupendo emplazamiento y porque acaba de incorporar los productos y tratamientos faciales y corporales de Natura Bissé con una carta de servicios que incluye desde tratamientos premium antiedad para recuperar la energía y vitalidad como tratamientos corporales de exfoliación a base de rosa de Damasco y polvo de diamante.
Entre los más singulares, los tratamientos antioxidantes para pieles dañadas por el sol o los enfocados a combatir los efectos contaminantes de la vida urbana en la piel. Además ofrece técnicas de drenaje linfático, servicios de depilación, manicura y pedicura, entre otros. ¿Mi elección? Circuito de aguas y sauna en el spa, para pasar a un masaje relajante con productos aceites esenciales de la firma, que me hizo desconectar, subir la energía y continuar mi día descansada y con una amplia sonrisa.
Fue al salir, cuando me prometí repetir más a menudo para cuidarme y pensar un poco más en mi. Y tú, ¿eres capaz de romper con la rutina y acudir a un spa en tu propia ciudad?
Fotos | Jill Heyer en Pixabay