El primer domingo del año ha sido el elegido para que ATRESplayer Premium estrene el primer episodio de su nueva comedia, ‘Señor, dame paciencia‘. Serie que llega con la promesa de continuar la película de Álvaro Díaz Lorenzo, esta vez en un formato de cuarenta minutos.
Protagonizada de nuevo por Jordi Sánchez, el guion de Benjamín Herranz y Juan Ramón Ruiz de Somavía comienza con Gregorio recibiendo una noticia funesta: el seguro le niega la indemnización por la muerte de su mujer. Esto le pondrá en pié de guerra queriendo reclamar lo que es suyo, aunque eso signifique morder la mano que le da de comer.
Para él es una cruzada para que su mujer (Silvia Abril), que se presenta en forma fantasmagórica, pueda irse al más allá. Mientras, conocemos a la familia, que es reintroducida y cuya principal trama en este episodio es el intento de Carlos (Félix Gómez) y su pareja (Santi Cuquejo) por adoptar una criatura.
Separándose de la película pero conserva los tópicos
Sorprende que, siendo una especie de continuación de la película de hace cuatro años, la serie se separe bastante en cuanto, sobre todo, el dramatis personae. Sí que Jordi Sánchez repite su papel de banquero conservador, madridista y gruñón, pero donde tenemos cambios es en sus vástagos. Y no me refiero realmente al reparto.
Si bien se mantienen ciertas esencias en torno a los personajes originales hay cambios evidentes en su diseño y sus vidas. Eso incluye también a las parejas de estos (la de Carlos ya no es un senegalés vasco, por ejemplo) lo que propone unos nuevos ingredientes para un cóctel similar.
Hay que reconocer que si uno va a ver ‘Señor, dame paciencia’ sabe perfectamente a lo que va. El humor se construye a base de tópicos, que empapan hasta la última gota de los personajes (a veces, de hecho, resultan inverosímiles ciertos rasgos) y que condicionan por completo el tono de la serie.
Claro, es un humor básico (malo) y lo suficientemente blanco, dirigido a su público principal que es el familiar, el de Antena 3 —que emitirá la serie tras su paso por la plataforma—. Así, si bien navegamos entre estereotipos el guion es inocuo, algo malo, bordeando cierta visión anticuada y no solo por parte del protagonista (que para algo es un carcamal).
En resumidas cuentas, el episodio inicial de ‘Señor, dame paciencia’ se pierde algo en los estereotipos a la hora de diseñar una comedia familiar que es, quizás, demasiado perezosa en su planteamiento.