Chico y chica en edad adolescente se conocen y se enamoran, pero su amor es imposible por motivos sobrenaturales. Con este argumento de apenas una línea se han creado miles de obras inmortales y películas inolvidables con las que todos nos hemos emocionado en un momento u otro.
Una de ellas es ‘Your name‘, la obra de Makoto Shinkai que removió corazones y vació lacrimales hace ya tres años. Éramos muchos los que esperáramos la llegada de lo siguiente del director, que se ha hecho de rogar. Por suerte, en el Zinemaldi donostiarra ya se ha podido ver ‘El tiempo contigo’, que trata de repetir el éxito de su film anterior… sin demasiada fortuna.
No es que a los fans de Shinkai les pille de improviso: en su filmografía, desde el compendio de mediometrajes interconectados ‘5 centímetros por segundo’ hasta la amistosa ‘El jardín de las palabras‘, el director repite gran parte de sus obsesiones y destaca por tratar de dotar de realismo a sus películas, incluso las que tienen un corte fantástico, situándose en las antípodas de Hayao Miyazaki.
En ‘El tiempo contigo’, proyectada en la sección «Perlas» de San Sebastián 2019, continúa su obsesión por el preciosismo visual y la necesidad de madurar, pero, en este caso, la repetición de temas no hace que estén perfeccionados, sino que la máquina empiece a sonar oxidada.
La chica que podía parar la lluvia
‘El tiempo contigo’ es una traducción muy inteligente de ‘Tenki no ko», en la que seguimos a Hodaka Morishima, un adolescente sin oficio ni beneficio que llega a un Tokio siempre lluvioso para tratar de ganarse la vida por su cuenta. Allí conoce a una adolescente, Hina Amano, capaz de parar la lluvia y dejar que el sol pase entre las nubes por un tiempo limitado, y deciden hacer negocio con ello. Claro, por el camino se enamoran. Mala cosa.
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El mayor problema de ‘El tiempo contigo’ tiene que ver con el punto de vista desde el que se cuenta la historia. El film tiene un personaje tremendamente interesante, Hina, cuyas diatribas, dudas, sacrificios, decisiones y problemas son el motor real de la historia, por lo que resulta incomprensible que sea Hodaka el que lleve el peso de la misma, especialmente teniendo en cuenta lo poco que llega a importar lo que le ocurra.
Hodaka no está especialmente bien desarrollado y su presencia termina siendo irritante, poniendo el mundo a su disposición y relegando la personalidad del resto de secundarios a la suya propia: llegados a un punto, todos existen por y para que Hodaka consiga sus intereses, algo que ni siquiera se gana durante la cinta.
Por supuesto, no todo es frustración en la cinta de Shinkai: la animación es absolutamente espectacular, como se esperaba en una película del director. Las escenas en las que Hina utiliza sus poderes de parar la lluvia son absoluto preciosismo audiovisual, y aquellas más centradas en el día a día mantienen el perfeccionismo natural y la búsqueda del realismo que ha marcado su carrera hasta ahora.
En este sentido no hay que temer: si en ‘Your name’ la animación ya era una de las grandes bazas del film, aquí se crece y se convierte en el motivo principal para el disfrute, alcanzando nivel de maestría absoluta.
‘El tiempo contigo’ es bonita, pero podría haber dado para más
‘El tiempo contigo’ tiene mucho que ofrecer, especialmente en su amplio catálogo de personajes secundarios divertidos y únicos, a los que apenas se les da continuación a pesar de su innegable interés. En lugar de potenciar el carisma de sus personajes secundarios, la película prefiere centrarse en otra trama haciendo que las acciones de algunos de ellos en su (imposible) resolución no sean siquiera coherentes.
De hecho, la impresión final que deja en el espectador es que la película no es sino un cortometraje alargado en el que una buena idea se ve lastrada por la acumulación de minutos y personajes que no aportan nada a lo que se quiere contar.
Una oportunidad perdida. No es que ‘El tiempo contigo’ sea mala en absoluto, pero no consigue emocionar de la manera que se propone ni, tratando de jugar en la misma liga, puede compararse con ‘Your name’. El personaje protagonista carece de interés, la trama se alarga más de lo necesario y, por momentos, tan solo destaca por su magnífica animación, capaz de hipnotizar hasta al menos creyente en el mundo del anime. Ojalá conectemos en la próxima, Makoto Shinkai.