Durante muchos años, en España se escuchaba aquello de «Yo no soy monárquico, soy Juancarlista». Hoy por hoy no quedan muchos admiradores de la figura de Juan Carlos I por motivos obvios: la explosión de escándalos desde el famoso «Lo siento, me he equivocado y no volverá a ocurrir» ha sido tal y tan imposible de controlar que es difícil entender qué ha pasado exactamente. Por eso, ‘Salvar al rey’ es un documental tan importante, a pesar de que se quede un poco a medias en sus intenciones.
Saltando por encima de la ley
Casi todo lo que cuenta la serie de HBO Max ya lo sabíamos: el «accidente de caza» que mató a su hermano, el fraude fiscal masivo, su affaire con Bárbara Rey, la huida a los Emiratos Árabes… Pero visto en contexto y con testimonios de primera mano (desde Iñaki Gabilondo hasta Mario Conde), todo cobra un nuevo sentido que quizá reducimos al «Vaya sinvergüenza» a costa de verlo a lo largo de los años. ‘Salvar al rey’ plantea la vida del emérito como excusa para plantear la compleja trama que se creó para salvar la monarquía a costa de sacrificarle socialmente.
Hace años, la tela que se ponía delante de la corona española evitaba que una democracia española aún frágil se enterara de sus líos de faldas (que, francamente, son lo de menos), de sus empresas fraudulentas y sus tejemanejes sociopolíticos. Tras una etapa en la que algunas revistas se atrevían a publicar reportajes amarillistas contra su figura, como ‘Tribuna’, y a la vista de una olla express a punto de explotar, hemos pasado en muy poco tiempo de ‘Felipe y Letizia’ a ‘Salvar al rey’. De lo onírico y majestuoso al barrizal patético.
La serie de HBO Max empieza desde Franco y no se calla nada ni pasa de puntillas por algunos de los hechos más punibles y bochornosos del Borbón. Habla de su amistad con Franco, el 23-F, la casa que tenía para estar con sus queridas, las tramas de asesinato y desfalco, su obsesión con Corinna, su desapego total y absoluto con la realidad… Tras décadas en las que hablar mal del rey estaba prácticamente prohibido porque «salvó la Transición», sigue siendo sorprendente que este documental pueda existir sin ningún tipo de presión política para su retirada. Pero hay un motivo para ello.
Simpático holgazán
La propia ‘Salvar al rey’ da el motivo por el que puede existir: cuando Juan Carlos I estaba convencido de divorciarse de Sofía y casarse con Corinna (un golpe que quiso parar ni más ni menos que Mariano Rajoy), el equipo del rey decidió que era hora de abrir la presa, dejar que saliera todo el agua y obligarle a abdicar para proteger la institución, algo que han conseguido a medias: si en 1996 los republicanos apenas eran un 9,7% de la población, ahora ronda el 50% según los estudios de Electomanía.
La serie de HBO Max no termina de atreverse a meter un par de puntillas a Felipe VI, pero sí deja caer que se le tuvo que vender como el rey perfecto e infalible para ponerle en contraposición de su padre: mira este qué gañán, menos mal que nos hemos librado de él y nos lidera alguien recto. Es una pena que la propia ‘Salvar al rey’ deje claro que es un muro impuesto desde los mismos poderes que permiten que la serie exista, pero no impide el disfrute absoluto de la serie.
Creo que tanto monárquicos como republicanos tenemos claro que, por mucho que prefieras un modelo de estado u otro, Juan Carlos I no era el adecuado para liderarlo, pero ver todos los motivos por los que era así recopilados en menos de tres horas es impresionante. A ratos parece una película de espías: pruebas destruidas, viajes internacionales secretos, micrófonos escondidos, llamadas grabadas, amenazas de muerte, infidelidades… Si en España no hacemos nuestra ‘The crown’ particular es porque la ficción jamás podrá superar a la realidad.
Un besito… Muac
Aunque lo que ‘Salvar al rey’ cuenta es increíble y demuestra la existencia de un plan para salvaguardar la monarquía a cualquier coste social, la política deja paso a nuestros instintos más primarios: el cotilleo. La serie de HBO Max cuenta los diferentes affaires de Juan Carlos I con Bárbara Rey, Corinna o Queca Campillo. La gran novedad no es que ya no sean «amigas entrañables» sino «amantes»: es que tenemos cintas en las que habla con ellas y que explican algunos de los momentos clave de la historia de la España rosa.
A finales de los 90, Bárbara Rey apareció en su coche delante de la prensa diciendo que iban a asesinarla. Después, en una llamada a ‘Tómbola’ anunció que tenía microfonada por toda su casa, algo que Jesús Mariñas aprovechó para hacer risa. Muchos en España se rieron de la vedette, y se la llegó a calificar de trastornada, pero ahora este documental es capaz de vengarla: Bárbara Rey tenía razón.
‘Salvar al rey’ es un repaso a la historia de la democracia en España a través de personajes, medios de comunicación, chantajes, traiciones y sexo, pero también es el retrato de un personaje que se tomó demasiado a pecho su inviolabilidad y destruyó todo su posible legado, casi obligando a un país a cambiar de modelo de estado. Aún en 2022, y siendo conscientes de todo lo que el documental tendrá que haber callado (todo esto parece solo la punta del iceberg), es sorprendente ver la autodestrucción de alguien que lo tenía todo, incluyendo a la prensa.
Al final de estos tres episodios, del campechano ya no quedará nada: habrá sido sustituido en la cabeza del más monárquico por la imagen de un vividor fraudulento y obsesivo. ¿Sabemos todo lo que cuentan? Por supuesto. ¿Hay que contarlo en televisión para que exista? Sin duda.