A
finales
de
septiembre
de
2022,
la
misión
DART
(Double
Asteroid
Redirection
Test)
hacía
historia,
curiosamente,
estampándose
contra
un
asteroide.
El
hito
no
estuvo
en
el
impacto
en
sí
sino
en
lograr
con
él
desviar
levemente
la
trayectoria
de
un
asteroide,
Dimorphos.
Lo
esperado
y
lo
inesperado.
Un
nuevo
estudio
sobre
los
efectos
del
impacto
de
DART
en
el
asteroide
Dimorphos
han
revelado
nuevos
detalles
sobre
estos.
Como
era
de
esperar
y
como
habían
revelado
los
primeros
análisis,
DART
logró
desviar
la
trayectoria
orbital
de
la
roca
espacial.
Sin
embargo,
su
impacto
también
hizo
que
esta
se
deformara
notablemente.
El
asteroide,
explica
el
equipo,
tenía
inicialmente
una
forma
oblata,
es
decir,
achatada
en
los
polos,
como
la
Tierra,
“la
forma
de
una
hamburguesa”,
señalan.
Tras
el
impacto,
el
asteroide
pasó
a
tener
una
forma
más
bien
prolata,
alargada
en
los
polos,
como
un
balón
de
rugby.
“En
su
mayor
parte,
nuestras
predicciones
pre-impacto
sobre
cómo
DART
cambiaría
la
forma
en
la
que
Didymos
y
su
luna
[Dimorphos]
se
mueven
en
el
espacio
eran
correctas,”
explicaba
en
una
nota
de
prensa
Derek
Richardson,
quien
lidera
el
análisis
de
los
efectos
de
la
sonda.
“Pero
hay
algunos
descubrimientos
inesperados
que
ayudan
a
proveer
de
una
mejor
imagen
sobre
como
los
asteroides
y
otros
pequeños
cuerpos
se
forman
y
evolucionan
a
lo
largo
del
tiempo.”
Dando
tumbos.
Según
el
nuevo
estudio,
el
impacto
habría
hecho
que
Dimorfos
pasara
de
un
estado
de
equilibrio
con
su
asteroide
principal
Didymos
semejante
al
que
tiene
nuestra
Luna
con
la
Tierra.
Es
decir,
Dimorfos
daba
siempre
la
misma
cara
a
Didymos,
al
menos
hasta
que
llegó
DART.
Ahora
el
sistema
está
fuera
de
su
alineación,
señala
Richardson.
Esto
implica
que
puede
tambalearse
cambiando
de
orientación,
incluso
acabar
“dando
tumpos”,
rotando
de
forma
caótica
e
impredecible.
Formación
de
asteroides.
El
nuevo
estudio
nos
puede
dar
también
pistas
sobre
la
formación
de
asteroides.
Según
explica
el
equipo,
el
impacto
liberó
pequeñas
rocas
que
quedaron
en
la
órbita
del
sistema
de
asteroides.
Estas
contribuyeron
a
alterar
el
movimiento
orbital
en
el
sistema,
pero
estos
cambios
en
el
equilibrio
gravitatorio
no
parecen
haber
alterado
la
forma
de
Didymos.
Esto
implica,
añade
el
equipo,
que
el
asteroide
principal
del
sistema
era
lo
suficientemente
rígido
y
firme
como
para
mantener
su
forma
tras
la
formación
de
su
luna
Dimorfos.
Los
detalles
del
trabajo
fueron
publicados
en
un
artículo
en
la
revista
Planetary
Science
Journal.
El
turno
de
Hera.
La
comunidad
científica
espera
la
llegada
de
Hera,
la
misión
de
la
Agencia
Espacial
Europea
(ESA)
destinada
a
hacer
un
seguimiento
del
sistema
y
recabar
nuevos
datos
in
situ.
Si
todo
continúa
según
lo
previsto,
Hera
comenzará
en
octubre
un
viaje
que
la
llevará
a
alcanzar
el
doble
asteroide
hacia
finales
de
2026.
Los
datos
compilados
por
Hera
permitirán
un
análisis
aún
más
exhaustivo
del
impacto
de
la
misión
DART.
Esto
a
su
vez
será
lo
que
nos
otorgue
pistas
clave
que
nos
permitan
planear
misiones
que
protejan
nuestro
planeta
del
choque
de
asteroides.
Hera
quizás
nos
permita
también
saber
cuándo
regresará
este
sistema
al
equilibrio
del
que
la
misión
DART
lo
sacó.
El
equipo
incluso
especula
con
la
posibilidad
de
una
misión
que
alcance
la
superficie
del
asteroide.
Aún
habrá
que
esperar
mucho
antes
de
siquiera
comenzar
a
planear
tal
misión.
Imagen
|
NASA/Johns
Hopkins
APL/Steve
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