El primer coche eléctrico de Reino Unido. Así cataloga la empresa Young Driver Motor Cars a su nuevo coche eléctrico para niños: el Firefly Sport.
Normalmente diríamos que es otro de los muchos coches eléctricos para niños, pero lo cierto es que no tiene nada que ver con cualquiera de los que conocemos.
Su primer coche, en el sentido estricto de la palabra
El Firefly Sport tiene todo lo necesario para considerarse un coche real a escala reducida y eso lo convierte en lo más parecido a un automóvil de verdad que puede conducir un niño. Al menos de forma legal (obviamente, no por la carretera).
Aunque cada vez son menos, todavía hay miles de niños aficionados a los coches que sueñan con conducir antes de cumplir la edad legal para hacerlo. Existen cientos de opciones para amenizar la espera, desde simuladores de conducción, hasta los múltiples modelos de coches eléctricos para niños.
Estos últimos se han hecho especialmente populares en los últimos años. El problema es que ocupan mucho espacio en casa y la mayoría no son precisamente baratos, sobre todo algunos. Pero existe la posibilidad de alquilarlos, de hecho, cada vez son más los centros comerciales que ofrecen esta opción.
De la misma forma que en el mercado de coches reales, hay muchas alternativas disponibles, pero la propuesta de la compañía británica Young Drive Motor Cars es especialmente llamativa.
Se llama Firefly Sport y no tiene nada que ver con los típicos coches infantiles que circulan por los pasillos de los centros comerciales. Que sus creadores lo consideren un coche real puede parecer pretencioso, pero lo cierto es que incorpora muchas soluciones heredadas de los automóviles de verdad.
Sin ir más lejos, los responsables del proyecto han trabajado en la marcas como Aston Martin, Bentley, Land Rover y MG. Todos ellos se han encargado de diseñar el Firefly Sport con piezas y componentes de origen británico, por eso lo consideran el primer coche 100% eléctrico de Reino Unido.
Por supuesto, se fabrica en West Midlands, el corazón de la industria del motor británica, y su producción en serie ha arrancado este mes, por lo que ya está a la venta, pero solo a través de proveedores locales. Desde luego, su ADN no puede ser más británico.
Está enfocado a niños de entre 4 y 10 años (aunque un adulto puede ponerse al volante) y algunas de sus especificaciones podrían pasar perfectamente por las de un coche convencional. Es el caso del chasis de aluminio, la suspensión independiente, la dirección de cremallera o las llantas de aleación.
También cuenta con faros LED, intermitentes, luces de freno y opciones ilimitadas a la hora de pintar la carrocería. Por dentro, destaca la instrumentación digital, que muestra el porcentaje de carga de la batería, la velocidad y la hora.
También tiene cámara de marcha atrás y una pantalla central desde la que se puede elegir la música o uno de los 1.000 efectos de sonido disponibles. Además, hay dos tipos de asientos disponibles y el del conductor siempre es ajustable con varios reglajes. Los colores de la tapicería también se pueden configurar a medida.
De darle vida se encargan dos motores eléctricos sincronizados y Young Drive Motor Cars promete que están diseñados para imitar el funcionamiento de los de un coche eléctrico real y que la conducción sea lo más parecida posible. Hay varias baterías disponibles y hasta una opción de carga solar.
¿Lo malo? Como suele ser habitual en estos casos: el precio. Está disponible desde 11.500 libras con impuestos incluidos (20% de VAT). Es el equivalente a 13.530 euros, sin contar con que el IVA en España es del 21%. No llega a los 100.000 euros del Ferrari Testa Rossa J, pero no se puede decir que este “primer coche” sea precisamente asequible.