Son tiempos raros para ‘Rick y Morty’. La genial serie de animación volvió anoche (en HBO España y TNT tras su estreno en Estados Unidos) con el primer episodio de la segunda parte de la temporada 4 como parte de un compromiso de tener asegurados cada poco tiempo un puñado de los setenta episodios prometidos y la sensación de estar en un momento creativo extraño se hace notable.
En ‘La Rickstoria Intermimorty‘ (‘Never Ricking Morty’), este episodio de regreso, nos encontramos con un episodio que lo muestra. Jeff Loveness (guionista) y Erica Hayes (directora) juegan con nuestras expectativas y experimentan en un episodio que es trepidante y cambiante.
Si bien nada más comenzar parece que nos vamos a encontrar con una especie de antología, en realidad es un cóctel de narraciones, microhistorias, elementos narrativos y giros de guion. Toda una demostración de los palos que se pueden llegar a juntar en veinte minutos.
Grandes gags en una serie que necesita respirar
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Claro, este «story train» en el que nos hemos montado está lleno de cosas que funcionan y otras que no. Quizás lo mejor sea un momento en el que Morty tiene que esforzarse en contar una historia que supere el test de Bechdel y acaba con Summer y su madre lanzando rayos láser con el juju. Una gamberrada que funciona muy bien en su sátira.
Pero no deja de ser una más de un cúmulo de metagamberradas y comentarios sobre si algo es canon, si están o no en continuidad y tantas cosas propias de la construcción de una serie en las que el equipo de Roiland y Harmon nos mira directamente para decir una y otra vez «¿¡Qué queréis de nosotros!?»
‘Rick y Morty’ está en un momento en el que la serie es demasiado consciente de lo que se dice de ella. Ha entrado en un ciclo peligroso de tener que demostrar algo a los fans más tóxicos de la serie. No es que sea un episodio malo, pero sí se nota hecho por culpa de unos espectadores que se están doctorando en su visión de la comedia animada.
Que no está mal que los responsables de la serie no estén en una burbuja, pero aquí están picados, están cansados de la crítica y se encuentran asfixiados por la presión. Si hay algo que demuestran estos veinte minutos es que todavía tienen grandes ideas para la serie, pero necesitan respirar aire puro e ignorar gran parte del flujo de comentarios que la serie recibe.