La pandemia ha cambiado muchas cosas. Entre ellas cómo podemos trabajar en los negocios. Trabajar desde casa ya no es algo imposible, para muchas compañías es una opción. Las que han tenido posibilidad de ser más flexibles y reorganizar sus espacios de trabajo ya ofrecen reservar tu puesto de trabajo en la oficina mediante una app, la solución a la semipresencilidad de algunas empresas.
De esta forma el empleado pierde su puesto de trabajo tal y como lo entendemos ahora, su espacio en una mesa, siempre el mismo, su ordenador de sobremesa, pantalla y periféricos. No solo nos podemos sentar en cualquier lugar, sino también en cualquier planta o edificio de la compañía. Flexibilidad total.
La ventaja para las empresas está en que pueden alquilar y mantener menos espacio para sus trabajadores. No todos van a estar trabajando in situ a la vez. También es interesante que se asignen espacios colindantes a aquellos empleados que tienen que trabajar de forma conjunta en un mismo proyecto.
La parte negativa es que estas ventajas de la presencialidad como la mejora de la comunicación con los compañeros, una mejor asimilación de la cultura corporativa o mayor compromiso del empleado con la empresa acaban por diluirse.
Sobre el papel todo son ventajas. Pero la realidad se ha demostrado algo tozuda en este aspecto. Recuerdo cuando conocí el concepto de oficinas flexibles hace ya más de 20 años. Cada empleado tenía un portátil y se podía sentar en el lugar que quisiera. Pero siempre tendían a sentarse en los mismos lugares.
Parte de nuestra productividad está ligada a los hábitos. Y nos sentamos en el mismo lugar, queremos trabajar con un determinado orden. Nos da tranquilidad y nos ayuda a concentrarnos. ¿Es nuestro escritorio igual en casa que en la oficina? No. Y si nos movemos dentro de la oficina tampoco.
Adaptarnos a esta fórmula de trabajo implica que tenemos que volver a aprender a ser productivos sin importar desde donde lo hacemos, ni con qué dispositivo o al lado de quién estamos sentados. Y no es tan fácil. Todo cambio lleva un proceso de aprendizaje y en eso estamos ahora. Tal vez dentro de 10 años lo veamos como algo absolutamente normal, pero hoy en día siguen siendo la excepción.