El control horario de la jornada laboral está desatando bastantes polémicas a la hora de implantarlo en las empresas. Muchas lo entienden como una medida desproporcionada que no hace sino añadir más obligaciones administrativas a su día a día. Otras lo ven como una forma de reducir la competencia desleal entre empresas.
Al menos así opina la Ministra de Trabajo. Porque la realidad es que si una empresa está haciendo que sus empleados cumplan con su jornada laboral y otra de la competencia hace que los suyos aumenten su jornada, con horas extras que muchas veces ni siquiera se pagan, los costes de personal lógicamente no son iguales.
Existen dos puntos de vista. Los de las empresas que hasta ahora miraban para otro lado con los horarios. Hay que quedarse hasta que se acabe, pero no controlo lo que haces durante el día. No se toma en serio la productividad hasta que esta no implica un sobrecoste.
Y luego están las que directamente obligan a sus empleados a realizar jornadas que exceden con mucho los horarios que deberían hacer en su día a día. Son estas empresas que están ahorrando mucho dinero en cotizaciones, en horas extras o en personal que deberían contratar para cubrir estos horarios.
Y es aquí donde la Seguridad Social también tiene que estar pendiente de que se paguen estas horas extras y aumente la recaudación por este concepto. En muchas empresas no se han pagado horas extras nunca, en raras excepciones se compensan. Pero la verdad es que son muy pocas en las que no se hace nada.