Las
torrijas
de
leche
son
nuestras
favoritas,
precisamente
por
clásicas,
aunque
no
nos
podemos
resistir
a
probar
otras
variedades,
como
las
torrijas
de
natillas
o
las
torrijas
de
horchata.
Sin
embargo,
las
moderneces
no
terminan
de
convencernos
mucho,
y
puestos
a
elevar
este
humilde
postre
de
Semana
Santa,
qué
mejor
que
entregarnos
a
la
gula
con
unas
gozosas
torrijas
de
chocolate
caseras.
Que
no
es
lo
mismo
que
las
torrijas
con
chocolate.
Es
tan
sencillo
como
enriquecer
la
leche
con
chocolate
y
cacao,
sirviéndolas
después
con
una
salsa
sencilla
de
chocolate
fundido
espeso,
o
con
azúcar
mezclado
con
más
cacao
en
polvo.
Además,
cambiamos
los
aromáticos
tradicionales
de
la
infusión
(canela
y
piel
de
cítricos)
por
la
infalible
vainilla,
y
reducimos
un
poco
el
azúcar
de
la
leche
para
no
empalagar
demasiado,
dejando
el
mayor
protagonismo
al
sabor
del
cacao
más
intenso.
Poner
la
leche
a
calentar
en
un
cazo
o
cazuela.
Añadir
la
media
vaina
de
vainilla
abierta
y
sus
semillas
sacadas
con
un
cuchillo
afilado
(o
usar
un
poco
de
esencia),
el
azúcar,
el
chocolate
picado
y
el
cacao.
Remover
suavemente
con
unas
varillas
hasta
el
chocolate
se
funda
y
el
cacao
se
integre,
sin
dejar
que
llegue
a
hervir.
Una
vez
tengamos
una
leche
chocolateada
homogénea,
retirar
del
fuego
y
dejar
infusionar,
tapado,
al
menos
15
minutos,
o
hasta
que
esté
casi
fría.
Mientras,
cortar
el
pan
en
rebanadas
de
algo
más
de
1
cm
de
grosor,
y
no
más
de
2
cm,
o
al
gusto.
Disponer
en
una
o
dos
fuentes
profundas
y
regar
con
la
leche,
colándola.

Dar
la
vuelta
a
las
rebanadas
para
que
se
empapen
bien
por
ambos
lados,
dejándolas
que
absorban
toda
o
casi
toda
la
leche.
Si
aún
está
tibia
tardarán
menos
tiempo.
Conviene
dejarlas
en
remojo,
al
menos,
30
minutos.
También
depende
del
tipo
de
pan
y
del
grosor,
pues
podrían
llegar
a
deshacerse
demasiado
si
nos
pasamos.
Preparar
una
sartén
amplia
con
abundante
aceite,
un
recipiente
hondo
con
los
huevos
batidos,
y
una
o
dos
fuentes
con
papel
de
cocina
para
ir
sacando
las
torrijas.
Calentar
el
aceite
hasta
que
alcance
unos
170ºC
(180ºC
con
aceite
de
oliva),
pasarlas
por
el
huevo
cubriéndolas
bien,
y
freír
hasta
que
estén
bien
doradas,
volteándolas
con
cuidado.
Retirar
con
una
espumadera
a
la
fuente
para
que
escurra
el
aceite
en
el
papel,
y
continuar
cocinando
todas
las
rebanadas
del
mismo
modo.
Recortar
las
rebanas
de
huevo
que
hayan
podido
quedar
en
las
torrijas,
y
preparar
el
acabado
los
acabados.
Fundir
unos
150
g
de
buen
chocolate
negro
con
la
nata
líquida
hasta
homogeneizar,
mezclando
con
varillas.
Se
puede
ajustar
la
textura
al
gusto,
teniendo
en
cuenta
que
espesará
a
medida
que
se
enfríe.
Para
el
otro
acabado,
mezclar
abundante
azúcar
con
una
o
dos
cucharadas
de
cacao
tamizado,
y
espolvorear
o
rebozar
las
torrijas.
Con
qué
acompañar
las
torrijas
de
chocolate
En
familias
indecisas
lo
mejor
es
ofrecer
torrijas
de
chocolate
con
los
dos
acabados
propuestos,
con
la
mezcla
de
azúcar
y
cacao
tamizado
por
un
lado,
y
la
salsa
de
chocolate
caliente
por
otro;
combinar
ambas
nos
parece
ya
un
poco
excesivo.
Son
un
postre,
merienda
o
desayuno
bien
contundente,
por
lo
que
aconsejamos
disfrutarlas
sin
más
añadidos
que
algo
de
fruta
fresca
y
una
bebida
al
gusto
para
acompañar,
como
café,
té
o
un
sencillo
vaso
de
leche
sin
endulzar.
Aunque,
si
nos
controlamos
para
tomar
solo
una
ración,
tampoco
pasa
nada
por
permitirnos
un
día
coronar
la
torrija
con
helado
de
vainilla
o
nata
montada
casera.
En
DAP
|
Las
tres
mejores
recetas
de
pan
para
torrijas
(para
hacer
todo
el
proceso
sin
salir
de
casa)
En
DAP
|
Torrijas:
consejos
y
trucos
para
que
te
queden
perfectas








































