En un recipiente hondo y amplio introducimos el agua, mejor si está tibia, junto con la levadura fresca desmenuzada, la harina integral, el azúcar y la sal. Mezclamos bien antes de incorporar la harina de trigo de todo uso.
Mezcla de todos los ingredientes excepto la harina de trigo de todo uso
Removemos dentro del recipiente hasta que no podamos más (según se unan los ingredientes se hará complicado), entonces pasamos a la encimera y amasamos durante 10 minutos. También podemos usar un robot o amasadora si lo preferimos.
La masa resultante es elástica, homogénea y ligeramente pegajosa, pero muy manejable
El resultado será una masa elástica, homogénea y ligeramente pegajosa, pero muy manejable. Si este no fuera el caso, podemos añadir un poco más de harina y seguir amasando hasta conseguir la textura mencionada. Tapamos la masa con un paño y dejamos reposar durante una hora.
Tra el reposo inicial dividimos la masa en seis porciones
Transcurrido el tiempo de reposo la masa habrá crecido ligeramente. La dividimos en seis porciones de igual peso y boleamos cada una de ellas. Espolvoreamos un poco de harina sobre la superficie de trabajo y estiramos cada porción con un rodillo, formando un disco. Los colocamos sobre papel de horno.
Disco de masa listo para el segundo reposo
Cubrimos los discos con el paño y dejamos reposar durante 30 minutos. Mientras tanto encendemos el horno al máximo, con calor arriba y abajo, y dejamos en su interior una de sus bandejas. Es muy importante que el horno esté muy caliente, el nuestro estaba a 280 ºC.
Horneamos los panes de dos en dos, con sus respectivos papeles de horno, sobre la bandeja caliente durante cinco minutos (2-3 minutos más si vuestro horno alcanza menos temperatura). Los panes se llenan de aire caliente y se hinchan, tal y como podéis ver en el vídeo de arriba. Cuando los saquemos, para que se mantengan maleables, los envolvemos (en caliente) en un paño hasta el momento de consumir.